/ Francisco Cabral Bravo /
Vivimos hoy una realidad en la que es muy fácil perder la objetividad, ya que en ocasiones, sostenerla es ir contra las creencias más extendidas. Sin embargo es precisamente en esas circunstancias, cuando es más útil preservar la objetividad con independencia de lo que piensen otros.
Le explico algunas de esas percepciones qué hoy identifico.
Durante mucho tiempo en China se produjo un elemento de desconcierto que contaminó al comunismo mundial Mao Zedong, el gran timonel, el líder absoluto de la Revolución China, decidió no solo que era posible criticar, sino que era deseable que “se abran 100 flores y que 100 escuelas compitan”.
En sus memorias, Nikita Kruschev cuenta que, en dos ocasiones le llamó la atención al líder chino sobre lo peligroso que era para los países de estructura comunista y única producir, permitir o alimentar la crítica, aunque fuera comunista efectuada desde dentro. La primera vez, Kruschev quedó extrañado porque Mao Zedong sólo sonrío. En las notas atribuidas al exmandatario soviético dicen que la segunda vez, justo antes de despedirse, el presidente Mao le dijo: “Camarada, secretario general, es necesario dejad que 100 escuelas combatan para poderlas cerrar todas, es necesario dejar que crezcan 100 flores para arrancarlas desde la raíz”.
Sabido es que los poderes absolutos caen rotundamente. Estoy convencido de que el Presidente tiene sus razones para estar haciendo lo que está haciendo en la contemplación del fenómeno. También estoy convencido de que hacer triunfar la verdad y la bondad, por muy buenas intenciones que se tengan, también exige eficiencia, eficacia y, sobre todo, seriedad cuando se trata de la aplicación de las leyes. Tal vez, sin quererlo y sin pretenderlo, nos estamos encontrando de bruces con una de nuestras realidades más preocupantes y peligrosas. La democracia es ese sistema maravilloso que permite que, en un momento determinado y frente a una oferta política, el pueblo te elija para hacer lo que le has prometido hacer. Pero no hay ningún sistema democrático que se base en el incumplimiento sistemático de las leyes mientras éstas se cambian constantemente o que se esté basado en la adulteración de los espíritus constitucionales que rigieron la convocatoria de las elecciones. Ese sistema se llama de otra manera, eso se llama revolución.
Llegó el momento de decidir y distinguir no solamente entre los buenos y los malos, entre sucios y limpios, entre los que huelen bien y los que huelen mal; llegó el momento de tomar la decisión y determinar qué leyes son las que rigen y regulan la vida diaria de este país. Necesitamos decidir qué leyes contemplando las que están por aprobarse en las sesiones y las que actualmente están en vigor, serán las que, a partir de aquí, determinarán el rumbo del país. Son tantos los elementos involucrados que no se puede ir calmando a una sociedad desesperada solamente con declaraciones. Están implicados elementos que afectan a la gobernabilidad la gobernanza del país, pero que, además, por también afectarle a quienes nos gobiernan, obliga a que todos los demás miremos con enorme curiosidad.
Pero es que, además, en estos momentos, tan siquiera a mí, daña el hecho de estar viviendo en un país lleno de incertidumbres y sin una visión clara sobre el futuro. Es dañino vivir en un país en el que constantemente nos tengamos que preguntar a dónde fueron nuestros sentimientos, dónde quedaron los feminicidios y su justicia; y un país donde cada vez son más los problemas de lesa humanidad que vamos cometiendo contra una gran parte del pueblo. Pareciera que, frente a todas nuestras desgracias, frente al desafío que significa vivir sin ninguna seguridad, sin el incumplimiento de las leyes, y sin elementos de solidaridad entre nosotros y las víctimas, podamos tener de verdad una situación en la que dependamos tanto de un texto legal como de un cuerpo moral.
Jugar a descalificar la moral de los otros tiene un gran problema, que es que, más pronto se tarde, alguien también juzgará la tuya. En ese sentido creo que es importante reseñar políticamente un hecho fundamental, que es que, cuando un régimen es tan fuerte, tiene tanto poder, tanta representación y sola voz, tiene la obligación de ser ejemplar, sobre todo con los suyos.
La confianza tarda años en gestarse y segundos en romperse. Estamos contaminados por la culpa de la demagogia. Un día sin corrupción, difícil de imaginar, más aún cuando a diario se cometen poco más de 4 millones de los llamados actos de pequeña corrupción en México. Sin embargo, ni siquiera permitimos soñar un solo día sin corrupción, sería tanto como reconocer que la batalla está perdida y que ya ni en el imaginario colectivo es posible construir este destino.
Cambiando de página, decía mi abuela: “La estupidez, como el amor de una madre, es infinita”. Acusar al INE de no cumplir con la consulta de revocación de mandato y obligarlo a lo imposible es una manipulación, una maniobra para quebrar al órgano.
Acabar con el INE es acabar con la democracia. Lo sabemos todos los mexicanos, s a la descalificación de Morena y sus gobernantes. Acusarlo de no cumplir, sin otorgarle recursos necesarios, obligarlo a lo imposible, es buscar su destrucción para recuperar desde el gobierno el manejo electoral, con plena libertad para alterar resultados electorales. Además de culparlo por su propia desgracia, por decisiones de una Cámara de Diputados que boicotea los procesos electorales y las consultas, negando recursos.
La mayor crítica al INE, ya que no hay nada sustantivo, son sus sueldos. Las prestaciones laborales no pueden ser nulificadas en forma retroactiva por un decreto presidencial. Los juzgados han fallado a favor de los trabajadores, aunque después los maltraten o los obligan a renunciar. La santa austeridad, como inquisición es solo una forma para deshacerse de instituciones y servidores públicos experimentados. Nada funciona en el gobierno, la lealtad no resuelve.
Lograr que las elecciones salieran del control del gobierno implicó una serie de negociaciones y reformas políticas para garantizar procesos confiables.
En 2014, también por acuerdo de todos los partidos, se reforma la Constitución y se crea el INE, de carácter nacional, que permitió homologar los estándares de las elecciones locales y federales, se vigilò el gasto de mejor forma, se dispusieron nuevas medidas para garantizar equidad, legalidad, certeza, transparencia y realizar los procesos electorales federales, coordinarse para los locales, se creó el servicio profesional de carrera.
Hoy el INE emite lineamientos electorales, asegura la paridad de candidaturas, establece procesos especiales sancionadores para quienes violan normas o violentan mujeres, realiza las actividades necesarias para capacitar a los ciudadanos para construir las casillas electorales y sus mesas, realiza el cómputo y la declaración de resultados, establece garantías a candidatos independientes, programa los tiempos estatales en medios de comunicación para ser utilizados por los partidos. Monitorea equidad de medios de comunicación conforme normas aplicables. Fiscaliza recursos de partidos en forma expedita, desde precampañas para evitar excesos. Es garantía y ejemplo.
Por primera vez la Cámara de Diputados citó al consejero presidente Lorenzo Córdova para que justificara el presupuesto solicitado. La comparecencia fue una verdadera vergüenza del Legislativo. Insultos, descalificaciones, groserías, burlas, sesgos, gritos, ofensas de todo tipo. Nunca habíamos presenciado una plenaria tan autoritaria, poco crítica y lapidaria. Lorenzo Córdova, pese a todo, logró explicar las causas de su solicitud de gasto, destacando el ejercicio de revocación de mandato que implica el mismo gasto qué una elección Federal.
Según el consejero Murayama se debe “visitar al 13% del padrón electoral, llamar a la puerta del domicilio de 12 millones de ciudadanos para lograr instalar 161 mil casillas; la capacitación electoral que implica contratar a 32 mil 400 capacitadores y a 5 mil 400 supervisores”. La SCJN ordenó se continúe el proceso con los recursos disponibles, que no permitirán cumplir con los requisitos de ley. Es una decisión que hace prevalecer la legalidad frente a la imposibilidad presupuestal. Tema muy discutible que fija grave antecedente. Todo es una manipulación y una maniobra para quebrar al INE. Nosotros desde luego queremos democracia con legalidad y certeza que solo garantiza el INE. El INE es nuestro. Y garantiza elecciones transparentes y confiables. Eso queremos.
Les deseo un excelente arranque de 2022 y que lluevan emociones y buenas noticias para cada uno de ustedes.