Derecho a la esperanza.

*Paralaje .

/Liébano Sáenz /

Por los plazos establecidos en la ley, no es de esperar que las virtuales candidatas presidenciales desplieguen desde ahora una estrategia acabada de campaña. Las restricciones de que partidos y candidatos puedan en estos tiempos convocar al voto y hacer propuestas, convierten las precampañas en rounds de sombra que, como en el boxeo, son la oportunidad antes de subir al ring, para entrenarse, medir al equipo y observar al adversario.

En este escenario acotado por la ley Claudia Sheinbaum ha decidido no arriesgar y tener un manejo muy apegado a lo que propone el presidente López Obrador. De hecho, no hay lugar siquiera a matices, como fue el desmentido de la candidata sobre una versión divulgada por El País de que no compartía la propuesta presidencial de elegir funcionarios judiciales a través del voto directo. La oferta es clara, la continuidad; el segundo piso del proyecto del tabasqueño.

Para el Frente y Xóchitl Gálvez, la situación ofrece una gran oportunidad y vuelve tan inevitable como necesario que sea el presidente López Obrador y más que su persona, los resultados de su gobierno y su intención de acabar con el régimen democrático, el objetivo de campaña. Es una gran oportunidad porque una buena parte de los votantes está inconforme por lo que la regresión democrática significa en el día a día de la gente común: la inseguridad, la devastación del sistema de salud, el abandono al campo, la persistente corrupción y el deterioro de la educación pública.

Las encuestas deben leerse con mayor rigor porque no es la intención de voto lo que por ahora importa. Es mucho más revelador de la contienda y del resultado final el humor social o incluso la aprobación de lo que ha realizado el gobierno nacional. El deseo de alternancia está creciendo. En el ámbito de lo local los candidatos opositores son muy competitivos y esto significa que habrá una elección más cerrada de lo que se prevé y, eventualmente, podrá haber alternancia en la presidencia o una mayoría parlamentaria opositora.

Sin embargo, la oposición no puede limitarse a canalizar el descontento. Para prevalecer es necesario dar espacio a la esperanza y allí hay una gran oportunidad, especialmente si la única e inamovible oferta del oficialismo es que continúen las cosas como van.