Respeto por la vida.

TIERRA DE BABEL

Jorge Arturo Rodríguez

“Va por mis hermanas que están y no han nacido. De estas últimas, ahí quédense. No soy nadie para decidir. Pero por respeto a la vida…, mejor lloro y lucho”. (Lucía, madre de una hija secuestrada).

“¡¿Ya se cansaron…?!”, reza la música y gritamos: “¡Noooo!” Pos qué carajos queremos y esperamos, me pregunto yo junto con otros tontos más. Ya, lo que pasa es que aún somos pocos… ¿Hasta cuándo?

Por ser días de guardar, de cuarentena, de luto y de arrepentimientos –¿qué día no?-, seré breve. Ayer un amigo me preguntó qué pensaba de mí. Le contesté que nada. Y muy a mis adentros recordé a Henning Mankell, en su novela Cortafuegos: “A estas alturas, ya sabemos que la violencia no respeta edades”. Y luego la pregunta: “¿Qué queda del respeto por la vida humana?”

Parafraseando las palabras de unos de los personajes de Mankell, somos los monstruos de los nuevos tiempos, del todo indiferentes ante el valor de la vida humana.

Dicho lo cual, ahí se ven con el dichoso coronavirus, porque ¿qué tal con los otros virus? Llámenle como quieran. Para mí es VIOLENCIA, así se sintetiza. No que espérenme, voy a “sanitizar”. Diría mejor “satanizar” –no es lo mismo, pero ¿quién dice que peor?

Los días y los temas

Como en esta sección no hay mucho más que decir de lo que ya saben, hagan el favor de no contagiar, si de por sí soy alérgico a la pendejez.

De cinismo y anexas

Pero viendo la situación, escribía Williams Deer: “Lo mejor de un suicida, es no haber nacido”. Feliz próxima semana no santa…

O por si les gusta:

“Nunca camines hacia la pared, al menos que delante de ti esté un espejo”.

Ahí se ven.