Por Alan Austria
En nuestra era, la sostenibilidad se ha convertido en una poderosa palabra y en una obligación no solo para las grandes compañías multinacionales, sino también para las personas, los gobiernos y hasta la tienda de la esquina.
Ya no solo se trata de progresar, esa mejora continua debe tener en cuenta las consecuencias que las acciones puedan tener en el futuro. Debe garantizarse un equilibrio entre la protección del medio ambiente, el crecimiento económico y el bienestar social, sin comprometer las necesidades futuras.
Diálogo Chino, una organización independiente sin fines de lucro, me llevó a Colombia a conocer la situación de Buriticá, donde se encuentra la mina de la empresa china Zijin-Continental Gold, una de las más grandes de la región andina.
China es actualmente el país con mayor producción de oro del mundo, mientras que Canadá, Rusia, Australia y Estados Unidos también son importantes actores a nivel internacional.
Un área en la que hay mucho debate sobre la sustentabilidad es en la extracción de minerales, que por su naturaleza implica el uso de recursos naturales no renovables. Mantenerse informado sobre la industria minera debería ser de interés para todos. Las materias primas extraídas por las empresas mineras son indispensables para la población mundial y su necesidad creciente de dispositivos, equipos electrónicos y otras tecnologías.
Una actividad es sustentable cuando puede mantenerse en el tiempo, con la menor ayuda externa y sin que derive en escasez de recursos existentes. La minería a gran escala implica extraer en la menor cantidad de tiempo, la mayor cantidad posible de unos recursos minerales finitos.
La explotación minera industrial moderna deja cordilleras deforestadas, ríos secos, nuevos problemas sociales, enfermedades, violaciones de derechos humanos, pobladores desempleados y campesinos e indígenas sin tierras.
Entonces, ¿la minería es intrínsecamente insostenible?
Defendiendo a la mineras
Casi todas las industrias, negocios y hogares, esencialmente, cada uno de nosotros, debemos nuestro estilo de vida a algo que sale de una mina.
La minería suele ser una fuente de empleo local y puede contribuir a las economías locales y regionales. Después, en algunos casos, las minas abandonadas se convierten en una atracción turística.
Reducir costos y mejorar la productividad es un acto de equilibrio para las compañías que deben lograr ganancias a corto plazo mientras crean valor a largo plazo. Y en la nueva normalidad, la industria minera enfrenta grandes retos.
La minería a gran escala es extremadamente intensiva en capital, ya que emplea mucha maquinaria y costosos sistemas para minar vastas áreas. Los costos de desarrollo y operación se han disparado principalmente debido a las medidas por la pandemia, la mala planificación, las operaciones ineficientes y el aumento de los precios del agua y la energía, entre otros motivos. Con escasez de capital, se deben realizar nuevas estrategias para lograr inversiones y capitalizar la demanda de una industria cambiante.
En el caso de Buriticá, Zijin-Continental Gold informa en su página oficial algunas cifras positivas que ha dejado la mina en 14 años de operación: $610 millones de dólares de inversión en la construcción, más de 3,7 millones de onzas de oro en reservas y 3 billones en impuestos y regalías.
De igual forma, la Mina Buriticá de Zijin-Continental Gold señala que cuenta con una tecnología favorable al medio ambiente en su planta de tratamiento de agua que cuenta con los más altos estándares de protección de la naturaleza y en cumplimiento de la normatividad ambiental colombiana. Esta infraestructura tiene la capacidad de tratar hasta 110 litros de agua por segundo, en sus dos líneas de tratamiento. En ella trabajan 23 empleados, 22 de ellos colombianos.
Defendiendo a las comunidades y a los pueblos indígenas
El modo de vida tan ligado a la naturaleza de los pueblos indígenas es modificado por los impactos ambientales provocados por la minería. En algunas regiones, la actividad minera implica además la destrucción de los lugares de culto, sitios sagrados, zonas de reunión, entre otros.
La identidad de los pueblos autóctonos no es respetada por los actores en el proceso de la minería y en ocasiones los indígenas modifican sus formas de vida.
La minería impacta social y culturalmente a las comunidades y en algunas regiones genera nuevos y graves conflictos sociales, por ejemplo, entre vecinos divididos en grupos a favor de la minería y los que la rechazan. Incluso ha llevado al aumento de fuerzas de seguridad debido a las nuevas amenazas en la zona y también para proteger el área de la mina.
En América Latina se han registrado asesinatos de activistas ambientales, líderes comunitarios e indígenas implicados en la resistencia a la actividad minera.
También hay un aumento de la corrupción gubernamental en algunas regiones. Autoridades locales, regionales y hasta federales llegan a ser sobornadas por las mineras.
Para minimizar los conflictos con pobladores locales y asegurar el acceso a sus concesiones, las mineras compran extensiones de tierra alrededor de su zona de actividad, lo que ocasionalmente afecta a los agrícolas para desarrollar sus actividades.
Y entre otros impactos, debido a la minería llegan personas de otras regiones en busca de trabajo que no siempre encuentran. Este incremento poblacional requiere más servicios públicos como el agua, salud, energía, seguridad, etc.
En Buriticá son numerosas las protestas en contra de la minera Zijin-Continental Gold, en algunos casos, movilizaciones violentas que dejan víctimas mortales. Pude atestiguar la última protesta que duró cinco días y que fue suspendida al instalarse la Mesa Agrominero y Ambiental.
Un manifestante me dijo que Buriticá era conocido como el laberinto pacífico del occidente en Antioquia pero que la situación cambió con la nueva “vocación dorada” del municipio. Al convertirse en la mina de oro más grande de Colombia, perdieron la tranquilidad y aumentaron los delitos. Por ejemplo, en septiembre de 2021, fueron capturados en un megaoperativo 45 personas que realizaban minería ilegal para el Clan del Golfo en Buriticá.
Los manifestantes exigen que no haya más procesos de extinción de dominio, la legalización de mineros informales y la defensa del recurso hídrico, del medio ambiente, de la salud y del territorio, entre otras exigencias.
Defendiendo a los gobiernos locales
Los gobiernos locales parecen tener poca fuerza frente a otros actores del proceso: poderosas empresas mineras, comunidades, minorías étnicas, ONG´s, gobierno central y sus principales autoridades mineras.
En América Latina, la autoridad minera es ejercida por medio de los ministerios o secretarías de Estado con denominaciones diversas, por ejemplo: Dirección General de Minas y la Secretaría de Economía y de Energía en México; Ministerio de Minas y Energía en Colombia; Ministerio de Energía y Recursos Naturales No Renovables del Ecuador; Ministerio de Energía y Minas del Perú; etc.
En los inicios de la industria minera, las regalías y el pago de los derechos sobre la producción, constituyeron el principal método de recaudación por parte de los gobiernos. Dicha cuestión se modificó con el tiempo para llegar al establecimiento de sistemas híbridos, donde coexisten el pago de derechos con otros impuestos ordinarios. En la última década, los países latinoamericanos han hecho un mayor esfuerzo de adaptar sus respectivas legislaciones mineras con el fin de incrementar sus ingresos fiscales.
En algunas regiones latinoamericanas, los beneficios económicos mencionados anteriormente, derivados de la generación de empleo y de los impuestos, son ínfimos en relación con las ganancias que obtienen las grandes empresas.
Por ejemplo, el alcalde de Buriticá, Luis Graciano, me respondió que del 100% de las ganancias de la minera en Buriticá, el 96% corresponde a Zijin-Continental Gold y solo el 4% queda para Colombia (3% a nivel federal y 1% a nivel local).
¿Y quién defiende a la naturaleza?
– Contaminación del aire y del agua potable con sustancias tóxicas como arsénico, plomo, cromo, cianuro y mercurio.
– Deforestación masiva y sequías por efecto de la desertificación (degradación de la tierra en las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas) y el agotamiento de las fuentes de agua.
– Destrucción del hábitat de especies de animales y plantas en peligro de extinción.
– Emisiones de gases de efecto invernadero.
La minería también impacta al medio ambiente indirectamente debido a la llegada de nuevos trabajadores y moradores atraídos por la mina. La deforestación, la expansión de la frontera agrícola-ganadera en regiones vecinas que provoca pérdidas de biodiversidad, la degradación del suelo y de la calidad del agua y la producción de energía destinada a abastecer las minas son algunos ejemplos indirectos.
La minería no necesariamente está peleada con la sustentabilidad. La industria puede proporcionar materias primas para sociedades más limpias, eficientes, prósperas y que generen riqueza y empleo.
Las compañías que puedan demostrar su contribución a un futuro sostenible tanto para el medio ambiente como para las comunidades, los pueblos indígenas y las economías locales tendrán una ventaja competitiva en la nueva normalidad.
Divulgación: Escribí este artículo yo solo y expresa mis propias opiniones. No estoy recibiendo compensación por ello y no tengo relación comercial con ninguna empresa cuyas acciones se mencionan en este artículo. Este escrito es sólo para fines informativo