Dayalé Torres Diéguez: “Hay que aprender a protegerse en el mundo digital” .

28.11.2023 Cuba.- La violencia digital o ciberviolencia genera consecuencias psicológicas, emocionales y sociales para quien la sufre, a la par que limita el pleno uso y disfrute de sus derechos humanos. Cuando es ejercida, además, contra mujeres y niñas, representa un obstáculo agravado para su acceso a las comunicaciones y a la información digital, un universo al que ellas aún acceden con desventaja, asegura Dayalé Torres Diéguez.

Pedagoga y filósofa de profesión, Torres vive y trabaja en Las Tunas, a unos 650 kilómetros de la capital cubana. Sin embargo, una breve estancia de adiestramiento profesional como docente en la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI), en La Habana, la colocó definitivamente en lo que hoy es su pasión cotidiana: el universo de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TICs).

“Salirnos del mundo digital para evitar la violencia no es hoy una opción,  el asunto es aprender cómo proceder ante los delitos que se producen en este escenario”, asegura esta mujer, actualmente vicepresidenta de la Unión de Informáticos de Cuba (UIC)  en su provincia y directora del Laboratorio de Innovación Digital Ciudadana.

¿Cuáles son hoy las principales brechas de género relacionadas con la ciberviolencia?

Una breve estancia de adiestramiento profesional como docente en la Universidad de Ciencias Informáticas colocó definitivamente a Torres en lo que hoy es su pasión cotidiana: el mundo de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TICs). Cortesía de la entrevistada

Hay una primera brecha digital respecto a cómo llegan las mujeres a las tecnologías de la información y las comunicaciones. Se expresa en la distribución desigual de conocimientos, recursos, infraestructura, acceso y uso de las tecnologías de estas con relación a los hombres. Según ONU Mujeres, esa llamada brecha digital de género es actualmente tan profunda que demorará más de 200 en cerrar, si no actuamos de manera inmediata e intencionada.

Esta fisura suele agudizarse en tiempos de crisis, al resultar vulnerados múltiples derechos del universo femenino. La covid-19, por ejemplo, puso de relieve que las mujeres nos encontrábamos en desventaja respecto a los hombres, en cuanto a habilidades digitales básicas –y, por supuesto, avanzadas–, para enfrentar el teletrabajo como nueva modalidad; así como buenas prácticas de ciberseguridad que nos permitieran una inserción segura y efectiva en el ciberespacio. A ello se unió la teleducación de hijas e hijos, la superación propia, las labores domésticas, el cuidado de personas dependientes. Por tanto, aumentaron los retos y las cargas.

¿Cómo se ha manifiestado ese fenómeno en Cuba?

Cuba, como el resto de planeta, transita por la llamada cuarta revolución industrial, caracterizada por el empleo intensivo de las TICs. Este contexto obliga a generar ideas innovadoras e inclusivas y declarar acciones desde una perspectiva de género.En Las Tunas, en particular, un diagnóstico que hemos realizado como parte de los laboratorios de innovación digital que estamos impulsando desde la UIC, reveló, por ejemplo, que la ciberseguridad se entiende como parches o programas informáticos que impiden la vulneración de sistemas, pero se desconoce que es también conocer cómo actuar cuando somos víctimas del ciberacoso, la pornovenganza, la sextorsión y otras violencias on line.

Igualmente, nos indicó que las mujeres suelen desconocer herramientas básicas para navegar en las redes o el universo digital y, ante casos de ciberviolencia o ciberacoso, se quedan calladas o eliminan sus cuentas, cuando no es esta la solución, sino la denuncia efectiva.

Los Laboratorios de Innovación Digital ubican a la ciudadanía como centro del proceso de transformación digital, destaca Dayalé Torres. Cortesía de la entrevistada

¿Qué proponen los laboratorios de innovación digital en esta camino? ¿Hay reservas de soluciones?Resulta urgente potenciar el trabajo intencionado en función del desarrollo de competencias digitales para la vida en mujeres y niñas.  Un camino importante es promover entre ellas el estudio de especialidades tecnológicas, pues eso contribuiría a deconstruir mitos y estereotipos de la cultura patriarcal que afectan el desempeño profesional de las mujeres.

Los Laboratorios de Innovación Digital son una opción interesante; ubican a la ciudadanía como centro del proceso de transformación digital (hoy se encuentran en Las Tunas, Camagüey, Cienfuegos, Mayabeque y Pinar del Río) y figuran desde 2022 como parte del potencial científico y tecnológico del país. En ellos, por ejemplo, desarrollamos hackathones, aunque aún sigue siendo un escenario preponderantemente masculino; tenemos pocas mujeres hackers, pero son brillantes.De manera paralela, en este sistema de actividades se abordan las diferentes formas de violencias basadas en género que se reproducen en el contexto digital; el ciberacoso, el groming, la pornovenganza, entre otras, que hacen del mundo digital un contexto inseguro para ellas.

Promover buenas prácticas desde la prevención y la educación, para un internet seguro y equitativo, pasa también por el desarrollo de soluciones informáticas inclusivas diseñadas por mujeres, en función del bienestar de toda la ciudadanía.

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