Adolescentes y jóvenes, víctimas de violencia psicológica #25N

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/ Por Ainhoa Portillo /

*El 24’2% de las mujeres en España han sufrido maltrato psicológico o emocional por parte de su pareja o expareja.

Madrid. 5 dic. 22. AmecoPress.- La violencia psicológica es la forma de violencia más habitual, según la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer de 2019. Sin embargo, es la más silenciosa, ya que no hay muestra física del daño. Se ejerce mediante la palabra, que se utiliza para humillar, ofender, controlar e intimidar, en el entorno de la pareja o la expareja.

Según esta macroencuesta realizada en el año 2019, el 57,3% de las mujeres mayores de 16 años en España, han sufrido alguna de las formas de violencia de género. De estas, un 24,2% asegura haber sufrido maltrato psicológico o emocional. Para tener un conocimiento más amplio sobre este tipo de violencia, la encuesta hizo preguntas concretas a estas mujeres sobre diferentes actuaciones: El 20,6% de ellas afirma haber recibido insultos por parte de su pareja o expareja. El 14,9% ha sido humillada o menospreciada delante de otras personas. Al 13,5% le han asustado o intimidado a propósito. Asimismo, al 9,8% le han amenazado verbalmente con hacerle daño y al 3,9% también le habrían amenazado con hacerle daño a sus criaturas o alguna persona importante para ellas.

Teniendo en cuenta en estas cifras la variante de la edad, analizaremos únicamente los datos correspondientes a las menores. Según datos recogidos también por esta Macroencuesta, las adolescentes de 16 y 17 años han sufrido: el 6,2% han sufrido violencia física; el 6,5% violencia sexual, el 16,7% violencia emocional y el 24,9% violencia psicológica o de control por parte de sus parejas o ex-parejas.

Una vez más, vemos la gravedad de la violencia que se ejerce a través de la palabra, es por ello que en este artículo vamos a ahondar en estas cifras centrándonos en el grupo demográfico de las jóvenes y adolescentes víctimas de la violencia psicológica y emocional.

Un estudio de Save the Children sobre la violencia de género entre los adolescentes recoge un apartado de la Memoria de 2020 del Ministerio Fiscal que establece que «las relaciones afectivas comienzan cada vez más precozmente sin convivencia y sin un proyecto en común, y su desarrollo online de corta duración pero gran intensidad nos enfrentan a múltiples y variadas situaciones de dominio, control y maltrato psicológico y físico del varón sobre la mujer, que constituyen la esencia de la Violencia de Género, pero que difícilmente pueden incluirse en el concepto de relación afectiva que exige nuestro Código Penal».

Con el auge de las redes sociales y las aplicaciones móviles, principalmente entre las nuevas generaciones. Un gran número de casos de violencia y acoso se han trasladado a este nuevo escenario, el de la digitalidad. Un escenario que es más difícil de controlar y que ha contribuido a la normalización de estereotipos y ciertas violencias machistas: comentarios sexuales, insultos, intercambio de fotografías íntimas, control, amenaza, etc.

Según la teoría del triángulo de la violencia de Johan Galtung, la violencia visible (violencia física) es “la punta del Iceberg”. Sin embargo, debajo de ella hay muchas otras violencias que no se ven pero están ahí: la violencia simbólica o cultural (actitudes como el control o la humillación) y la violencia estructural (negación de necesidades, estereotipos, roles, etc.).

Precisamente estas dos últimas violencias: la simbólica y la estructural, son más difíciles de identificar por la propia víctima debido al proceso de normalización.

¿Cuántas veces habrás escuchado alguna de estas frases?: “Está celoso porque me quiere y tiene miedo a perderme”, “me aconseja qué ponerme/ qué subir a redes/ cuánto salir de fiesta/… porque quiere lo mejor para mi”, “Él grita pero porque tiene carácter, como todos los hombres”, “A mi me gusta un chico que me lo ponga difícil”, y un largo etcétera de situaciones que tenemos muy normalizadas en nuestro día a día.

En el estudio ya mencionado de la organización Save the Children, se ponen de manifiesto algunas características agravantes de la violencia de género entre las y los jóvenes en el ámbito de la pareja y la ex-pareja: intensidad de la primera relación amorosa, ciclo de control, duración y entorno de las relaciones, influencia de la pornografía, falta de autopercepción de las adolescentes como víctimas y los adolescentes como agresores y uso de redes sociales.

Las redes sociales, el escenario emergente de la violencia

Este último aspecto, resulta especialmente importante porque, sin ninguna duda, las redes sociales son el principal escenario de la población joven, en el que pasan más tiempo y en el que establecen su canal de comunicación. Por ello, resulta imprescindible saber utilizarlas adecuadamente, de manera que se sepa identificar y denunciar las malas conductas.

La presidenta de la Federación de Mujeres Jóvenes, Ada Santana, nos cuenta cómo la violencia de género se ha transformado en este nuevo entorno: “Las redes sociales tienen grandes ventajas y grandes inconvenientes. A la vez que han servido para difundir el mensaje feminista y que tenga un mayor alcance, llegando a más personas. También han adoptado conductas machistas, porque el machismo ha conseguido -de nuevo- adaptarse”.

En estos medios sociales, se han desarrollado nuevas formas de violencia como el ‘ciberbullying’, ‘el sexting’ o el ‘grooming’, que son específicas de este entorno. Y nuevamente, las principales víctimas de estas violencias son las mujeres. El gran problema que surge en este contexto es la dificultad para identificar estas conductas negativas ya citadas puesto que son situaciones nuevas y complejas, debido a la continua evolución de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC).

Según datos del Instituto de las Mujeres de este mismo año, casi la mitad de mujeres de entre 16 y 24 años se ha sentido, alguna vez, ofendida, humillada, intimidada, acosada o agredida en las redes sociales. Además, los datos recogidos muestran que el 56,2% de los mensajes de los agresores son de carácter sexual e intimidatorio o se refieren, en un 53 %, a la divulgación de fotografías, sexualmente explícitas, sin el consentimiento de la víctima.

Las conclusiones de este estudio extraídas a través de los datos reflejan que casi la mitad de las jóvenes no denunciaron ni compartieron la situación de acoso, puesto que solucionaron la situación ellas solas bloqueando el perfil del acosador o privatizando su cuenta. De este mismo modo, dos de cada tres mujeres no asistieron a ninguna institución a denunciar el acoso.

Identificar el maltrato psicológico

“El maltrato psicológico es una de las formas de violencia más difíciles de identificar, porque el maltratador juega psicológicamente con tu mente de manera que te hace sentir a ti misma culpable o merecedora del control, los insultos, humillación o cualquier otra forma de violencia emocional, cuando en realidad eres la víctima”, explica para este medio Nuria Gallardo, educadora social experta en género.

En el caso de las jóvenes y adolescentes, el reconocimiento de sí misma como víctima es aún más complejo debido a la inexperiencia en las relaciones sentimentales.

“La solución es en primer lugar, saber identificar, nosotras mismas como mujeres cuáles son las violencias y reconocer cuando estamos siendo víctimas de ellas, y por supuesto, en segundo lugar, tener respuestas desde las Instituciones porque no sirve de nada que nosotras sepamos identificarlas si no vamos a tener el respaldo de estas”, declara Ada Santana, quien considera imprescindible la educación para hacer frente a estas violencias: “Necesitamos educación en las aulas y campañas de sensibilización en las que las víctimas se puedan sentir reflejadas y ayuden a reconocer estas violencias que tenemos tan normalizadas; porque un guantazo se sabe identificar como una agresión pero la coacción a mandar un vídeo íntimo -por ejemplo- no, y esto también hay que saber identificarlo”, añade.

El Gobierno de España ha emitido diferentes campañas para sensibilizar contra la violencia psicológica. La más reciente, es la campaña que recibe el nombre de “La Violencia que no Ves”, que fue premiada en la XVª edición del Festival Internacional de Publicidad Social (2021). En el proyecto, se exponen cuatro situaciones “que van más allá de la violencia física”, puedes verlo a través de este enlace:click aquí

Asumiendo todo lo expuesto, para identificar el maltrato tenemos que hacer -como sociedad- un gran esfuerzo por mejorar la educación en el ámbito de la violencia de género, la ética, la sexualidad, etc. y de este modo poder acabar con los desechos del sistema patriarcal. Esta educación, que es una de las herramientas pata conseguir el fin, se fomenta mediante formación en las aulas, campañas de sensibilización, talleres voluntarios y obligatorios, “discursos de referentes”, etc. Con una buena educación sabremos cuáles son los límites (tanto el agresor -para no sobrepasarlos-, como la víctima -para identificarlo y denunciarlo-) y sabremos eliminar las violencias machistas y señalar a quien no lo hace. Una frase muy recurrente, típica de libros de autoayuda, dice que “el primer paso para resolver un problema es reconocerlo”, y para reconocerlo, definitivamente, se precisa mucha introspección, autocrítica y sobre todo educación.

De lo que no se habla, no existe

En pocas ocasiones habrás escuchado, leído o visto en medios de comunicación algún caso referido al maltrato psicológico, sin embargo, como ya hemos visto, es el maltrato que más mujeres sufren. ¿Cómo repercute esto? Seguro que has escuchado hablar de la ‘agenda setting’. Este concepto se refiere al poder que tienen los medios de decidir cuáles son los temas más importantes y de interés informativo; ellos deciden qué se publica y qué tiempo se le otorga. Por lo tanto, un asunto que no se emite en los medios no tiene ninguna importancia en la agenda pública.

Hace unos meses, y gracias a unos vídeos virales de TikTok, se convirtió en tendencia una clase de reto que consistía en mencionar lo que tú considerabas como “red flags”, que son comportamientos tóxicos de los que tienes que huir. Pues bien, muchos vídeos pusieron nombre e hicieron eco a comportamientos machistas y violentos. En este contexto, preguntamos a nuestras entrevistadas qué comportamientos podrían determinarse como ‘red flag’, para que las jóvenes pudieran identificarlos. “Todo comportamiento que no haga caso a tu decisión o esté fuera de lo que tú quieres”, explica Ada Santana. Por su parte, la educadora social experta en género añade que “las faltas de respeto, en todas esas situaciones en las que te sientas ofendida, humillada, controlada o con miedo es porque, claramente, no te están tratando bien”.

Sin embargo, lo que siempre ha tenido una gran visibilidad es la romantización del amor. El concepto del amor romántico, es clave en los estudios de la violencia machista. En la idealización de este sentimiento han contribuido las numerosas películas y series, los libros, ahora también las redes sociales. etc. “El amor romántico dulcifica muchas violencias de género”, sentencia la presidenta de la Federación de Mujeres Jóvenes. Y es que, efectivamente, esta romantización ha maquillado conductas machistas, estereotipadas y violentas y ha creado expectativas mediante falsos mitos.

En definitiva, nuestro trabajo como sociedad tiene que ser visibilizar estas conductas para que se puedan denunciar y enjuiciar, fomentar la educación con el objetivo de que los agresores sepan reconocer qué conductas no son propias de ningún tipo de relación y que las víctimas puedan identificarlas, establecer campañas que ayuden a que las víctimas se puedan sentir identificadas, pero que sobre todo ponga el foco en el principal problema: quien ejerce esta violencia.


Foto: Archivo AmecoPress cedidas por Pixabay e Instituto de las Mujeres.

Estado Español- Violencia de género- Maltratos. Madrid. 1 dic. 22. AmecoPress.

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