/ Yamiri Rodríguez Madrid /
El periodismo, el que se hace con profesionalismo, con objetividad, siempre será necesario como un contrapeso para ejercer el poder. Es una brújula para el gobernante que es sensato, humilde, maduro y que quiere en verdad llegar a algún punto durante su administración.
Desafortunadamente, como en muchos otros aspectos del quehacer veracruzano, somos un ejemplo internacional de malas prácticas, de ataques sistemáticos a la libertad de prensa.
Somos una de las entidades con más asesinatos de periodistas desde hace cuatro administraciones estatales y, también, en el que más compañeros han sido desplazados de su tierra por temor a correr la misma suerte.
Con mucho dolor y preocupación hemos visto como nos arrebataron a entrañables amigos, a compañeros de este oficio que es informar sin apasionamientos, sin militancias. Les hemos llorado y nos ha invadido la impotencia pues siempre nos han dicho que se investigará, pero seguimos esperando castigo para los verdaderos responsables.
Por eso no podemos ni debemos minimizar los ataques que bajo el supuesto anonimato se lanzan contra plumas que tienen décadas de trabajo serio en la entidad, porque en este estado no hay diferencia entre un “calambre” y el que atenten contra uno de nosotros.
Con Aurelio Contreras Moreno me unen muchos años de profunda amistad y de compartir la redacción, por eso sé de su valía, de su integridad y del periodismo crítico que ha realizado no solo hoy, sino desde que inició; basta leerlo para comprobarlo. He tenido también el gusto de trabajar con Bernardo Gutiérrez Parra, una pluma como pocas en el estado, ácido, fino, con una crítica siempre bien sustentada y de altura. Me consta también el profesionalismo de Arturo Reyes Isidoro, un hombre preparado, culto y analítico; de ahí el peso que hoy tiene en el periodismo veracruzano. Y el mismo respeto les tengo a mis compañeros Manuel Rosete Chávez e Iván Calderón, quienes también fueron víctimas de calumnias y amenazas.
Tristemente para el periodismo veracruzano, este tipo de prácticas no son nuevas; los que gozan la plenitud del “pinche poder”, terminan su ciclo tarde o temprano, pero las plumas críticas seguirán ahí informando objetivamente, señalando lo que se tiene que corregir. Así es el buen periodismo, aquí y en China.
Mi solidaridad para ellos.
@YamiriRodriguez