*35 Aniversario de la muerte del escritor argentino.
Bogotá, 22 Jun (Notistarz).- El escritor argentino Jorge Luis Borges es el prototipo de un “mártir seglar que se pregonaba enemigo de toda dictadura. No disimulaba un odio enfermizo por Perón, tirano, y por la URSS, una dictadura y un anticomunista promulgado”, aseguró el poeta y novelista Leo Castillo.
El escritor y traductor Leo Castillo hizo estas reflexiones con ocasión del 35 aniversario del fallecimiento de Borges (24 de agosto de 1899 – 14 junio de 1986), en un artículo publicado en el diario El Espectador con el título “Borges: supremacista”.
“El autor de ‘Historia universal de la infamia’ y ‘El jardín de los senderos que se bifurcan’, fue un anticomunista promulgado, ¡eh!, con singularidades, como con respecto a su buen amigo Enrique Amorim, comunista”, añadió.
“Es verdad que Amorim era un comunista acaudalado que pertenecía a una familia de clase alta en su país y que esto, por supuesto, hacía cerrar los ojos a doña Leonor sobre sus incorrectas ideas políticas”, señaló Leo Castillo.
Subrayó que el anticomunismo y animosidad a las dictaduras de Borges era curiosamente del mismo tipo que el de doña Leonor Acevedo, su madre. Así encuentro que tanto nada tiene de particular que aceptara ser homenajeado por el más célebre de los dictadores latinoamericanos, Augusto Pinochet, en Chile.
Leo Castillo recordó que el escritor António Lobo Antunes, lo llamó: “Borges, fascista de mierda”, al tiempo que agrega “cosas del ambiente de una nación europea trasplantada en América del Sur”, como que en Sur Victoria Ocampo “obligó a renunciar a su secretario de redacción, José Bianco, en el cargo desde hacía 25 años, cuando éste se tomó la libertad de aceptar una invitación para visitar la Cuba de Fidel Castro”.
Para el escritor colombiano, Borges “no es más que pasivo heredero o eco de una tradición argentina, reiterada hasta extenuar con su redentor Lazarus Morell: aquí lo vemos diligentísimo tratando de notar de bestias o barbarie a víctimas de brutal esclavitud, a los débiles en desventaja.
Fuera de la relación “madre-hijo los parentescos eran convencionales y turbios. Nombres tenían, pero podían prescindir de apellidos. No sabían leer. Su enternecida voz de falsete canturreaba un inglés de lentas vocales. Trabajaban en filas, encorvados bajo el rebenque del capataz. Huían, y hombres de barba entera saltaban sobre hermosos caballos y los arrastraban fuertes perros de presa”.