Pitbull, un cuestionamiento a la masculinidad .

*El trabajo del egresado de la ENAC fue seleccionado para participar en el Clermont Ferrand International Short Film Festival.

20-01-2023- Manuel (Romanni Villicaña) es un joven veinteañero que pasa sus días trabajando su físico en las “barras” de su colonia, en compañía de su perro. Sin embargo, su vida se transforma cuando conoce a Margarita (Mónica Bejarano), una mujer que le dobla la edad y con quien pronto se acuesta en un motel cercano, recibiendo una práctica sexual que lo deja confundido entre el placer y el miedo, sacudiendo su masculinidad e identidad.

Esa es la historia de Pitbull (2022), el trabajo más reciente del realizador Fabián León López, egresado del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) –ahora Escuela Nacional de Artes Cinematográficas (ENAC)–. La cinta fue elegida para participar en la edición 2023 del Clermont Ferrand International Short Film Festival, que se realizará del 27 de enero al 4 de febrero de 2023, en Francia.

El cortometraje marca la primera ocasión en que López trabaja en el género de la comedia y busca cuestionar con sus imágenes elementos asociados de manera tradicional a la masculinidad. Antes de partir al festival, charlamos con el director:

Hay un cambio de registro en comparación con tus cortos anteriores, de lo dramático a lo cómico, ¿qué te llevó a esto?

Lo que me llevó a hacer el cambio fue, tal cual, una renovación. Durante mi paso por la escuela, hice cortometrajes muy cargados, dramáticos, de temas pesados. Cuando salí decidí intentar otras cosas, necesitaba probar. También ya me había aburrido de manejar tonos tan oscuros. Pitbull tenía que ver con una transformación, con hacer, simplemente, algo distinto.

En esta propuesta y las anteriores hay una exploración del espacio urbano, ¿qué te atrae de él?

Tiene que ver con que no soy de Ciudad de México, soy de Tabasco. Crecí en Villahermosa –en un pueblito que se llama Cárdenas–, y creo que tiene que ver con lo natural de buscar con qué te sientes identificado. Crecí en una unidad habitacional y luego ya nos mudamos a una casa, pero eso fue lo que viví. Siempre me llamaron mucho la atención las historias de pequeñas colonias.

En algún momento Jorge Ayala Blanco lo describió –después de ver El puente de los niños traviesos (2019)– como narrar las historias de los perdedores. De alguna manera me interesa la gente que no tiene éxito, que no está completamente abajo, pero tampoco arriba, sino en medio. Me atraen los que no son ni muy malos, ni tampoco los que son muy buenos, todos los que somos capaces de hacer cosas muy bellas o muy terribles.

Aquí pones en duda lo masculino, ¿por qué te interesó este tema?

Al buscar encontrarme con otro tipo de historias, en algún momento llegué a esta anécdota que es muy simple; me parecía muy llana y eso me atraía muchísimo, porque el asunto del cuestionamiento a la masculinidad es un tema que viene desde lo personal, me atañe tanto a mí como a Romanni Villicaña, el actor protagonista.

Juntos emprendimos esta renovación de lo que queríamos. Justo como vengo de afuera, mudarme hace 10 años y entrar a la UNAM significó enfrentarme a esa renovación del movimiento feminista. Y, aunque no soy la cara de eso, sí he estado pendiente de éste, nos ha afectado de manera indirecta a muchos hombres; nos ha hecho cuestionarnos y nos ha servido para abrirnos el panorama, analizar qué es lo que estamos haciendo bien o mal y descubrir cómo reconciliarnos con el nuevo modelo de masculinidad para que la sociedad avance hacia un lugar mejor.

¿Cómo ha ayudado la educación universitaria a lo largo de tu carrera?

Es una ayuda gigante, para mí entrar al CUEC ha sido completamente una diferencia; ha significado profesionalización. Es una escuela que le permite a gente como yo –que no tendría por qué estar aquí, vengo de un municipio de Tabasco–, con un amor muy grande al cine, tener un lugar y todas las herramientas para practicar muchísimo. Lo que siento es un gran amor por la educación pública que me ha permitido llegar a donde estoy, a tener simplemente la oportunidad.