*DESDE A JANELA .
/FELIPE DE JESÚS FERNÁNDEZ BASILIO /
“Ya solo restan siete meses y veintisiete días para que se vaya a … su rancho”
“Vamos a terminar con el bandidaje oficial. Voy a gobernar con el ejemplo. Vamos a limpiar al gobierno de corrupción, como se barren las escaleras, de arriba para abajo” lo prometía un candidato y luego lo pregonaba a los cuatro vientos un exultante presidente electo.
Corría el año de 2018, y una muy buena parte de México jubilosamente pensaba que por fin se iba a combatir frontalmente a la corrupción que de manera muy descarada se notaba en las altas esferas del gobierno federal y los de muchas entidades federativas.
Tan descarada era la corrupción en las administraciones del otrora llamado “PRI del Siglo XXI” que Peña es el presidente mexicano de los últimos tiempos que tuvo el menor índice de popularidad y por mucho; cosa que, por cierto, contrastó con el alto índice de votación con el que ganó su elección, lo que demuestra el desgaste abrumador que sufrieron esas siglas debido al descaro de esa camada de gobernantes.
Sin embargo, parece que a México no se le da eso de terminar con la corrupción, ya que el que se ostentó como barrendero con una técnica de limpieza supuestamente infalible (barrer de arriba para abajo), resultó que traía una escoba mucho más sucia que los mismos escalones que iba a limpiar, ¡Vaya desgracia la de nuestro país!
Y sucedió lo que en estos casos tiene que pasar, 2018 se convirtió en 2024 y resulta que los peldaños más altos de la escalera no solo no se limpiaron, sino que se encuentran más sucios debido a que a la mugre anterior (que nunca fue limpiada y solo se embarró) se le añadió otra gran cantidad de mugre e incluso el supuesto barrendero terminó bañado en polvo.
Y es que el presidente en la noche de su mandato, ya casi se le dan las 12, ya no siente lo duro sino lo tupido en escándalos de corrupción en los más altos niveles de su administración, y lo que aún es peor, esos escándalos han llegado al escalón más alto, o sea, al propio presidente.
Ya se está acabando esa leyenda de que sus altos funcionarios o incluso sus familiares se podían embarrar de lodo y el presidente salir impoluto del pantano, ya que las investigaciones y las denuncias cada vez apuntan más hacia su persona, y eso evidentemente lo saca de quicio.
Las investigaciones sobre financiamientos provenientes del crimen organizado a su fallida candidatura de 2006 y al posterior plantón, con circo incluido, que han publicado la televisión pública alemana y agencias noticiosas estadounidenses, todas con un gran prestigio a nivel mundial (lo mismo sucede con los periodistas que las llevaron a cabo) y que, además, nunca habían chocado con el gobierno mexicano son un verdadero golpe en la línea de flotación de su movimiento y de su persona.
Tan es así, que el presidente no ha atinado a defenderse como debiera de hacerlo, si es que en realidad se tratare de una calumnia; ya que su defensa ha consistido en gritar en su programa matutino exigiendo pruebas y acusando al gobierno estadounidense de estar detrás de todo.
Nada más que al exigir pruebas, el presidente en su ofuscación confunde la frecuencia, ya que no está (al menos de momento) ante los tribunales, sino que se encuentra en un escándalo mediático en el que los señalamientos hechos en su contra aunados a los hechos realizados en su gobierno, con mucha certeza permiten suponer a la opinión pública que, efectivamente el crimen organizado (“sinaloa”) lo ha apoyado con mucho dinero a cambio de impunidad.
E incluso en un proceso de índole criminal, una acusación de ese tamaño obligaría a su defensa a ser activa y no solo a esperar que la acusación pruebe el delito, pero eso en este momento no es el tema.
También olvida el presidente, que en Estados Unidos los medios no se alinean al gobierno como aquí sucede, debiera de tener presente el “Watergate”, los escándalos de la Oficina Oval de Clinton o como la CNN y otros medios traían de encargo a Trump y sus mentiras.
Así que, si el presidente realmente se sabe inocente de esos señalamientos lo más sensato es que demande a las instituciones norteamericanas en su país por difamación; ya que, a diferencia de México, en los Estados Unidos los particulares le ganan miles de demandas por difamación al gobierno y en eso tiene toda la razón Xóchitl Gálvez.
Y es que tanto los señalamientos en su contra, como los hechos son demasiado contundentes y si no toma medidas contundentes para limpiar su nombre, tanto su persona como su legado quedarán definitivamente manchados y su mayor némesis Salinas de Gortari es el mejor ejemplo de esto.
Así que el todavía presidente realmente tiene dos opciones, si es inocente y ha sido calumniado debe de limpiar su honra en corte estadounidense y si no lo es, nada de eso hará y se quedará gritando en lo que le llega el veredicto de la historia y junto con él, muy probablemente una solicitud de extradición.
De momento, lo que se percibe es que el barrendero está más sucio que las escaleras que pretendió barrer.
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Twitter: @FelipeFBasilio