La constante omisión e indiferencia .

/ Por: Zaira Rosas/

Las palabras importan porque van creando un ideario en la colectividad, mismo
que puede ayudar a incrementar nuestra humanidad, sensibilidad y empatía o por
el contrario, hacer que crezca el rechazo, la discriminación y la indiferencia. Hablar
de indocumentados o de migrantes ilegales es un tópico que de inmediato se
relaciona con criminalidad, quizás de ahí el rechazo que muchas personas en
condición de movilidad pueden sufrir.

Buscar oportunidades de desarrollo no es ilegal, es una necesidad. Lo que debería
ser ilegal son los atropellos humanos que sufren constantemente en centros de
detención, aún cuando se cuenten con documentos que autoricen su estancia en
el país. México es un país de paso principalmente para quienes provienen de
países del sur, sin embargo, se ha vuelto el filtro militar y de seguridad de Estados
Unidos. Desde el sexenio anterior las políticas migratorias se intensificaron,
impidiendo en la medida de lo posible que más personas lleguen al país vecino.

Lo preocupante es que en el intento de limitar el flujo de migrantes hacia Estados
Unidos, se han violentado los derechos más básicos, se niega el acceso a una
vida digna y de manera reciente hemos visto que incluso se les está privando de la
vida misma. El incendio de la estación migratoria del INM en Ciudad Juárez, que
causó la muerte de al menos 39 personas, es una tragedia más que se suma a un
histórico de omisiones e indiferencia. Donde decenas de personas mueren
dejando atrás el sueño de una vida mejor y el tema queda únicamente en titulares
amarillistas.No es la primera vez que en México nos enteramos de un suceso cargado de
inhumanidad como este. En 2021 al menos 55 migrantes murieron después de la
volcadura de un camión, donde los sobrevivientes narran el horror que viven
suplicando por sus vidas, esperando que alguien les auxilie en algún momento
donde el hacinamiento disminuye las probabilidades de sobrevivir e incrementa la
importancia de actuar a tiempo.

Centroamérica, Guatemala, el Salvador y Honduras son los puntos geográficos de
mayor paso por México, pero hay otras naciones que en igual cantidad tienen el
anhelo de llegar a Estados Unidos, donde las políticas de migración son el
antecedente de lo que actualmente ocurre en nuestro país. No se trata únicamente
de la violencia que viven frente a las autoridades, sino del trato que reciben en
toda la travesía donde los grupos más vulnerables son mujeres y niños. En sitios
como Nuevo León hay testimonios de cómo se les pedían actos sexuales a
cambio de agua. Se les somete a espacios llenos de restos fecales, se les tortura
e incluso terminan perdiendo la vida.

Historias donde se encuentran camiones abandonados con cientos de personas,
donde mueren niñas y niños, abundan de manera continua. A principios de marzo
fue localizado un camión abandonado en el sur del país con más de 340 personas
dentro. ¿Cómo es posible que durante tantos años la situación de personas en
condición de movilidad sólo haya empeorado? Si bien el incremento de seguridad
sólo ha acentuado la violencia, también es cierto que el enfoque no se ha puesto
en el lado correcto.

Para comenzar las personas se trasladan buscando mejores oportunidades, si
Estados Unidos quiere frenar la movilidad irregular debería comenzar impulsando
el desarrollo de esas naciones. En México los puntos de seguridad y la
criminalización debería enfocarse en las personas que lucran con las vidas ajenas,
que hacen negocios ilegales asegurando verbalmente una movilidad que puede
nunca concretarse y como sociedad es urgente que comencemos a tener distintas
perspectivas de lo que ser migrante implica, no podemos seguir indiferentes ante
la necesidad de la gente.

La creación de espacios seguros para el traslado, las oportunidades y el respeto a
los derechos humanos, serán un debate eterno, mientras esa discusión continua
es necesario exigir a las autoridades un trato digno y espacios adecuados para
personas, sin que sus derechos se vean vulnerados. Necesitamos autoridades
más humanas y conscientes que verdaderamente transparenten sus procesos en
vez de perpetuar sus negocios a costa de corrupción y opacidad.