**ALHAJERO.
/ Marta Anaya /
La gente está adquiriendo cajas de agua, alimentos y pastillas de yodo. La gasolina se disparó en el precio y en distintas partes se agotó
Vi y escuché a la embajadora de México en Ucrania, Olga Beatriz García Guillén, narrar cómo vivió los primeros momentos de los ataques rusos en Kiev, y la manera como han apresurado la evacuación de los mexicanos de aquel país.
Están en tiempo límite. Según explicó en la videoconferencia con el canciller Marcelo Ebrard, ella misma encabezaría la caravana de 50 compatriotas que buscaría alcanzar la frontera con Rumanía esa misma tarde, y entregar a los evacuados ahí en la línea, al embajador de México en Bucarest, Guillermo Ordorica Robles.
Dos embajadores de primera. Ambos de carrera, por cierto. Y lo digo con admiración al recordar lo complicado que fue sacar a los mexicanos de Panamá, cuando la invasión de Estados Unidos (diciembre de 1989) a aquel país.
Vivencias que vuelven: Bombardeos, toques de queda, cierres de aeropuertos y centrales de tres y autobuses, dificultad para transitar por las carreteras, comercios cerrados, venta clandestina de alimentos y divisas y muchas, problemas en la comunicación y muchas cosas más que vienen de la mano.
Poner a salvo a los ciudadanos de cada país no es tarea fácil. Tan sólo conformar las listas de residentes (225 están registrados), paseantes, familiares –más amigos que piden auxilio para sacar al menos a sus hijos del país y ponerlos a salvo- fue complicadísimo en Panamá. Hasta tres y cuatro semanas tardaron muchos en salir. Y eso, con apoyo de otros países.
No se si la embajadora García Guillén alcanzó ayer a llevar al segundo grupo de 50 mexicanos que se había propuesto a la frontera con Rumanía. Ojalá, porque las próximas horas serán aún más complicadas. Tan sólo rentar un autobús y lograr el permiso de tránsito será una odisea. Y conseguir documentos de salida, otro tanto.
En el entorno, por otra parte, se suma la incertidumbre. Compañeros residentes en Alemania nos cuenta, por ejemplo, que comenzaron a probar en las ciudades las alarmas antibombas. Tres simulacros en el día. Y está preparando búnker en caso de amenaza al país.
“Las compras de pánico comenzaron. La gente está adquiriendo cajas de agua y alimentos (y también pastillas de yodo, desde que supieron que los rusos tomaron la planta nuclear de Chernobyl). La gasolina se disparó en el precio y en distintas partes se agotó”, es parte del reporte que nos envían.
La gente “sí se ve muy alterada”, nos describen desde aquellas tierras, cuyos recuerdos de otras guerras no son un mero fantasma.
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GEMAS: Obsequio de La embajadora de Ucrania en México, Oksana Dramaretsha: “De México ahora esperamos una posición muy clara, porque hasta ahora no hemos sentido muy claramente la posición mexicana…; necesitamos una declaración que condene la agresión rusa”.