Ciudad infernal

/ Guadalupe Loaeza /

“Abandona toda esperanza, tú que entras aquí”. Dante

Con ese aire de suficiencia; con esa actitud de que todo lo puede y con esa gana de ganar la Presidencia, la doctora Claudia Sheinbaum, se le olvida constantemente el infierno que vivimos los habitantes de la CDMX.

Los asaltos, los robos, las constantes llamadas amenazadoras de extorsión desde la cárcel, las violaciones, los secuestros, la violencia en general y la inseguridad de sentirse completamente desprotegidos, convierten a la otrora: “ciudad de los palacios”, en un infierno.

Lo que le sucedió a la escritora mexicana, “Premio Cervantes”, Elena Poniatowska, el domingo con luz de día ya no es una sorpresa, es una realidad cotidiana; le puede pasar a cualquiera, a cualquier día y hora, de cualquier alcaldía, en cualquier casa, departamento, vivienda, en lugar de trabajo, en la oficina, en cualquier transporte y a cualquier individuo, viva donde viva o venga de donde venga. Todos y todas estamos expuestos a que entren en nuestra casa, nos roben y con riesgo de ser lesionados y hasta de perder la vida.

Señora jefa de Gobierno:

Usted como funcionaria de alto nivel, seguramente muy bien protegida, póngase en nuestros zapatos. No hay día en que no me hable un amigo o amiga para relatarme algún desafortunado incidente, ya sea de violencia física o de fallas de los servicios que somos los ciudadanos los que los pagamos: baches en todas partes, falta de agua en diferentes alcaldías, servicio eléctrico carísimo, transporte deficiente, policía inexistente, zonas verdes lamentables (basta con ver a lo largo de la Avenida de las Palmas, las palmeras muriéndose por una plaga que no ha sido atendida adecuadamente ni a tiempo), edificios que siguen siendo una ruina desde los primeros terremotos de que tengamos memoria, en suma, un desastre.

Señora jefa de Gobierno, no podemos olvidar lo que sucedió en la Línea 12 del Metro. Usted por lo pronto ya se lavó las manos y está en plena campaña auspiciada por su jefe, Andrés Manuel López Obrador, y eso es un permiso tácito para olvidarse de sus deberes actuales. ¿Por qué esa constante repetición de lo que se le ocurre al Presidente en sus mañaneras? Es tan obvio. ¿Qué acaso no es una científica reconocida o es que le da vergüenza que la gente perciba que es usted más inteligente y mejor preparada que su jefe? Tanto trabajo que nos ha costado a las mujeres irnos independizando, empoderando, educándonos y valernos con nuestros medios. Esta actitud tan sumisa no es ningún buen augurio para una posible Presidenta con “a” al final, una mujer moderna e inmune a las opiniones descabelladas de los hombres que la antecedieron. No puedo dejar de pensar en mujeres que son absolutamente independientes en su forma de pensar como Angela Merkel, Michelle Bachelet y hasta Greta Thunberg. Por cierto, y la salud del planeta, ¿está usted también de acuerdo con el uso indiscriminado del carbón, del petróleo en vez de las energías limpias?

Señora jefa de Gobierno, no puede usted negar que el manejo de la pandemia del Covid-19 ha sido muy deficiente en la Ciudad de México, al igual que en el resto del país muy deficiente. Así mismo ha sido el manejo de la vacuna, de las pruebas de detección de esta enfermedad, como si la CDMX no fuera la urbe más importante de la República. Todo este infierno me hace suponer que su educación científica está supeditada a las órdenes de un jefe cuyo único interés es la política y no la salud de sus gobernados. De los nueve círculos del infierno de Dante la Ciudad de México cumple con varios de ellos, por ejemplo la gula demuestra la cantidad de obesos que habitan en la ciudad; la violencia ni se diga; la ira (la mañanera) y la pereza; el fraude, etcétera. ¿Estamos o no estamos en una ciudad infernal?

Señora jefa de Gobierno, estaba yo tan indignada y perturbada por el asalto a la casa de Elena Poniatowska que al enterarme escribí lo siguiente: “Querida Elena: ¡¡¡Lamento muchísimo el grave incidente del asalto de tu casa!!! Te has de haber llevado un súper susto, así como tus hijos. ¿Cómo es posible que te hayan robado nada más tu computadora y un pequeño aparato de discos? ¿Con qué fin? ¿Se trató de una advertencia? ¿De qué tipo? ¿Qué opina Martina de todo esto? ¿Qué tenía tu computadora para habértela robado? ¿Tenías la segunda parte de tu novela acerca de tu familia Polaca? Cuantas preguntas te has de hacer en estos momentos. Es cierto que siempre has tenido tus detractores, pero en estos momentos en que supuestamente estás más protegida, ¿quien tendrá interés en hacerte daño? Créeme, Elenita, que estoy sumamente preocupada. ¿Quieres que me vaya a dormir a tu casa? ¿Cómo cuidarte? ¿Cómo decirles a esos cabrones que tu casa es sagrada? Te llamo esta noche. Todo mi cariño”.

Señora jefa de Gobierno, estoy segura que al enterarse del asalto de la casa de Poniatowska, se acordaron de usted…

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