Por Yamiri Rodríguez Madrid.
Gibrán Ramírez Reyes es uno de los personajes más mediáticos de la Cuarta Transformación; además de panelista y columnista, es Secretario General de la Conferencia Interamericana de Seguridad Social. Hoy, muchos hablan de él por la carta autocrítica que mandó a la militancia del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) para recomponer el camino y retomar su esencia.
Hace unos días platicamos sobre las respuestas diversas que ha tenido a lo largo y ancho del país, del cómo, lo que él llama “la militancia profesional”, lo ha tomado bastante mal, y del descontento que el nombramiento de delegados ha tenido en algunas entidades pues, entre los cuatro ejes planteados en la polémica misiva, fechada apenas el pasado 8 de junio, habla de separar el poder económico del político para construir bienestar; transformar el federalismo existente; cambiar el sistema de partidocracia y el régimen creado alrededor suyo y destruir el sistema de intermediación corrupta entre el estado y el pueblo.
Por eso tema obligado fue el de la ex presidenta nacional del partido Yeidckol Polevnsky, señalada de un presunto desvío de 365 millones de pesos en obras fantasmas, a lo que dijo que dicho asunto debe revisarse y Morena debe dar ejemplo en ese y en otros casos, pues de lo contrario perderá la única marca distintiva sobre los otros partidos.
Morena, señaló, ganó por un asunto ético, por autoridad moral y puntualizó que muchos de los documentos básicos de los partidos están llenos de buenas intenciones por lo que, de no mantener su línea, correrán el riesgo de ser uno más.
En la charla, Gibrán Ramírez insistió en la necesidad de disminuir plurinominales, de generar dinámicas no a partir del dirigente en turno, de saber interpretar los dolores del pueblo. Crítico, como es, reconoció que hay personajes dentro del partido que tienen ocurrencias de domingo, como la del actual dirigente nacional, Alfonso Ramírez Cuellar, quien proponía dotar de facultades fiscalizadoras al INEGI.
Sobre las acciones concretas propuestas, como un observatorio del desempeño de los legisladores y funcionarios morenistas y la necesidad de constante capacidad, admitió que en algunos casos hay desencanto; que no es posible ganar con la marca de Morena y luego hacer lo que quieran. De ahí se explica la disminución de intención del voto del 10 por ciento.
Por eso les insiste a sus correligionarios que los gobiernos locales deben tener características, resonancias éticas y programáticas: sino no, no hay partido, no hay congruencia. No se pueden alejar del espíritu de Morena. Ya veremos si hay eco de la crítica, a tiempo, emanada al interior o si al final termina la masa, haciendo lo que tanto criticaron de los otros partidos.
@YamiriRodríguez