Liébano Sáenz
“¡La culpa, querido Brutus, no es de las estrellas, sino de nosotros mismos,
que consentimos en ser inferiores!”
Shakespeare (Julio César)
En Europa Oriental se registra un conflicto armado de consecuencias disruptivas a la estabilidad mundial. La invasión de Rusia a Ucrania partió de un mal cálculo del perpetrador. Ahora la región europea toda encara el invierno en medio de una crisis de energéticos, malo para la economía, peor para la población. Los efectos en aquella zona, también se sienten en la aldea global. El planeta vive tiempos convulsos.
México tiene sus problemas propios. La violencia derivada de la desbordada criminalidad preocupa. La respuesta institucional ha sido insuficiente y al mantener la estrategia para combatirla los resultados por consecuencia seguirán igual. La inflación afecta a todos, mucho más a los que menos tienen. El deterioro del sistema de salud y educativo se acompaña del de la calidad del gobierno para la gestión pública. El hackeo de los acervos de la SEDENA es un asunto mayor y, tal como se ha visto, significará un duro golpe para el gobierno, para las fuerzas armadas y para el país. Hay información que ha sido útil conocer, pero lo más trágico, los criminales y los enemigos del Estado ahora tienen acceso a información sumamente peligrosa en sus manos.
Las promesas fáciles para alentar esperanza son tan perniciosas como es el ejercicio de trivializar lo que no va bien; en la circunstancia da la impresión de que las cosas son manejables y están bajo control. Sin embargo, la realidad se impone, así como los efectos de la descomposición en curso. La polarización lleva a extremos: el optimismo de unos ante el fatalismo de otros, así como a la falsa idea de que el éxito del proyecto propio requiere del sometimiento o extermino del otro.
El desafío mayor ahora y siempre será la certeza. Difícil empeño porque no todo depende de nosotros. La contingencia y lo global juegan su parte. Precisamente por tal consideración debe hacerse muy bien lo que sí está al alcance y en ello, quien gobierna y además cuenta con mayoría en el legislativo y en muchos de los poderes locales, tiene la mayor responsabilidad. En la circunstancia actual, no tomar o aplazar decisiones, es de alto riesgo.
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