Masculinidad frágil ¿es tu caso?

“Lo frágil de la masculinidad reside, precisamente, en la necesidad de demostrar constantemente la potencia masculina.”

* Cualquier mujer que defienda sus derechos los exaspera y condenan al feminismo como causa.

10.07.2023 BPNoticias.- El hombre… tan predecible, insensible y básico, ¿verdad? Más dominante y competitivo que las mujeres y, por supuesto, dicen, más fuerte. Así es como tradicionalmente asociamos a los hombres con este estereotipo. Pero… que está pasando hoy cuando las mujeres reclaman sus derechos, defienden a otras mujeres frente a comentarios sexistas y agresiones verbales. ¡qué pasa con esa reacción de un discurso de odio a quienes defienden los derechos de las Humanas.

La masculinidad es un constructo social, una construcción en un tiempo y un espacio. Se basa en la tradición de asociar a los hombres con un estereotipo perfectamente definido. Lo cual, puede acabar en actitudes misóginas, homófobas o que promuevan la violencia para demostrar que es muy macho. Incluyendo así, la agresión sexual y la violencia de género.

¿Qué es la masculinidad frágil?

Cuando hablamos de masculinidad frágil, nos referimos a esas actitudes que se construyen dentro de un paradigma machista y patriarcal que exige al varón ser fuerte, insensible, superior, independiente, esconder sus emociones y sus miedos…

De esta manera, el varón tiene que hacer un gran esfuerzo para sostener este estereotipo exigido. Lo cual, muchas veces, pone al mismo frente a un callejón sin salida. El problema surge cuando, al sentir amenazada su masculinidad, ataca. Acción muy bien ponderada dentro de este estereotipo de macho.

“Lo que más desestabiliza al macho (macho entendido como el estereotipo machista del varón), es sentir amenazada su potencia y superioridad.”

Esta construcción social del modelo de masculinidad se desprende del machismo, es su manifestación: un modelo frágil y rígido al mismo tiempo. Y es que, lo rígido tiende a rajarse. Por ello, lo ideal sería que cada uno llevase su masculinidad libremente, sin límites. Necesitamos más flexibilidad para construir nuevas masculinidades.

Origen de los valores masculinos tradicionales
Esos valores masculinos tradicionalmente aceptados que decimos que conforman la masculinidad frágil, están presentes en nuestra sociedad desde hace miles de años. Cuando los primeros homo sapiens usaron la fuerza, por ejemplo, para ejercer dominio o tomar el control.

De hecho, los homo sapiens más exitosos eran los que podían luchar y cazar. Los más fuertes. Por lo que en esos tiempos, los rasgos más deseables en un hombre probablemente incluirían la agresión, la crueldad y la fuerza física. En relación a esto, quizá te interese leer este artículo sobre “¿Gobierno de los hombres o gobierno de las leyes?”.

En definitiva, esta construcción social continuó durante siglos. Es más, el ejemplo está en que a lo largo de la historia, los gobernantes masculinos dominantes han ganado poder conquistando a otros.

Sin embargo, la sociedad contemporánea ha pasado por tal cambio de actitud y de pensamiento, que ya no celebra estas visiones arcaicas de la masculinidad. Aunque, por supuesto, sigue ocurriendo y lo pagan ciertos grupos y subculturas que siguen siendo víctimas de estas normas esperadas.

Lo más relevante es la creciente reacción de los machos que no soportan ni la paridad, ni la igualdad, ni la equidad y menos quelas mujeres tengan derechos humanos pues para ellos sigue la linea de pensamiento que son inferiores. Cualquier cosa que ponga en peligro su “masculinidad” deriva en reacciones que han aumentado en el planta la violencia contra las mujeres.

Es aquí cuando la masculinidad puede convertirse en frágil. En esta imperiosa necesidad de que los hombres sean de cierta manera, es decir como lo dicta una ideología que se ha vuelto obsoleta durante mucho tiempo, pues el discurso feminista los desestabiliza y se niegan a aceptar que hombre y mujer estamos a la par en el universo.

La masculinidad frágil es un concepto que se refiere a la fragilidad emocional y psicológica que algunos hombres experimentan debido a las presiones sociales y culturales asociadas con las expectativas de género tradicionales. Se caracteriza por una actitud defensiva y temerosa de no cumplir con los estándares de masculinidad predominantes. Esta fragilidad puede tener consecuencias significativas en el mundo cotidiano y en las relaciones interpersonales.

A continuación, se explorarán algunos aspectos de la masculinidad frágil y sus efectos negativos.

En primer lugar, la masculinidad frágil se basa en la creencia de que los hombres deben ser fuertes, invulnerables y controlar sus emociones. Esto crea una presión desproporcionada sobre los hombres para ocultar cualquier signo de debilidad o vulnerabilidad. Como resultado, muchos hombres se sienten obligados a reprimir sus emociones, lo que puede tener un impacto negativo en su bienestar mental y emocional. La incapacidad para expresar y manejar adecuadamente las emociones puede llevar a problemas de salud mental, como depresión, ansiedad e incluso conductas autodestructivas.

Además, la masculinidad frágil favorece actitudes y comportamientos perjudiciales en las relaciones interpersonales. Los hombres que se sienten amenazados por la idea de no cumplir con las normas de masculinidad tradicionales a menudo recurren a comportamientos agresivos o dominantes para afirmar su supuesta masculinidad. Esto puede manifestarse en comportamientos abusivos, tanto física como emocionalmente, en las relaciones íntimas o en la intimidación y la violencia en otros ámbitos de la vida.

Otra consecuencia de la masculinidad frágil es la dificultad para establecer relaciones saludables y significativas con los demás. La incapacidad para mostrar vulnerabilidad y empatía puede obstaculizar la capacidad de los hombres para conectarse emocionalmente con sus parejas, amigos, familiares y colegas. Esta desconexión emocional puede llevar a relaciones superficiales ya una sensación de soledad y aislamiento.

En el ámbito laboral, la masculinidad frágil también puede tener consecuencias negativas. Los hombres que se sienten amenazados por la idea de no cumplir con los estereotipos de masculinidad tradicionales pueden resistirse a colaborar con colegas, especialmente si son mujeres o si se perciben como una amenaza para su estatus o posición. Esto limita el potencial de trabajo en equipo y la diversidad de perspectivas, lo que a su vez afecta el rendimiento y la productividad en el entorno laboral.

Es importante destacar que la masculinidad frágil no solo afecta a los hombres que la experimentan, sino también a las mujeres ya otras personas que se ven afectadas por estos comportamientos y actitudes. La presión para cumplir con los roles de género tradicionales contribuye a la perpetuación de la desigualdad de género y limita las posibilidades de una sociedad más igualitaria y justa.

En conclusión, la masculinidad frágil es un fenómeno que tiene consecuencias significativas en el mundo cotidiano. La presión para cumplir con los estándares de masculinidad tradicionales puede tener un impacto negativo en la salud mental y emocional de los hombres, así como en sus relaciones interpersonales y en el ámbito laboral. Superar la masculinidad frágil requiere un cambio de paradigma y la promoción de una masculinidad más inclusiva y empática, que permita a los hombres expresar plenamente sus emociones y establecer relaciones saludables basadas en el respeto y la igualdad.

Ejemplos prácticos de masculinidad frágil

Si ordenamos los atributos en una escala, en la que A son los atributos muy masculinos y B son los atributos menos masculinos, veríamos claramente lo que se acerca a una buena masculinidad (supuestamente). O lo que viene a ser lo mismo: ser un “hombre hecho y derecho”.

La masculinidad frágil hace referencia a esa idea en la que todos esos atributos que definen al hombre se ven totalmente cuestionados en el momento en que alguien no cumple con uno de ellos. Algo que ocurre constantemente, claro. De ahí, la afirmación sobre la fragilidad de la masculinidad.

“Lo frágil de la masculinidad reside, precisamente, en la necesidad de demostrar constantemente la potencia masculina.”

Todos estan expuestos a la masculinidad frágil y tradicional, pues no se trata sólo de identificarla a través de la publicidad, sino de detectarla en ellos mismos.

La masculinidad necesita ser explícita allá por donde va. Es esa necesidad constante de retar y demostrar autovalía, fortaleza, éxito económico, agresividad… Y mostrarse masculinamente duro, es lo que lo hace precisamente más vulnerable.

Estos son solo algunos ejemplos que hacen gala de lo frágil que es la masculinidad:

Pretender ser siempre el alma de la fiesta
Acosar a las mujeres y luego hacerse la víctima del feminismo
No llevar el bolso de una compañera o pareja.
Imponerse en las charlas.
Rechazar la cerveza “sin”.
Un tono discursivo retador agresivo.
Pretender en cada palabra ser el protagonista de cualquier conversación
Negarse a hablar de género pues rompe su mundo patriarcal.
Burlarse de un hombre que decide no hacer lo que hacen todos.
Evitar el exceso de contacto físico con otros hombres.
Asumir el rol de líder y estar continuamente agrediendo a quien lo cuestiona.
Permisividad total en las agresiones a mujeres y niñas.

Como podemos ver, la masculinidad frágil está más cerca en nuestro día a día de lo que nosotros creemos. Y es que, los ejemplos son infinitos. Por ello, muchos de nuestros esfuerzos se deben centrar en educar en la igualdad y en libertad, al igual que lo demuestran los puntos más importantes de la futura Ley de Libertad Sexual.