Consideran coercitivo confinar a adultos mayores por deficiencias de sistemas de salud

*Líderes como Macron y la presidenta de la Comisión Europea lo sugirieron y generaron críticas y rechazos; advierten que sería difícil de aplicar legalmente.

* Dónde queda la dignidad de las personas obligadas al confinamiento.

Por Luisa Corradini.

París., 19 abril 2020.- ¿Medida de protección o forma de hacer pagar a una franja de la población las deficiencias de un sistema sanitario incapaz de cumplir con su objetivo fundamental, la atención médica para todos? La idea de extender un confinamiento coercitivo para los adultos mayores provocó esta semana una reacción internacional tan adversa que casi ningún gran país occidental se atrevió a avanzar con la medida se pregunta la periodista en su articulo.

Compila distintas posturas que se registran en el mundo ante el riesgo de grupos vulnerables:
“Frente al aumento incontenible de la polémica, Emmanuel Macron fue el primero en apresurarse a apagar el incendio. El presidente francés hizo saber anteanoche que “no deseaba ninguna discriminación” de los adultos mayores en el marco del desconfinamiento progresivo después del 11 de mayo y “llamará a la responsabilidad individual” de cada ciudadano.

Dos días antes, el presidente del Consejo Científico sobre el Covid-19 que lo asesora, profesor Jean-François Delfraissy, había encendido la mecha durante una intervención ante el Senado francés. Ese respetado y activo profesional de 73 años afirmó que unos 18 millones de personas, los más frágiles ante la contaminación, “mayores de 65 o 70 años” quedarían confinados más allá del 11 de mayo. ¿Hasta cuándo? “No lo sé. Hasta que encontremos un medicamento preventivo”, respondió.

La semana anterior, una declaración de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, sobre un confinamiento de los seniors hasta Navidad había provocado un sismo en los 27 países del bloque. La evocación de un “arresto domiciliario” prolongado para la tercera edad suscitó la cólera en todas partes.

En eses sentido la reportera cuestiona sobre la condición que hoy rodea a los adultos mayores. “Más allá de sentirse “infantilizados” o “discriminados”, la ambigüedad de las declaraciones dejó imaginar lo peor. ¿Serían pasibles de multas tras verificación de su fecha de nacimiento o simplemente recibirían un reto soberano, como si fueran niños de preescolar? Muy comprometidos en asociaciones caritativas, en primera línea en las municipalidades europeas, indispensables para cuidar a los más pequeños, los adultos mayores, sin excepción, de París a Berlín, pasando por Madrid o Londres, deploraron la tendencia a “ignorar su utilidad social””.

Al mismo tiempo, varios organismos profesionales a través del continente tomaron posición.

“La tentación simplificadora de querer administrar este episodio por franja de edad y obligar a los seniors a permanecer confinados en nombre de su propia protección no es satisfactoria”, advirtió el jueves la Academia de Medicina de Francia. El respetado organismo denunció “la amalgama” entre personas mayores, discapacitados y personas que padecen enfermedades crónicas. “Envejecer sanamente implica poder proseguir con sus actividades cotidianas respetando los gestos preventivos”, concluyó el organismo.

Desde el punto de vista jurídico, el proyecto también fue objeto de críticas.

“Es posible comprender la idea de solicitar a las personas frágiles que no salgan de sus casas. Pero transformar en ley un fenómeno estadístico plantea dificultades jurídicas”, comenta el constitucionalista Didier Maus, que señala los riesgos de “discriminación” y de “violación desproporcionada de la libertad de circular”.

“Esos aprendices de brujo deberían recordar que en Europa el suicidio dejó de estar penalizado por la ley desde hace algunos siglos. A menos que se trate de alguien que representa un peligro para la sociedad, ¿en nombre de qué principio habría que obligarlo a protegerse del Covid-19?”, señala, por su parte, el especialista en seguridad social Alain Bauer.

Tal medida debería “respetar el principio de dignidad de la persona, principio igualmente constitucional, y responder a la necesidad de tomar medidas proporcionadas a los riesgos corridos”, dijo el profesor de Derecho Público Guillaume Drago.

En la misma línea, grandes voces se elevaron esta semana para protestar en forma preventiva contra una “insoportable privación de las libertades”.

“¿Los viejos son más contagiosos? No. ¿Son más frágiles frente al Covid-19? Sí. Pero deben tener la libertad de asumir el riesgo. El único argumento válido para confinar a los mayores de 70 años podría ser el de no abarrotar los servicios de reanimación. Pero adoptar medidas en función de la edad sería una negación del principio mismo de la salud pública para todos”, advirtió el ensayista Alain Minc.

En todo caso, afectados variablemente por el virus, con poblaciones mayores más o menos numerosas y diferentes tradiciones solidarias, los grandes países no abordan la cuestión de la misma forma.

Segmentación

En Gran Bretaña, el príncipe Carlos dio el ejemplo. Con 71 años, el heredero de la corona -infectado y restablecido- se retiró a su castillo de Escocia para respetar las recomendaciones del gobierno, que solicitó a los mayores de 70 años aislarse voluntariamente durante 12 semanas.

Según los planes oficiales, el desconfinamiento sería “segmentado” en diversos grupos. Un primer grupo de 1,5 millones de personas de alto riesgo y de toda edad debería quedarse en casa por cuatro meses más. Un segundo grupo más amplio, incluyendo los mayores de 70 años, podría recibir consignas de seguir “voluntariamente” aislado un tiempo más y evitar los contactos familiares.

España, que seguirá con el confinamiento hasta el 9 de mayo inclusive, estudia la posibilidad de pedir a los mayores de 70 que sigan aislados hasta fines del verano boreal: aunque aún no hay nada decidido, “es una hipótesis que estamos considerando”, declara Fernando Simón, responsable del Centro de Alarmas Sanitarias.

Como la mayoría de los países europeos, Italia dará prioridad a los jóvenes para salir del confinamiento. Sin embargo, cuando Van der Leyen evocó el mantenimiento de los mayores en casa hasta Navidad, la propuesta provocó indignación.

“A veces es inquietante la brutalidad de algunas declaraciones”, deploró la secretaria de Estado para la Tercera Edad italiana, Sandra Zampa. La funcionaria agregó que a causa de “ese virus cruel, los ancianos y quienes padecen de enfermedades crónicas deberán afrontar la segunda etapa, hasta que tengamos una vacuna, con el arma de la conciencia”.

“Si los adultos mayores gozan de buena salud, deben poder salir de sus casas y caminar. Es incluso benéfico”, dijo a su vez el geriatra italiano y profesor Roberto Bernabei. Para esa segunda etapa, su plan prevé una llamada semanal al médico de cabecera, control de presión arterial y de nivel de azúcar en la sangre.

Es el punto 7 de la hoja de ruta firmada entre el gobierno federal de Alemania y los Länder. Los establecimientos dedicados a la tercera edad deben tomar medidas particulares para proteger ese grupo vulnerable, poniendo énfasis en evitar una ” soziale isolation “. Ninguna medida que evoque la prolongación del aislamiento para los seniors figura en el documento. En un país donde el 21% de la población tiene 65 años o más -el segundo país con mayor cantidad en Europa después de Italia-, el virus parece haber evitado esa franja etaria. Según el instituto Robert-Koch, la edad promedio de los contaminados es de 50 años.

Angela Merkel fue aún más lejos: “Encerrar a nuestros mayores para volver a la normalidad es inaceptable desde el punto de vista ético y moral”, advirtió la canciller alemana.

Bélgica también dijo no a la “discriminación”. La primera ministra Sophie Wilmès rechazó ayer en una entrevista la posibilidad de aislar por más tiempo a los mayores afirmando: “En nuestro país jamás marginalizamos una parte de la población”.

Guiada por sus raíces confucianas, Asia afirma, por su parte, la solidaridad intergeneracional. Tanto en la autocrática China como en la democrática y desarrollada Corea del Sur las autoridades nunca impusieron medidas específicas para aislar a persona de la tercera edad del resto de la población.

Diario La Nación.

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