¿Alito va salir con una ‘yasmineada’?

Tres en Raya

Verónica Malo Guzmán

Alejandro Moreno, presidente del PRI, hace de todo para eternizarse en “el trono” del otrora poderoso partido político. La obsesión de Alito por quedarse como presidente del tricolor viene de algún tiempo atrás y quedó plasmada en los cambios a los estatutos del PRI de diciembre de 2022. Cambios hechos a SU medida.

El objetivo era alargar su periodo por casi cinco meses y con ello lograr estar como dirigente más allá de las elecciones del 2024, esto es, una vez concluido el proceso comicial que en ese momento estaría en curso.

Moreno convenientemente “olvidó” que los cambios a los estatutos deben realizarse en la Asamblea Nacional del PRI y no en su Consejo Político. El olvido seguramente se debió a que en el Consejo están sus incondicionales, mientras que en la Asamblea están priistas representantes de todas las corrientes.

Será interesante observar el actuar de Alito ante la decisión del Consejo General del INE. ¿La respetará o de pronto volverá a preferir estar de acuerdo con la 4T y el plan B electoral del obradorismo? ¿Va a dejar pasar la oportunidad este próximo sábado —que se celebra el 94º aniversario del achacoso PRI— de lanzar la convocatoria para renovar la dirigencia con voto libre y secreto de todos los militantes?

De bote pronto ya sentenció que “descalifica” lo que pretende ser, según él, un intencional revés por parte del Instituto Electoral. Lo que es más, ya avisó que irá al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. En fin, a Moreno, si la ley no le place o las determinaciones no van de acuerdo con sus intereses, impugna…

Cada vez resulta más y más evidente que a Alejandro Moreno no se le da eso de acatar lo que determina la autoridad electoral. Mostrar que su talante democrático va más allá de sus ansias personales de poder, es algo que se adivina imposible. Seguramente transitará el proceso de impugnar el fallo del Consejo General del INE. Una sentencia que da la razón a los priistas (entre ellos Miguel Ángel Osorio Chong, Beatriz Paredes y Claudia Ruiz Massieu) que en su momento señalaron el agandalle del campechano y la violación de la ley interna del partido.

Llama la atención que personajes como Alito no parecen inmutarse ante el daño que le hacen al PRI, a la posible alianza de los partidos de oposición, ¡a su futuro en el juego político! Tiene razón Osorio Chong cuando le pregunta: “¿Para esto querías llegar al liderazgo del PRI?” Tal vez si muestra algo de talante demócrata, despidiéndose en agosto, Alito Moreno pueda regresar dentro de algún tiempo al escenario político. Que les haga un favor a todos y a sí mismo, y que empaque.

Quedan claras las similitudes, la soberbia y cómo adoran “hacerla de tos”, cuando los políticos se enfrentan a perder o a no obtener lo que desean. Son capaces de agandallarse privilegios (obtenidos por el voto popular, por cierto), más allá de los tiempos establecidos. Capaces de cambiar la norma o los estatutos; romper equilibrios de una democracia que ofrece una oportunidad equitativa a todos los participantes. Dignos hijos —uno y otros— del más rancio PRI, aquel que no quiso ceder un ápice de poder durante 70 años y que cuando finalmente lo compartió fue porque las elecciones dejaron de depender de la Secretaría de Gobernación.

El cierre de esta telenovela priista no pinta bien. Me temo que Alito va a salir con “una yasmineada” —o varias—. Lastimando un poco más la muy debilitada democracia (esa que dicen defender) y desobedeciendo al INE. Todo, por supuesto, como Yasmín Esquivel, solo para aferrarse al puesto…

POR VERÓNICA MALO GUZMÁN

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