#Opinión
Como es sabido de la historia y los medios las mujeres solo aparecen para ser golpeadas o si son sujetos de un escándalo, eso también es violencia de género y es una práctica de la comunicación patriarcal.
Con la paridad estamos viendo un fenómeno interesante frente al arribo de las mujeres al poder. Empoderadas las rodean a paparazzis dedicados a magnificar cualquier error de ellas, muchas sin experiencia en el cargo o curul o escaño, sobre todo si se trata de la fracción adversaria a su patrón o no se someten a sus requerimiento$.
Algunos de estos francotiradores lo hacen con fineza, otros con una bajeza insuperable utilizando comentarios, de su vida privada. Utilizan elementos sexista, machistas, y misóginos. Hoy las mujeres son el blanco de sus mísiles, el objeto de su deseo de ser extorsionadas.
En lugar de una tarea periodística, informativa las golpean hata con difamaciones o recordando su pasado discursivo. Ellas prefieren evitar la urgente y necesaria descolonización de su figura. Se someten a las instrucciones de ellos, y no buscan el camino para quienes si dan a conocer su trabajo y desafíos.
Ellas tendrán que aprender a elegir, a comunicar mejor, a vivir incluso con este fenómeno social y construir una cultura sobre sus foros y aliados o aliadas. No se trata de coartar la libertad de expresión sino al contrario, evitar seguir sembrando en quienes las golpean para obtener su atención y recursos.