* La investigación ha dado pie para que se desarrolle un método que permita establecer, de manera temprana, la presencia de esta enfermedad que afecta a millones de mujeres en todo el mundo.
*Estudio español publicado en Cancer Discovery.
/ Roberto Gutiérrez Alcalá /
Un equipo de investigadores del Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO) de Barcelona, España, trabaja en el desarrollo de un método o predictor clínico para diagnosticar, de manera temprana, cáncer de mama a partir de muestras de leche materna.
La investigación comenzó en el momento en que una mujer con cáncer de mama y embarazada por tercera vez le entregó a la oncóloga Cristina Saura, una de las integrantes de dicho equipo, muestras de leche materna que había congelado 18 meses antes de que supiera que estaba enferma, porque temía haberle transmitido el padecimiento a su segunda hija vía la lactancia.
Aunque Saura y sus colegas sabían que esto último no era posible, analizaron las muestras y, para su sorpresa, encontraron en ellas fragmentos de ADN (ácido desoxirribonucleico) de células tumorales que revelaban la presencia de cáncer de mama en la mujer.
En un segundo estudio con 15 pacientes, publicado en la revista científica Cancer Discovery, el grupo de investigadores del VHIO confirmó el hallazgo de fragmentos de ADN de células tumorales en la leche materna.
Ahora continúa su investigación con miras a aprovechar el análisis de la leche materna como una herramienta que permita diagnosticar tempranamente el cáncer de mama en el puerperio o posparto.
Cabe destacar que los tumores de mama diagnosticados en el embarazo o el puerperio representan hasta 55 % de los que son confirmados en mujeres de menos de 45 años.
De acuerdo con cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social, en 2020 en México el cáncer de mama fue el padecimiento más frecuente, con 29,929 nuevos casos (15.3 %), así como la primera causa de muerte en mujeres, con 7,931 fallecimientos.
“A diferencia de una mastografía, un método doloroso, o una biopsia, un procedimiento invasivo y caro que requiere anestesia para sacar tejido de la mama y analizarlo, si el estudio de leche materna se llega a concretar, aprovecharía un fluido corporal que sale naturalmente del organismo de las mujeres y que no implica ninguna molestia. Esto es muy importante”, señala Aurora Martínez González, profesora de la materia optativa de Lactancia Materna en la Facultad de Medicina de la UNAM.
Entre las más jóvenes
La autoexploración de los senos es fundamental para descubrir alguna anomalía en ellos. Respecto a la mastografía, por lo general, se recomienda a las mujeres de más de 40 años.
“El problema es que cada vez hay más casos de cáncer de mama en mujeres muy jóvenes, en especial durante el embarazo y el puerperio, que por su edad no entran en los programas de detección temprana. Además, se ha visto que, cuando se detecta en estas etapas, este cáncer es más agresivo, y si se hace metástasis, tiene una mortalidad más elevada”, indica Martínez González.
Así pues, la profesora universitaria considera que la investigación que se lleva a cabo en el VHIO es una ventana de oportunidad muy grande para la ciencia médica, sobre todo porque se centra en mujeres que no han recibido tanta atención como aquéllas con más edad y que, según la evidencia, las jóvenes tienen mayor riesgo de padecer un cáncer de mama más agresivo y mortal.
“No pocos hospitales del país cuentan con bancos de leche. Por eso yo invitaría a la UNAM a coordinarse con ellos para fortalecer la investigación que se realiza en el VHIO. De este modo se podría emprender un estudio multicéntrico y, mediante el nuevo método de detección de cáncer de mama a partir de muestras de leche, incrementar el número de pacientes diagnosticadas tempranamente y que puedan recibir un tratamiento oportuno.”
Asimismo, “al efectuar otros análisis de muestras de leche materna que corroboraran la eficacia del nuevo método, los costos de éste podrían bajar posteriormente y volverlo más accesible a todas las mujeres. Por otro lado, todo esto debería ir acompañado por intensas campañas de autocuidado dirigidas a las jóvenes con el mismo rigor que se ha puesto en las que se dirigen a las mujeres de más de 40 años”, agrega.
A pesar de lo extraño que parezca, la glándula hipófisis de una mujer que adopta un bebé o convive cotidianamente con él sin estar embarazada puede comenzar a segregar prolactina, la hormona que estimula la producción de leche en las glándulas mamarias.
Beneficios de la lactancia
En México, por fortuna, las mamás están adquiriendo el hábito de extraerse la leche y almacenarla en su banco particular o transportarla en una hielera portátil, para posteriormente alimentar a su bebé en casa o en la guardería.
“Soy una apasionada de la lactancia y creo que si los humanos hemos logrado sobrevivir tanto tiempo y superar tantas enfermedades es porque tenemos una buena carga genética que se vio reforzada cada vez que mamá nos amamantó. Por eso, si bien la Organización Mundial de la Salud recomienda amamantar a los bebés durante dos años, pienso que es mejor hacerlo durante cuatro o cinco, porque eso es lo que su sistema inmunológico tarda en madurar por completo.”
Claro, “debemos ir poco a poco, pues dar el pecho a los bebés durante un periodo tan prolongado conlleva mucho esfuerzo de las mamás, pero la salud y el bienestar de los pequeños bien lo vale”, comenta Martínez González.
Al respecto, la profesora recuerda que la leche materna contiene una sustancia conocida como Hamlet (en inglés Human Alphalactalbumin Made Lethal to Tumor cells), que ocasiona la muerte de las células cancerígenas.
“Una vez que el bebé se alimenta con la leche de mamá y pasa por su tubo digestivo, esta sustancia se acidifica y destruye las posibles células cancerígenas que pudiera tener, pero no las normales. Esto ha ayudado a que muchos niños no desarrollen linfomas, retinoblastomas, tumores ni leucemia”, informa.
En la actualidad, cuando una mujer se encuentra amamantando a su bebé y se le diagnostica cáncer de mama, se le pide dejar de hacerlo porque este tipo de cáncer suele ser más agresivo durante el puerperio.
“Sin embargo, la lactancia no tendría que suspenderse en un caso así, porque por medio de ella se pueden obtener muestras de leche y monitorear la enfermedad. El cambio tendrá que darse conforme se avance en la investigación y se recaben resultados en un volumen mayor”, apunta Aurora Martínez González, de la Facultad de Medicina.