Las bajas temperaturas nocturnas durante el invierno modifican la fisiología del sueño, la menor cantidad de horas de luz solar y el frío provocan en algunas personas, que no puedan dormir correctamente.
Además, si se contrae el típico resfriado invernal, el cual provoca inflamación de los tejidos de la garganta, aumenta la intensidad del ronquido y sus complicaciones, advirtió Reyes Haro Valencia, director del Instituto Mexicano de Medicina Integral del Sueño (IMMIS).
El síndrome de apnea obstructiva del sueño y el ronquido se agravan durante los meses de frío. La apnea del sueño es un trastorno común en el que la respiración se interrumpe hasta 30 veces por noche, se hace muy superficial y vuelve acompañada de ronquido.
Las personas que tienen más riesgo de apnea son: hombres, personas que tienen sobrepeso, historia familiar o problemas en vías respiratorias, así como los niños con amígdalas y adenoides (pequeñas glándulas) hinchadas.
Este trastorno del sueño empeora en esta temporada, debido a factores ambientales y también porque en esta época las personas suelen aumentar de peso, a causa de las frecuentes y abundantes comidas que se hacen para celebrar las fiestas de Navidad y Año Nuevo.
Con el fin de evitar que estas alteraciones del sueño se compliquen, es importante seguir medidas de higiene del sueño que permitan un descanso reparador.
En entrevista, el especialista recomendó moderar el consumo de bebidas alcohólicas, ya que el exceso de alcohol no sólo afecta la calidad y profundidad del sueño, sino que contribuye al aumento de peso.
“El buen dormir es necesario entre tantas funciones para mantener bien al sistema inmunológico, ya que diversos estudios han mostrado que los niveles de inmunoglobulinas, parte de las denominadas defensas de nuestro cuerpo, son significativamente mayores en personas que duermen más de siete horas”, indicó.
Las bajas temperaturas ambientales propician que el cuerpo busque de manera natural mayor ingesta de alimentos para enfrentar de mejor manera el frío, pero esto no es bueno en la noche, debido a que una digestión pesada interfiere con la expresión normal del sueño.
Reyes Haro dijo que también se deben considerar los síntomas de depresión porque pueden ser el primer signo de alerta de una patología de sueño, misma que al ser controlada, mejora el estado de ánimo.
Desvelarse en estas fechas es algo común, pero reducir el tiempo de sueño o desplazar los horarios para acostarse y levantarse debido a las constantes fiestas provoca un desajuste en el reloj biológico.
Esto ocasiona trastornos como el síndrome de fase retrasada de sueño, mismo que ocasiona gran dificultad de adaptación al regresar al ritmo habitual de actividades.