**ESTRICTAMENTE PERSONAL
/ Raymundo Riva Palacio /
La frivolidad con la que aborda temas muy serios y delicados el presidente Andrés Manuel López Obrador es sólo equiparable con su pensamiento donde todo lo que sucede es electoral. Sus obsesiones y fijaciones lo nublan constantemente, junto con la ignorancia, que en la definición de Winston Churchill, sabe muchas cosas que no son ciertas. Su mensaje y las consecuencias de la forma de actuar desparpajada e irresponsable están destruyendo a las Fuerzas Armadas. Ayer fue uno de esos días.
Cuando le preguntó la prensa sobre un video ampliamente difundido en las redes sociales de un convoy de criminales del Cártel Jalisco Nueva Generación que persigue a militares en Michoacán y los expulsan del municipio de Mújica, de saque, como director de circo, pidió en la mañanera que pusieran el video de “América”, la canción de Los Tigres del Norte y Calle 13. ¿Qué tenía que ver con la pregunta? La melodía es un canto latinoamericano que desafía el “sueño americano”, la manipulación estadounidense del imaginario colectivo.
Entonces, se puede argumentar que su primera respuesta tenía que ver más con la Cumbre de las Américas que con la humillación de los militares por parte de los criminales, que minimizó. Días antes, otro video en Guerrero mostraba a un jefe criminal cuando le decía a un oficial del Ejército que no lo mataba en atención a su amigo, el presidente municipal, pero que se fueran de la zona. A éste no se refirió el Presidente, pero sigue el mismo patrón, la subordinación del Estado mexicano, representado por sus Fuerzas Armadas, ante el crimen organizado.
Cuidado, señor Presidente. La violencia e inseguridad que azota el país como nunca antes no es un subproducto político para que lo utilicen sus adversarios. Pensar sólo en ese contexto es muy reduccionista. No sabe ni entiende López Obrador muchas cosas, pero tergiversa con ligereza e indolencia. Lo hace con desconocimiento grotesco cuando se refiere a los índices de letalidad, o cuando generaliza sobre lo que llama “mátalos en caliente”, con una narrativa electorera que deja entrever que hubo una política de Estado diseñada para el exterminio de los delincuentes por parte de las Fuerzas Armadas.