/ Peniley Ramírez /
En los últimos días he recorrido las calles de México para hablar con mujeres de todo el espectro político y preguntarles si van a votar. La mayoría responde que sí, por supuesto. Casi todas están felices porque una mujer gobernará este país por primera vez. Y creen que una mujer en la Presidencia es algo que le habla a su realidad inmediata. Pero este momento esperanzador contrasta con otro más inmediato: en este país asesinan a 11 mujeres cada día.
Hace meses, le planteé al equipo de Latino USA, el programa de radio pública que dirijo en Nueva York y se transmite en casi 400 estaciones, que debíamos hacer un episodio sobre las elecciones de México. Durante 30 años, Latino USA ha relatado a las audiencias de Estados Unidos la realidad de los latinos en el país. En todos estos años, solo habían cubierto una elección en México: la de Vicente Fox, porque consideraron que era un cambio histórico. Ahora, es otro momento de una relevancia excepcional. Por eso hemos venido.
En las calles, he encontrado una polarización similar a la que vemos en redes sociales. Las entrevistadas nos dijeron que ven en Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez a mujeres preparadas y que consiguieron victorias históricas con sus candidaturas, aunque no parecen entender sus propuestas, ni sus proyectos. He visto campañas que giran en torno a la emoción, más que al contenido, como sucede casi siempre en política. Algo me ha parecido preocupante: en el centro de la conversación no he encontrado a las candidatas sino al presidente Andrés Manuel López Obrador, tanto para los simpatizantes de su partido como de la oposición.
Muchas de las votantes están a favor o en contra de AMLO, su proyecto político y lo que Morena ha hecho en el país. Hasta ahora, buena parte de la conversación gira en torno a él, lo que dice y lo que calla, lo que opina sobre una candidata o la otra, lo que ha hecho y no como gobernante. Hemos entrevistado a las dos candidatas punteras, a colaboradoras de ambas y a mujeres neutrales. AMLO ha salido a relucir en todas las entrevistas. Por supuesto, esto no es lo ideal, pero no veo cómo podría ocurrir un proceso electoral distinto después del gran protagonismo que él ha tenido en la vida pública mexicana en las últimas dos décadas.
Las campañas apenas están comenzando, así que ahora toca el viraje. El foco, espero, debe centrarse en las candidatas, sus propuestas y sus ideas. Debemos hablar mucho más de ellas porque son ellas las que están compitiendo. Y son ellas quienes ahora deben responder a las preguntas difíciles.
Ayer, en muchas ciudades del país, las mujeres protestaron contra la violencia y la impunidad, como lo han hecho por años. En la Ciudad de México, vi coraje, dolor y muchísima solidaridad. Algunas mujeres no se sienten representadas con ninguna de las candidatas. Desde el periodismo, creo que nuestra labor es ejercer nuestro oficio con perspectiva de género, que incluye tratar a las candidatas con el mismo rigor y seriedad con los que hemos tratado a tantísimos candidatos hombres. Y esa perspectiva incluye reconocer las batallas que tantas candidatas están librando ahora contra la violencia, la misoginia y el desdén. Creo que el momento es esperanzador, pero muchos de los grandes problemas de México para las mujeres no se resuelven solo con tener a dos candidatas presidenciales y muchísimas candidatas a todos los niveles de gobierno.
En México, aún son las mujeres quienes reciben menor sueldo, se encargan de la mayoría de las tareas domésticas, lidian con violencia política de género, se enfrentan a acoso sexual en sus trabajos, en sus escuelas, en sus propias familias. Aún muchísimas mujeres migrantes sufren violencia sexual cuando atraviesan el país, y muchas otras se enfrentan a la culpa o el escrutinio de sus cercanos si deciden no ser madres.
Una mujer en la Presidencia no garantiza que un gobierno sea feminista. Por eso toca ejercer un periodismo que mire fuera de los partidos, a las organizaciones sociales, a los programas de política pública, a las sentencias judiciales. Y nos toca a todos celebrar la esperanza y seguir contando las historias de las mujeres en México, con sus batallas y sus victorias, todos los días.
@penileyramirez