Decadencia .

/Por: Carlos Loret de Mola/

– Nadie dudaba que pudiera llenar las calles. Pero no ha podido llenar el AIFA ni los anaqueles de medicinas.

Nada es diferente en el país este lunes. ¿Por qué está eufórico el presidente? Nada cambió con su “marcha histórica”. Amanecimos con los mismos problemas: hay violencia, faltan medicinas, sigue la corrupción, cierran empresas y se acaban empleos. ¿Por qué está eufórico el presidente? Porque logró reparar su ego.

Nadie cuestionaba la capacidad del presidente López Obrador para movilizar gente. Lo que se cuestiona es su capacidad para gobernar. Nadie dudaba que pudiera llenar las calles cada fin de semana como lo hizo antier. Pero no ha podido llenar el AIFA de vuelos ni llenar los anaqueles de medicinas. Nadie rebate que es un político muy popular. Pero los resultados de su gestión, comparados con los de Peña Nieto o Calderón, lo dejan como un muy mal presidente.

¿Cuáles son sus grandes logros? Ser el presidente que más veces ha llenado el Zócalo y ser un presidente muy popular. Nada más tiene que ofrecer para el 2024. Salvo los indicadores del ego de AMLO, los demás están a la baja.

Por eso la marcha de este domingo fue una exhibición involuntaria de la decadencia del obradorato. Para ser una “marcha histórica”, quedó a deber. Para ser una marcha histórica, faltó “punch”: no hay una sola frase recordable del largo discurso del presidente. Nada nuevo. Para ser un presidente que se ha caracterizado por convertirse en una máquina de inventar términos pegajosos, se le vio seco de creatividad.

En cambio, sus propagandistas estuvieron más finos: el movimiento que transformó los actos de corrupción en “aportaciones”, logró reescribir décadas de análisis político para decir que transportar personas en un camión y darles un Frutsi y una torta para que participen en un acto político no es acarreo, sino un gesto de ayuda humanitaria hacia una población que no tiene dinero, pero está deseosa de apoyar a su líder.

Un espectáculo de la decadencia del régimen. Los codazos de Sheinbaum por no perder la primera fila, el apetito protagónico de Adán Augusto que no logra ser protagonista de nada, el escupitajo que le lanzaron a Ebrard los fanáticos de Claudia, el drama de salud de Epigmenio Ibarra (ojalá esté bien), la competencia de los gobernadores a ver quién acarreaba más, los líderes empresariales aplaudiendo lo que en privado condenan, los guaruras disfrazados de manifestantes, los militares disfrazados de civiles, las portadas de los diarios que se olvidaron del mínimo sentido crítico.

Al final, es la lista de con qué cuenta AMLO para ganar el 2024.

SACIAMORBOS

Hace unas semanas el presidente me hacía una apuesta de no sé qué mientras aseguraba que su hijo Andrés no tenía nada que ver en su gobierno, no tenía aspiraciones políticas y no sé cuánto más. Basta ver la marcha de ayer. ¿No que no? Como dice él: fuera máscaras. Andrés Manuel López Beltrán, en primera fila. No los otros. “Andy” convertido ya en el principal operador político del gobierno de su papá. Y lo que viene.

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