ALMA GRANDE
Por Ángel Álvaro Peña
La desorganización que priva en Morena, luego de varios meses sin dirigente, se muestra en la falta de disciplina de los militantes que ahora buscan la presidencia del partido. En un principio la batalla electoral interna estaba definida en tres aspirantes: Mario Delgado, Yeidckol Polevnsky y Alejandro Rojas Díaz Durán.
Ahora son más, el tiempo de la inscripción ya pasó, pero la especulación continúa a veces por el verdadero origen de los aspirantes y otras por las intenciones que hay detrás de cada uno de ellos.
Porque al haber muchos participantes el voto necesariamente se dividirá, será pulverizado, y el que gane no será un líder fuerte a causa del gran número de participantes entre quienes destacan los ya mencionados además de Porfirio Muñoz Ledo, Citlali Hernández, Antonio Attolini, Gibrán Ramírez, Javier Hidalgo, Adriana Menéndez Moreno.
Se anuncia un partido fuerte tras el liderazgo de López Obrador. Es decir, todavía persiste la figura del presidente de la República en el partido que lo llevó a triunfo, y esto puede fortalecer posiciones, pero si los morenistas ven hacia adentro de su organización hay mucho trabajo por hacer. Prácticamente deberán partir desde cero, empezando por la reconstrucción del padrón que pareciera ser sólo un fantasma.
Según los estatutos de Morena, no debe hacerse campaña para llegar a esa posición todo será propuesta pública y declaraciones, pero últimamente los estatutos de Morena han sido desechados y pisoteados, incluso por los propios magistrados del Tribunal Electoral, de otra manera no estaría al frente un “presidente interino” figura que no consideran, en ningún artículo, las normas del partido.
La afiliación deberá llevarse a cabo con rigidez y mucha supervisión, debemos recordar que Morena tiene enemigos no sólo dentro de sus filas sino en la propia estructura de la autoridad electoral. Eso es un secreto a voces.
La inscripción para la candidatura hacia la presidencia de Morena no fue una fiesta partidista sino una kermesse de egos, donde las propuestas brillaron por su ausencia. El martes 8 de septiembre todavía no se acababan de ir los porristas de uno, cuando llegaban los otros en una especie de concurso de acarreo o de simpatías en la explanada del INE.
Ante la responsabilidad de la encomienda por la que concursan le faltó seriedad al inicio del proceso. Esperemos que los concursantes por la presidencia de Morena no sean rebasados en madurez y conocimientos por la militancia. Porque los grupos alrededor de los candidatos parecían tribus enfrentadas, no sólo desunidas, sin cohesión, que se enfrentan con otros. Pocos hablaron de unidad y nadie de compromiso común.
La lucha de egos consistió en ver quién llevaba más gente, más pancartas, más medios, quién gritaba más fuerte, etc. La cercanía del INE con el Estadio Azteca hubiera confundido por los gritos a varios con las porras, en caso de que hubiera habido partido de fútbol.
Mario Delgado llevó a los diputados de Morena como porra, no se trata de una guerra, el enemigo está afuera y no lo ven. Si siguen así, de nuevo el presidente deberá cargar con la responsabilidad del triunfo electoral. PEGA Y CORRE. – La salida de 10 gobernadores de la Conago no significa que se rompa el pacto federal, sino que los gobernadores de oposición quieren su propia asociación para lo cual son libres de hacerlo. Las causas son las que deben aclararse…
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