Alternativa al futuro

/ Relato del porvenir /

Dulce María Sauri Riancho

SemMéxico. Mérida, Yucatán.- La disputa por el pasado entre los principales actores políticos del país impide avizorar cuestiones clave sobre el futuro que viene, así se trate de 2024.

Gobierno y oposiciones se disputan el sitio consignado en el refrán: “todo tiempo pasado fue mejor”.

El presidente de la república cada mañana al despuntar el día arroja nostalgias por un pasado que podemos fijar alrededor de la década de 1970. Las políticas públicas que impulsa su gobierno, sus proyectos e incluso su estilo personal de gobernar parecen inspirados en las acciones de sus antecesores de hace 50 años o más.

Por otro lado, los partidos que gobernaron en las primeras décadas del siglo XXI y que hoy se encuentran en la oposición concentran sus energías en denunciar las desviaciones de un proyecto de modernización que tuvo un final abrupto al iniciar el actual gobierno. Quizá sin intención deliberada, proyectan la imagen de querer desandar las manecillas del reloj político para dejarlas en 2012 (PAN) o en noviembre de 2018 (PRI).

El presidente López Obrador se esfuerza por “blindar” las políticas y las obras públicas que, desde su perspectiva, constituirán su legado, para lo cual ha entregado atribuciones a las Fuerzas Armadas en tareas de gobierno, imposibles de imaginar hace apenas tres años. Y lo más importante: construye la opción que, dentro de sus leales, pueda asegurarle la continuidad del proceso autobautizado como la “cuarta transformación”.

Del otro lado, las oposiciones concentran sus fuerzas en denunciar esos intentos de continuismo que pasan por reformas constitucionales, como la eléctrica o la electoral. Esta última, con la clara finalidad de debilitar al Instituto Nacional Electoral (INE).

Sin ser tocado por el fuego del diario debate, el futuro no nos espera para llegar. La inercia de los enfrentamientos entre gobierno y opositores de partidos, asociaciones civiles y ciudadanas, académicos e intelectuales, medios de comunicación, etc., poco ayudan a vislumbrar siquiera una alternativa para los años por venir.

Subrayo la palabra: “alternativa”, no como una oposición a ultranza a toda acción o propuesta que provenga del presidente de la república o de su movimiento político que, por cierto, cierra el año gobernando más de la mitad de los estados del país.

“Alternativa”, sin descalificaciones a priori, significa reflexionar y debatir sobre cuatro puntos: uno, Conservar, no desperdiciar ni destruir; dos, Cambiar lo que no sirve, erradicar vicios y errores; tres, Corregir y potenciar políticas y programas; cuatro, Lo Nuevo, la propuesta que, desde mi perspectiva, tendría que girar en torno a un Estado y una Sociedad del Bienestar.

Cuatro “cajones” donde pretendo poner ideas y argumentos a consideración de ustedes, amig@s lectores.
Conservar, no desperdiciar ni destruir. Este sexenio se inició con la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAIM), ubicado en Texcoco. De haber continuado su construcción, la primera etapa se hubiese inaugurado el 21 de marzo del año próximo, cuando se pondrá en funcionamiento el “Felipe Ángeles”, en Santa Lucía.

No pretendo reeditar el frustrante debate sobre las verdaderas razones atrás de la cancelación —si fue por actos de corrupción, no hay un solo procesado— pero sí destacar que al concluir este sexenio no podemos incurrir en el mismo error de eliminar de un plumazo a los proyectos “bandera” del lopezobradorismo.

Otro refrán popular puede servir de inspiración: “de lo perdido, lo que aparezca”, más cuando se trata de dinero público, miles de millones de pesos, invertidos en el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas, el multimodal del Istmo de Tehuantepec y el propio aeropuerto de Santa Lucía.

Apunto algunas ideas sobre qué hacer con obras que, muy probablemente, se queden inconclusas cuando cambie la administración, así se hayan inaugurado con bombo y platillo.

El Tren Maya. Su tendido de nuevas vías sobre el trazo del vetusto Ferrocarril del Sureste y su prolongación de Valladolid a Cancún garantizan transporte ferroviario para mercancías en tiempos y precios competitivos para la región, así como una eficaz conexión con el centro y norte de México.

Con turistas o sin ellos, la conectividad terrestre se verá favorecida para la península en su conjunto. Ojalá se salve la reserva de Calakmul bajo la razón o el pretexto de la falta de tiempo y recursos para destrozar la selva con esta obra.

Refinería de Dos Bocas. Esperamos que funcione el “ensamblaje” de los siete proyectos que la componen, simultáneos en su construcción, pues los recursos invertidos pueden acercarse al doble de los 8 mil millones de dólares estimados originalmente.

¿Podríamos tirar a la basura un proyecto tan caro, independientemente de su mala localización y peor momento para edificarlo? Desde luego que no. Habrá que ponerlo a funcionar de la mejor manera posible, con el invaluable apoyo de los especialistas en “terapia intensiva” petrolera.

Multimodal interoceánico. El proyecto para unir el océano Pacífico y el Golfo de México a través de los puertos de Salina Cruz y Coatzacoalcos es quizá el único que tiene visión de futuro.

Long Beach, California, está totalmente rebasado en su operación; el Canal de Panamá, a pesar de su reciente ampliación, tiene la desventaja de la distancia, los costos y las esperas para cruzarlo.

Y el flujo comercial entre los tres continentes: Asia, América y Europa, es creciente. La ubicación de zonas económicas especiales a lo largo de la ruta es una buena posibilidad para incrementar el empleo productivo en la región, con capacidad incluso de absorber parte de la mano de obra migrante que desee quedarse en México.

Aeropuerto de Santa Lucía. ¿Y si se especializa en carga aérea para la zona metropolitana de la CDMX? Se rumora fuertemente sobre los problemas de aeronavegabilidad que afronta esta instalación, construida en tiempo récord por las Fuerzas Armadas. No se puede, no se debe cometer el mismo error de cerrarlo o dejarlo en forma exclusiva como una renovada base militar.

Habrá que utilizarlo con una nueva vocación. Y quizá discutir sobre la posibilidad de retomar, seis años después, Texcoco.

En mi próxima colaboración abordaré las alternativas de cambio y erradicación de políticas públicas de esta administración que, simple y llanamente, no han funcionado.

Pero también pondré sobre la mesa aquellas acciones gubernamentales que pueden ser corregidas y potenciadas. Y cerraré el año, con la generosidad del espacio semanal del Diario, con la propuesta hacia una Sociedad del Bienestar.

dulcesauri@gmail.com

Licenciada en Sociología con doctorado en Historia. Exgobernadora de Yucatán

Compartir