/ Haidé Serrano /
El futbol, el deporte más popular del mundo, y su celebración más importante, nos permiten recordar que, en países como Qatar, actual sede del Mundial, la situación de las mujeres es gravísima, que las violaciones a sus derechos humanos están vigentes y son atroces.
Hoy se está jugando futbol y millones de personas estarán pendiente de este gran negocio de entretenimiento, sin embargo, hoy también es 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia de las Mujeres; día en que comienzan 16 días de activismo para eliminar esta pandemia de violencia hacia las mujeres, y que culminarán el 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos.
Se realizarán numerosas actividades en todo el mundo para recordamos las torturas y asesinatos de las hermanas Mirabal en 1960, mismas que motivaron, desde esa fecha, numerosas movilizaciones de mujeres feministas se han convertido en políticas públicas, leyes y avances, para que crímenes como esos no se repitieran en ninguna parte del planeta. Lamentablemente, esto aún no sucede.
La violencia contra la mujer continúa, aumenta y falta mucho para eliminarla. Como ya sabemos, la violencia México hacia las mujeres ha ido en aumento, cuatro puntos porcentuales según la más reciente edición de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares; la misma arroja que siete de cada diez mujeres de 15 años y más declaró haber sufrido al menos una vez en su vida violencia.
Y todos los días mueren asesinadas al menos 10 mujeres en situaciones violentas.
Ser mujer en Qatar Qatar es uno de los países donde se cometen más violaciones a los derechos de las mujeres en todos los ámbitos, basados en el patriarcado y sus interpretaciones –masculinas– del Corán.
Sus leyes se basan en el concepto de la tutela, masculina, por supuesto, de la que se desprenden una serie de mandatos y leyes que limitan y excluyen a las mujeres; este control que ejercen los hombres sobre las mujeres, basado en una supuesta superioridad biológica, les permite el sometimiento, la esclavitud y la explotación de quienes nacieron con genitales femeninos. Aquí algunos ejemplos:
• No son libres de casarse con quien elijan, deben tener el permiso de su tutor, abuelo, padre, hermano o algún otro familiar varón. • Las leyes para protegerlas de la violencia familiar son inexistentes.
• No pueden tener la tutela de sus hijas e hijos, es un privilegio de los hombres.
• No pueden irse a estudiar a otro país cuando lo decidan, solo mediante el permiso del tutor.
• La violación dentro del matrimonio es legal. Las mujeres están obligadas a acceder a las relaciones sexuales cuando el esposo lo pida. • No pueden usar vestimenta libremente. Los escotes o cualquier prenda que muestre más allá de los hombros y piernas están prohibidos.
• También tienen restringido el uso del maquillaje, está prohibido que lo usen “en exceso”.
• Si desean trabajar en el servicio público, será posible solo con la anuencia de su tutor. • Tampoco son libres de acceder a tratamientos ginecológicos.
• Si desobedece a su esposo, puede perder su manutención y cualquier apoyo económico. • No pueden divorciarse a voluntad, deben pedir el divorcio a un tribunal (los hombres sí pueden)
• Cuando las mujeres heredan, recibirán la mitad que los herederos varones. • La ciudadanía es otro privilegio masculino, las mujeres tienen la ciudadanía condicionada. • Si situación económica, patrimonio, libertad financiera siempre estarán condicionados a la vigilancia y escrutinio masculinos.
• Amnistía Internacional ha denunciado en varias ocasiones la situación de las mujeres en Qatar que viven sometidas por las leyes familiares que las discriminan. T
También Human Rights Watch se ha referido a cómo este sistema de tutela masculina controla la vida de las mujeres y las coloca en situaciones de indefensión ante la violencia que pueda ocurrir tanto en el ámbito privado como el público.
El futbol, como industria de entretenimiento ha demostrado su complicidad activa en el machismo, como los casos de equipos de mujeres que reciben salarios súper inferiores con respecto a los hombres.
Ellas con más triunfos que ellos, por supuesto. Y ahora, tanto la FIFA, los patrocinadores, la afición, los medios de comunicación y los gobiernos y sus autoridades se hacen de la vista gorda al participar, consumir y vender “el futbol” en un país que odia a las mujeres, Qatar.