*Qué es el mansplaining y por qué este término está siendo tan utilizado en el feminismo.
*Este concepto surge de la unión entre dos palabras, man (hombre) y explaining (explicar) e intenta visibilizar las recurrentes situaciones en las que los hombres intentan interrumpir, “traducir” o desplazar las exposiciones de las mujeres sobre temas que, desde luego, ellas dominan y conocen perfectamente.
María José García- Agencia Comunica
El mundo se encuentra en desazón. La guerra trae con ella cada vez más víctimas. Los países quieren saber qué está pasando en la frontera entre Ucrania y Rusia. Por la televisión argentina, dos periodistas varones dialogan desde su estudio televisivo con Elisabetta Piqué, periodista, corresponsal de guerra y escritora de “Diario de guerra: apuntes de una corresponsal: Afganistán”. Ella se encuentra en la zona de guerra ucraniana y advierte sobre la posibilidad de una tercera guerra mundial. Quiere hablar, pero las sirenas que avisan de un posible ataque aéreo se lo impiden. La mujer, ante la advertencia, intenta finalizar la comunicación, pero uno de los conductores la intercepta. Este, desde su escritorio, quiere “explicarle” a Piqué, con tono infantilizador, lo que debía hacer para resguardarse, como si la mujer no conociera lo que significa estar en zonas bélicas. Tres veces son los intentos del periodista de darle indicaciones, pero Elisabetta lo evita y se despide sin antes hacer un comentario indignada: “¿quién es este pelotudo?”.
Ante lo sucedido, muchos medios se encargaron de difundir la reacción de la corresponsal tachándola de indignante, insólita o inesperada. Pero, ¿realmente lo fue? Lo cierto es que la irritación de Piqué se trató de una respuesta lógica a la práctica del mansplaining.
Fuente: @roferrerilustradora
La unión entre estas dos palabras inglesas la realizó, por primera vez, la escritora estadounidense Rebecca Solnit, luego de pasar por un número considerable de situaciones en las que sentía que los hombres le explicaban cosas sin pedírselo. Esto provocó que, en varias ocasiones, el discurso de la escritora quedara relegado.
Solnit llevó a cabo un ensayo para explicar este término al que llamó “Los hombres me explican cosas” que, rápidamente, se convirtió en material relevante para los sectores femeninos de muchos países, incluidos los de Argentina. Este concepto visibiliza y le pone nombre a una práctica que forma parte de los denominados micromachismos de nuestra sociedad: la costumbre de que un varón busque explicarle a una mujer un cierto tema del cual ella conoce totalmente y que, por lo tanto, no ha pedido explicación.
Desde lo académico, Eugenia Iturralde, Doctora en Comunicación Social, Docente y ayudante en la cátedra de Comunicación y Género de la FACSO, afirma que el mansplaining es “un concepto anglosajón que, dentro de la estructura académica, está sujeto a diferentes discusiones” y explica: “en general, hace referencia a cuando un hombre subestima a una mujer, por su condición de mujer, y pretende exponer un tema porque se cree más idóneo en esa temática y ejerce una situación de poder para que la mujer no exponga sobre ese tema”.
En estos casos, “el hombre espera que una mujer no pueda hablar con precisión o utilizar ciertos términos sobre contenidos que, históricamente, estuvieron ligados a los hombres”, expresa la comunicóloga. Para poner un ejemplo muy habitual, es un hecho que, cuando una mujer habla de fútbol, los hombres que están alrededor comienzan a tomarle una especie de lección, con preguntas generales del fútbol más allá del hecho concreto del que hablaban, para ponerla a prueba sobre cuánto sabe.
En este sentido, existen ciertos “saberes que parecieran ser propios del universo masculino y otros propios del universo femenino”, advierte Eugenia Iturralde. Y aclara: “hay temáticas en las que prepondera el saber femenino, pero la diferencia es que nuestro lugar en la sociedad está desvalorizado, como si los saberes de las mujeres pudiesen ser objeto de opinión de todos, pero los saberes masculinos no, como si fuesen saberes más jerarquizados”.
Entonces, sobre algunos temas, pareciera que las mujeres no tenemos la autoridad para hablar. Como consecuencia de lo anterior, cuando una desea hablar sobre ciertos temas, y la otra persona no valora su discurso, hace que esta última “se ponga jerárquicamente arriba de nosotras”. Porque la diferencia está “en la valoración que, socialmente, se le establece a los saberes asignados históricamente para cada género”, puntualiza Iturralde.
Para concluir, la comunicóloga advierte que es “nuestra responsabilidad repensar lo que está sucediendo porque desde hace décadas hemos cercenado los deseos de muchas mujeres. Hay que problematizar los estereotipos y respetar los deseos del otro”. Porque la realidad es que “no hay una problematización del mansplaining, porque si se problematizara, se darían cuenta de cómo se siente una mujer ante ese avasallamiento”.
Y, finalmente, para poder concientizar sobre lo que significa el ser víctima de mansplaining, aconseja que “lo primordial es la ESI. Si desde temprana edad tenemos ESI, comenzamos a reconocer a la otra persona como un ser distinto, diferente. Construimos nuestras relaciones desde la igualdad, podemos elegir con quienes vincularnos o no y con quienes queremos profundizar vínculos o no”. Y reafirma la importancia de que “la persona que está siendo callada se sienta fuerte como para defender sus aportes, como así también es importante hacerle notar, a quien la está avasallando, que ella también tiene rodo el derecho de hablar y participar del discurso”.
