*Desde 1953 militó activamente en organizaciones feministas como la Federación Mexicana de Universitarias (FEMU) y la Unión Nacional de Mujeres Mexicanas A.C.
/ Escrito por Wendy Rayón Garay /
03.08.2025 /Cimac Noticias.com/ Ciudad de México.- Delia Selene de Dios Vallejo, desempeñó un papel fundamental en la lucha feminista, fue una reconocida socióloga, académica y feminista mexicana egresada que dedicó más de cinco décadas a la docencia, investigación y lucha por los derechos de las mujeres desde el ámbito universitario y social. Hoy nombramos y recordamos su lucha para su fallecimiento acontecido el 10 de julio de este 2025.
Luego de dar a conocer la noticia, la Universidad Nacional Autónoma de México se sumó a las condolencias por su muerte pero también al reconocimiento por su trabajo como académica socióloga.
Entre los libros que escribió se encuentran: “Introducción al estudio de los problemas sociales en México”, “Naturaleza y funciones del servicio social voluntario”, “Técnicas elementales del servicio social”, “Sociología del cine”, “Principios de organización y evaluación de programas de trabajo”, “Guía metodológica para elaborar diseños de investigación social” y “Sociología de Género”. Así, como una gran cantidad de ensayos, artículos y capítulos de libros.
En su visión, el feminismo representa una transformación profunda de la sociedad que apuesta por un mundo más justo e incluyente con todas las personas, especialmente quienes han sido históricamente marginadas. A pesar de los obstáculos estructurales y políticos, Delia Selene de Dios, siempre estuvo segura de sus convicciones y su legado servirá para seguir orientando de las futuras generaciones
Delia Selene de Dios se vinculó al feminismo desde muy joven, cuando apenas tenía quince años y cursaba la preparatoria en San Idelfonso. En ese momento fundó, junto a una amiga, la Organización de Estudiantes Universitarias, una de las primeras agrupaciones conformadas solo por mujeres en la historia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Esta experiencia marcaría el inicio de una vida dedicada a la lucha por la igualdad.
Inspirada por la lectura de «La mujer y el socialismo» de August Bebel y la revista «La Mujer Soviética», Delia comenzó a cuestionar los roles tradicionales impuestos a las mujeres. Su imaginario se expandió más allá del hogar y el cuidado, visualizándose como una profesionista capaz de incidir en la realidad de otras mujeres.
Desde 1953 militó activamente en organizaciones feministas como la Federación Mexicana de Universitarias (FEMU) y la Unión Nacional de Mujeres Mexicanas A.C. Su compromiso internacional la llevó a ser integrante del Comité de Dirección Mundial de la Federación Democrática Internacional de Mujeres, con estatus consultivo en la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Esta labor la llevó a ser reconocida y respaldada por su participación en cinco conferencias mundiales de la ONU en México, Dinamarca, África, China y Nueva York, sobre el desarrollo de las mujeres. Así como en iniciativas clave como el Año Internacional de la Mujer en 1975 y el Programa de México para los Derechos de los Niños, siempre empujando por delante las cuestiones relacionadas con las mujeres y el género.
Su activismo sindical fue notable al ser electa presidenta de la Sección Sindical 069 de AAPAUNAM por el personal académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Además, fue consejera del Instituto de las Mujeres del Distrito Federal, elegida por la Asamblea de Representantes del entonces Distrito Federal, hoy Ciudad de México y candidata a la Asamblea Legislativa por el partido México Posible.
Participó en numerosos foros nacionales e internacionales con ponencias sobre sociología, feminismo y derechos humanos.
Pertenece a diversas redes intelectuales y de acción feminista como la Asociación Internacional de Sociología, la Federación Mexicana de Universitarias (FEMU), el Colegio de Académicas y el Programa Universitario de Estudios de Género. En el 2011, coordinó el Cine-Club de Género del Museo de la Mujer de la FEMU, espacio que promueve el análisis crítico y colectivo de representaciones culturales desde una perspectiva feminista.

Su labor ha sido reconocida con múltiples distinciones, entre ellas: la Medalla Omecíhuatl del Instituto de las Mujeres del D.F.; la Medalla Antorcha Juarista por su trayectoria en favor del país; la Medalla Eugenia Cotón otorgada por FEDIM; la Medalla Agostinho Neto, entregada en Angola por su trabajo en favor de las mujeres del mundo; y la Medalla como fundadora de la Unión Nacional de Mujeres Mexicanas en su 50 aniversario. En 2017, recibió el Reconocimiento Juana Belén Gutiérrez de Mendoza, en conmemoración del primer congreso feminista de Yucatán.
Con más de cuatro décadas de enseñanza en la UNAM, en mayo de 2018 recibió un reconocimiento por sus 45 años como docente de Sociología, consolidando una vida dedicada a la transformación académica, política y cultural desde el feminismo. Su trayectoria ha sido testimonio de una lucha constante por visibilizar y dignificar las vidas de las mujeres desde todos los frentes: el aula, la política, el sindicalismo, la investigación y el activismo.
En varias ocasiones, Delia dejó en claro que su lucha estaba encaminada a contrarrestar el patriarcado y el machismo. Su pensamiento feminista se alineó con la izquierda, corriente política desde donde formó una red de lucha con otras mujeres y la cual también le fue inculcada desde su seno familiar.
El feminismo como revolución vital
Para Delia, el feminismo representó una revolución pacífica orientada en transformar la humanidad. Desde su causa académica en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, impulsó constantemente la perspectiva de género en todos los niveles educativos. Fue parte de la fundación de la cátedra de Problemas Sociales de la Mujer en 2973, creada junto con Alaide Fopa y el entonces director Víctor Flores Soler.
A partir de ahí, promovió asignaturas como el Taller de Investigación Sociológico de Género y el Seminario de Titilación en Género. No obstante, la integración en los planes de estudio fue una dura cuesta arriba, ya que el reconocimiento del feminismo en la academia está marcado por resistencias. Por lo que encontrarse en su camino a mujeres como Marcela Lagarde, Amalia García, Graciela Hierro y otras mujeres de la genealogía feminista, aminoró la carga.
Su activismo trascendió las aulas, pues trabajó por la institucionalización de la perspectiva de género en leyes, políticas públicas y el espacio académico. Participó activamente en el desarrollo del Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG) y acompañó procesos similares en otras instituciones como la UAM o la Universidad de Colima.
Juventud
Como parte de su acción estudiantil, impulsó la creación de brigadas universitarias que atendían problemáticas sociales en comunidades históricamente marginadas y sobreexplotadas, tanto en contextos rurales como urbanos. Estas brigadas no solo llevaron asistencia, sino que buscaban tejer redes solidarias y construir saberes colectivos con quienes vivían en contextos de exclusión.
Poco a poco, Delia Selene de Dios, observó las desigualdades que enfrentaba las mujeres desde un ambiente diferente en casa donde su familia, en especial sus padres, abrieron su pensamiento a través de los libros y el pensamiento crítico. Desde niña tuvo acceso a juguetes considerados socialmente para niños para extender sus posibilidades.
En 1955 llegó a la Escuela Nacional de Ciencias Políticas y Sociales para estudiar Sociología, pero ya se había involucrado con mujeres que militaban en el feminismo, aunque muchas de ellas evitaban el término por el estigma que cargaba dentro de los grupos de izquierda. La consideración del término era un movimiento de mujeres de clase media en zonas urbanas, a pesar de la diversidad de lideresas campesinas o migrantes que lo conformaban.
En la universidad, Delia vivió la exclusión de primera mano cuando participó en la elaboración de una revista: sus compañeros hombres le asignaban tareas menores como la gestión de suscripciones, pero no le permitían escribir ni participar plenamente en los espacios intelectuales. A pesar de su cercanía con figuras como Carlos Monsiváis y Alejandro Pereza, nunca le otorgaron un lugar equitativo.
A lo largo de su trayectoria, fue servidora pública en instituciones como el Instituto de Seguridad y Servicio Social de los Trabajadores del Estado de México (ISSSTE), el Departamento del Distrito Federal, la Secretaría de Trabajo y el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Participó activamente en oficinas de planeación y centros de capacitación, donde impulsó programas sociales en el marco del Estado del bienestar.
Fue, además, directora técnica y fundadora del Centro de Capacitaciones para el Servicio Social Voluntario, consolidado espacios formativos desde una ética del cuidado colectivo.