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/ Agustín Basilio de la Vega/
La actual administración termina con un crecimiento económico promedio de tasa anual del 0.8 % del Producto Interno Bruto siendo más bajo que el de países como Brasil, Colombia y Chile y menor a lo logrado por los gobiernos anteriores que tanto ha criticado. Lejos quedó la promesa de crecer entre el 4 o 6 % prometido por Amlo.
El inicio del sexenio quedó macado por la cancelación del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México diseñado por Norman Foster y que tenía un avance de más del 30%. Dicha cancelación fue por supuesta corrupción que nunca se demostró y diversas evaluaciones señalan que ha costado al país más de 360 mil millones de pesos sin tomar en cuenta las pérdidas de oportunidad y las consecuencias de los vencimientos de los bonos de largo plazo que comprometen al TUA en Nueva York.
Múltiples despilfarros de recursos en programas y obras inútiles han traído como consecuencia que una parte de los mexicanos aprueben la gestión como si se hubiera tratado de una “fiesta continua de un sexenio” que “tira la casa por la ventana” y que otra parte de la población manifieste su desacuerdo con el derroche de recursos que hubieran sido más útiles para mejorar el sistema de salud, educación, seguridad y carreteras por citar sólo unos ejemplos.
La administración estuvo plagada de mentiras que desde las primeras horas de la mañana llenaron los espacios noticiosos y las redes sociales. Se trató de una campaña permanente para eliminar a los llamados “adversarios” de la vida pública y política con el fin de que el “movimiento” de los sobres amarillos se afianzara en el poder.
La nueva administración encabezada por la “heredera” del presidente iniciará su sexenio de manera inusual pues, aunque parezca increíble, Amlo seguirá viviendo por “unos días” en palacio nacional como si se tratara de un padre que tiene el “usufructo” vitalicio de esa propiedad y para poder influir en las decisiones de la nueva presidente.
Algunas personas piensan que no habrá Maximato, que es cosa que tome protesta la señora Claudia para que el peor sexenio en muchas materias, como en lo económico pase a la historia y surja una nueva oportunidad de componer lo destruido. Nadie puede saber que pasará realmente, pero es un mal augurio que el propio presidente actual diga que se quedará para “aclimatarse” en Palacio Nacional.
También es muy malo para nuestro país que sólo vengan 16 jefes de Estado al cambio de gobierno de entre 80 y 90 que usualmente venían a atestiguar la transición de poder. Lo peor es que no estarán los jefes de estado de nuestros socios comerciales más importantes. El desaire internacional es una mala señal. Ojalá entienda Sheimbaum que debe haber un cambio radical en México que ayude a retomar el camino de la democracia, la división de poderes, los contrapesos constitucionales, el Estado de Derecho y la seguridad.