La fortaleza femenina .

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/Clara Scherer /

 

Ni quien lo dude después de milenios resistiendo. Ahora, ya no son unas cuantas, ahora ya se escuchan sus voces y, a veces, se atienden sus reclamos. Todo parece mejorar, pero las amenazas asoman por todos lados.

Lo que llaman la derecha, cada vez y en muchas partes, está ganando elecciones. En Estados Unidos, ya vimos qué quiere esa derecha: reducir los derechos de las mujeres. Muchos países de la Europa antes bajo el yugo de la URSS “en apoyo de sus proyectos agresivamente nacionalistas han tratado de vincular el patriotismo al mantenimiento de los roles de género tradicionales y la heterosexualidad obligatoria, y el feminismo o los valores liberales son representados como una invasión de ideas occidentales ajenas al carácter nacional” (https://nuso.org/articulo/extrema-derecha-Le-Pen-Europa/).

En la Europa occidental no cantan mal las rancheras: todos los países de la Unión Europea, salvo Irlanda, tienen representación parlamentaria de extrema derecha. Están intentando aparecer como “feministas”, al poner al frente a una mujer, Italia, al tiempo que reactivan el discurso antimusulmán, señalando que si se permite la entrada de esas personas, se pierden los valores y los derechos de las mujeres. Marine Le Pen declaró: “Temo que la crisis migratoria señale el comienzo del fin de los derechos de las mujeres”.
Poner en el centro a la familia tradicional (ésa que sueñan que existe, cuando el número de madres solteras va en aumento, los divorcios superan a los matrimonios y la violencia intrafamiliar causa pavor) es la estrategia de partidos como Alternativa para Alemania, el Partido de la Libertad de Austria o Vox en España. La familia tradicional es la institución que garantiza el orden de género sostenido por el patriarcado.

En México estamos en una gran confusión. Quienes se dicen de izquierda han resultado más parecidos a la extrema derecha en muchos rubros. Los presupuestos antes etiquetados para mujeres están en vías de extinción y la violencia contra ellas ha aumentado de manera escandalosa. La Suprema Corte es la que ha sostenido algunos avances que favorecen los derechos de las mujeres, como el de la despenalización de la interrupción del embarazo.

Diferentes estudios muestran que las periodistas viven violencia sin límite por el simple hecho de ser mujeres. No olvidemos los ataques continuos desde la voz más poderosa contra Carmen Aristegui ni el cambio forzoso de Azucena Uresti, en medio de descalificaciones injustas.

“Aunque todas las mujeres se enfrentan a amenaza, acoso, hostigamiento, violencia, las políticas, las periodistas, las defensoras de los derechos humanos y las activistas feministas, especialmente de identidades cruzadas y marginadas, están especialmente en el punto de mira de agentes estatales y no estatales”, según Irene Khan, relatora rspecial sobre la Promoción y Protección del Derecho a la Libertad de Opinión y de Expresión de Naciones Unidas.(https://www.ohchr.org/es/stories/2022/11/voices-women-and-girls-essentia…).

Lo más grave para el retroceso de nuestros derechos ha sido la militarización de la seguridad pública. El ejército es una estructura fundamental del patriarcado. “Un análisis de las violencias perpetradas por las Fuerzas Armadas contra las mujeres, a partir de datos de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh, 2021), revela que más de 68 mil mujeres sufrieron violencia en su comunidad por parte de militares o marinos”.

(https://equis.org.mx/la-militarizacion-de-la-seguridad-publica-amenaza-p…).

ONU: “La voz y el valor de las mujeres y las niñas han sido, son y seguirán siendo esenciales en la lucha por la protección de los derechos humanos”.