*
18.11.2023/ Cimac Noticias.com/ Ciudad de México.-Entrañable, así fue la presentación del nuevo libro de Marcela Lagarde, Claves feministas para liderazgos entrañables, una publicación que es resultado de 20 años de trabajo en cursos y talleres junto con otras colegas, para sentar las bases de una formación feminista a la luz de los cambios sustantivos por la igualdad y la diversidad inclusiva.
“Las feministas, en todo el siglo pasado, fuimos reparando los daños que ocasionó el patriarcado a las mujeres: ahora hay plataformas, programas políticos, políticas públicas nacionales e internacionales, enmarcadas en la reparación del daño a las mujeres. Cuando di esos talleres no había nada de esto: no había casas de justicia para mujeres, ni centros de atención ni refugios a mujeres que sufren violencia, es en ese encuadre para erradicar la violencia, que publico todo lo que he hecho y lo que ha hecho feminismo en el mundo”, compartió la creadora de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, creada en México en 2007.
Ante un auditorio lleno, la escritora reflexionó sobre el concepto de la ‘orfandad de las mujeres’, término acuñado por su maestra y feminista mundial Franca Ongaro Basaglia, quien decía que la orfandad es el problema básico original, estructural, que produce la experiencia patriarcal en las mujeres.
“La orfandad como producto de vivir en sociedades como la nuestra en que todas las niñas de este país han visto mujeres golpeadas, asesinadas, apuñaladas, en la televisión en horario infantil, han visto que se publican, han oído hablar de violencia y han vivido violencia en sus casas. Esa violencia, dice mi maestra, produce orfandad”.
Para Lagarde, esa orfandad quiere decir riesgo, desprotección, miedo por todo lo que sabes que puede pasar, sobre todo si has visto a otras entrañables mujeres -conocidas o cercanas-, que también han vivido violencia.
Entonces, ¿qué hacer para superar esta orfandad? Una posible respuesta es este libro, que ayuda a superar esos miedos a partir de la sororidad, pero no una sororidad ‘azucarada’ de “qué bonito nos llevamos”, para la autora se trata de la construcción de nuevas bases, nuevas formas de trato, nuevas formas de reconocimiento, nuevas alianzas entre las mujeres.
“Se trata de entender que tenemos que darnos la calidad de pactantes, que mientras no reconozcamos que todas somos legítimas para participar, para hacer, no vamos a poder hacer cambios. Entender que la enemistad entre mujeres, es un problema para las mujeres”, enfatizó.
En su argumentación, señaló que la enemistad “es el producto de la ira de las mujeres por tanto dolor, sufrimiento y rabia, entonces se tiene que procesar, tenemos que nombrarlo para que deje de tener ese efecto sobre nuestra conciencia y podamos avanzar juntas”.
De ahí que use el término de ‘entrañable’, con las entrañas, con el corazón, con lo que queremos ser, “porque las mujeres somos esenciales para la vida, somos portadoras de alternativas, como lo es la alternativa feminista”.
Entrañables
Para la representante del feminismo latinoamericano, el lenguaje está masculinizado, no existen suficientes categorías para nombras las cosas como queremos, entonces invita a usar el término ‘entrañables’ con todos estos significados, porque, pensando en su pedagogía feminista, el lenguaje se adquiere, no está en los genes, el lenguaje se cambia, se le da nuevos significados, se desaprende para aprender de nuevo.
Un claro ejemplo de esta nueva construcción del lenguaje es el término feminicidio. Recordó que cuando fue diputada (2003-2006) y ante la falta de una palabra que nombrara explícitamente lo que ya, desde entonces, ocurría con la violencia contra las mujeres y sus asesinatos, en particular el caso de las mujeres de Ciudad Juárez, solicitó permiso a las feministas Dianna Russell, Jill Radford, Katherine MacKinnon y Andrea Dworkin, de usar el término que ellas acuñaron en la década del noventa. Entonces, creó la Comisión Especial de Feminicidio en el Congreso para investigar este fenómeno.
“El feminicidio es el fenómeno social que tal vez ha impacto más después de la Revolución Mexicana, en cuanto a la de convocatoria popular de expresarse, a decir ‘basta’, ‘ya no’, pero creativamente, con música, con literatura, con esculturas, movilizaciones, cartas, canciones, gráfica, todo eso habrá que documentar”.
Orgullosamente feministas
En vísperas de las próximas elecciones -que serán las más grandes en la historia del país-, hizo un llamado a todas las candidatas que competirán por más de 10 mil cargos públicos:
“Se lo estoy diciendo a todas las candidatas que va haber en estos meses y que se van a mover por todas las televisoras, la radio, van a encabezar manifestaciones en todo el país: ojalá se atrevan a dar ese paso [sentirse orgullosamente feministas] para permitirse hacer política subidas en los hombros de la generación anterior [de feministas] para poder mirar el horizonte, como hacen las africanas, que se suben en los hombros de sus compañeras para ver todo el horizonte”.
Este llamado lo hizo en respuesta a las críticas sobre los radicalismos dentro del movimiento feminista.
“Al decir que no se está de acuerdo con un feminismo radical sino con ‘otra cosa’, esa ‘otra cosa’ queda desdibujada, porque todos los feminismos son radicales, no hay feminismo que no sea radical”.
Nuevamente, para explicar su idea, la autora señaló que esto no significa ser groseras, insultativas o envalentonadas, se trata de la búsqueda de comunicarnos y decirles a las otras “aquí estamos”, pero que en realidad nos importen las otras, no que las veamos como ‘menos levantadas’ o que sean miles en las manifestaciones, no se trata de eso. Hay que impulsar la educación, la autoestima feminista, sentirnos orgullosas, seamos ‘orgullosamente feministas’.
Mujeres sincréticas
La antropóloga y etnóloga, abrazó literalmente (en su sentido textual, no metafórico) a todas las mujeres que hemos sentido contradicción en algún momento de nuestra vida y para ello usó el término ‘sincréticas’.
“En el libro hablo del sincretismo de las mujeres. El sincretismo permite explicar porqué mujeres contemporáneas, de fin y principios de siglo, mujeres que estamos en parte hechas a la antigüita y en parte modernas -unas más modernas o más conservadoras, pero todas tenemos esa doble raíz- a veces nos sentimos en contradicción; esa condición de sincretismo hace que haya muchas contradicciones para las mujeres con el uso del tiempo, del trabajo, con lo doméstico, con el cuidado, con la maternidad, con la sexualidad, todo eso nos produce sufrimiento y angustia, a veces no sabemos cómo comportarnos, sin embargo debemos entender que hay feminismos con todas esas dimensiones culturales”.
Para concluir la presentación, declamó un fragmento su poema favorito “Memoria de Tlatelolco” de Rosario Castellanos:
“Recuerdo, recordamos.
Ésta es nuestra manera de ayudar a que amanezca
sobre tantas conciencias mancilladas,
sobre un texto iracundo sobre una reja abierta,
sobre el rostro amparado tras la máscara.
Recuerdo, recordamos
hasta que la justicia se siente entre nosotros”.