* Por desgracia, cada vez que me doy la vuelta, alguien tiene otra historia que me parte el corazón de nuevo.
James Elder , portavoz del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
02.12.2023.- Más de 6000 niños han sido asesinados en Gaza. De los que quedan vivos, la gran mayoría ha perdido a su padre, su madre, sus hermanos y hermanas o algún ser querido. Muchos siguen heridos en camas que se hacinan por doquier mientras que los otros combaten enfermedades, o el riesgo a contraerlas. Todos sufren las repercusiones de la guerra.
La expresión de los rostros de la población de Gaza revela “el trauma, el estrés, como si el dolor y la tristeza se hubieran arraigado en ella”, según James Elder, portavoz del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) que se ha sumado a las labores de ayuda en el enclave asediado.
Elder se reunió con niños y sus familias en Gaza durante la pausa humanitaria de los combates, convocada tras semanas de intensos bombardeos que mataron e hirieron a más de 15.000 personas y desplazaron a 1,7 millones de palestinos.
La actual crisis estalló el 7 de octubre, cuando Hamás atacó Israel, mató a más de 1200 personas y capturó a más de 200 rehenes.
“La situación sobre el terreno se muestra apremiante. Ya sea por la estructura física, sólo ver cuadra tras cuadra de apartamentos, destruidos y vueltos escombros en el suelo, hormigón, coches volados, gente huyendo de sus casas; o sólo por la mirada de la gente, el trauma, el estrés, como si el dolor y la tristeza se hubieran arraigado aquí en Gaza.
Se está viviendo un momento inmensamente difícil, y, por supuesto, está es en realidad la pausa humanitaria. La gente se está recuperando de tanto en las últimas siete semanas y están tan asustados de que las cosas empiecen de nuevo.
Alrededor de millón y medio de personas han perdido sus hogares, la gente está en diferentes refugios, los hospitales están llenos de niños heridos por la guerra.
Horrenda realidad
Es horrible. Puedo decir esto con cierta certeza que cada niño aquí necesitará algún tipo de apoyo mental. El niño con el que estaba hablando hace media hora en lo que debería ser una escuela técnica para jóvenes, pero es ahora un campamento para 30.000 o 40.000 personas, perdió a su madre, perdió a sus hermanas en un bombardeo. Ni siquiera es consciente de que su madre ha muerto.
Esta es la realidad.
He hablado con muchas familias y algunas aún no les han dicho a sus niños, quienes todavía están en recuperación de las heridas de la guerra, que otra persona a la que quieren también ha muerto, que sus vidas son aún más sombrías de lo que piensan.
Zona de guerra
Los hospitales están llenos. Hay salas de urgencias desbordadas con niños y niñas con heridas de metralla, quemaduras horrendas. No sólo están en camas dentro del hospital. Este increíble personal de salud, increíbles médicos y enfermeras están trabajando sin descanso y se han quedado sin espacio.
Es una zona de guerra. Hay niños en aparcamientos y jardines, en camas por todas partes. Luego, por supuesto, hay cientos de miles de niños que no están yendo a la escuela, que están en campamentos superpoblados, que tienen frío, que no tienen suficiente comida, no tienen suficiente agua, que ahora están en riesgo de un brote de enfermedades. Es una situación horrenda.
Por desgracia, cada vez que me doy la vuelta, alguien tiene otra historia que me parte el corazón de nuevo, justo ahora en la última hora. Todas se me quedan grabadas en la cabeza, especialmente las de aquellos que han sufrido tanto durante los combates.
Carne en descomposición
Iba en un autobús con niños. Había tardado cuatro días en llegar desde los hospitales del norte. Este niño había estado en el autobús durante días, con la parte inferior de su pie volado. Cuatro días para que la carne empezara a descomponerse, con quemaduras de metralla rotas.
Va más allá de cualquier nivel de comprensión cómo esto ha sucedido a tal escala, y por lo tanto, una de las razones por las que seguimos hablando tanto de que esto no puede continuar.
Un niño pequeño, Omar, tenía siete años cuando la casa de su familia fue bombardeada. Su madre fue asesinada, su padre fue asesinado y su hermano gemelo fue asesinado. Mientras hablaba con él, pudo compartir lo que estaba haciendo. Quiere mucho a su tía. Ella está siendo increíble y lo respalda.
Pero, él seguía cerrando los ojos, y yo estaba tratando de entender por qué. Le pregunté a la tía, y ella dijo que simplemente está muy aterrorizado de olvidar la imagen de su madre y de su padre. Ese es su miedo ahora. Y así, cierra los ojos porque no puede soportar la idea de que los ha perdido en este mundo, pero también podría perderlos en su imaginación.
La pausa en los combates trae alivio
En los últimos días, todas las agencias de la ONU han hecho un trabajo extraordinario.
UNICEF ha traído suministros médicos, kits de emergencia para comadronas porque había muchas mujeres embarazadas dando a luz en una zona de guerra, sales de rehidratación oral, soluciones intravenosas y multivitaminas para los niños, porque estamos desesperadamente preocupados por su estado nutricional.
La UNWRA, la principal agencia aquí para la gente de la Franja de Gaza, está entregando alimentos, combustible y agua. El Programa Mundial de Alimentos (PMA) está entregando comida y la Organización Mundial de la Salud (OMS) medicamentos.
La gente necesita tiempo para recuperarse
Si se toma consciencia, esta pausa humanitaria debe convertirse en un alto el fuego humanitario y luego en una paz duradera.
Más de 6000 niños y niñas han sido asesinados. Esto tiene que acabar. Tantos niños han perdido a sus padres; tantos padres han perdido a sus hijos.
Llevo aquí sólo desde la semana pasada. Es muy raro hablar con alguien que no haya perdido a un ser querido.
No es posible que pasemos de brindar esta ayuda en 24 o 72 horas a bombardeo de nuevo.
La gente necesita tiempo para recuperarse y nosotros para entregar la ayuda. Por eso una paz duradera es lo único que a fin de cuentas protegerá a la gente.
El agua, la diferencia entre la vida y la muerte
El agua va a ser la diferencia entre la vida y la muerte. UNICEF y todos nuestros increíbles socios sobre el terreno aquí en la Franja de Gaza tienen un plan muy claro.
Necesitamos la paz. Los bombardeos tienen que parar porque están destruyendo las plantas desalinizadoras que son críticas aquí.
Necesitamos que llegue el combustible, que se hagan las reparaciones. Necesitamos maquinaria para arreglar las plantas y abrir de nuevo las tuberías.
Por supuesto, podemos distribuir cientos de miles de botellas de agua, pero no es una forma eficaz de distribuir la ayuda, y no va a llegar a la gente con la suficiente rapidez”.