Desconcierto internacional .

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/ Azul Etcheverry /

La realidad avanza mucho más rápido que la teoría. El sistema internacional y las teorías que hablan de las relaciones entre los países han sido determinadas por los sucesos históricos y no al revés. Las teorías de cooperación y multilateralismo han surgido de grandes eventos históricos como los escenarios post guerra y la creación de conciertos internacionales de los que, por ejemplo, nació la Organización de Naciones Unidas o la misma Unión Europea.

Desde 1945 y el fin de la Segunda Guerra Mundial, a pesar de conflictos puntuales, hemos vivido un periodo de paz relativa a nivel mundial, donde aún con enfrentamientos regionales puntuales, hay una serie de reglas de convivencia básica que se respetan en la gran parte del tiempo y espacio aún dentro de las guerras. Existe una serie de tratados y convenciones que dictan cómo dirigirse a los países para una armonía global.

Sin embargo, en los últimos meses hemos visto que estos principios básicos se han roto. Los ataques a Israel a civiles palestinos en busca de suministros de comida y el reciente ataque al consulado de Irán por ellos mismos, así como la violación de la
embajada de México en Ecuador por autoridades de ese país para capturar a uno de sus nacionales en calidad de asilo, representan hechos sin precedentes y que rompen con esquemas de la historia diplomática moderna.

La buena voluntad de los países para cumplir sus obligaciones internacionales está siendo dejada de lado para seguir sus propios intereses, y no es que no hayamos visto esto antes, sino que los recientes sucesos han sido verdaderos atropellos a las normas básicas que habían logrado mantener una paz relativa en el mundo, han sido violentos, descarados e irresponsables para con el compromiso de mantener la armonía mundial.

En el pasado, las sanciones económicas eran un buen remedio para hacer pensar dos veces a quien tenía intenciones de irrumpir el ambiente de paz, sin embargo, ahora vemos que, por ejemplo, en el caso de Rusia, los nacionalismos y tendencias de cerrar la economía nacional ha sido una contra medida para las sanciones monetarias. Incluso hemos visto que los rusos se han mostrado dispuestos a sacrificar el aspecto económico a cambio de los ideales expansionistas.

El caso de Israel es más complicado, un conflicto de años que ha experimentado picos de tensión y distensión. Sin embargo, los últimos meses han representado uno de los más álgidos y violentos en la historia. La balanza es difícil de inclinar porque hay todo un conjunto de países preeminentes involucrados indirectamente.

Estos “desconciertos internacionales”, más allá de darles un juicio de valor y decir que están “bien” o “mal”, hay que ubicarlos en la historia de las relaciones internacionales como determinantes para el futuro de cómo el mundo se va a organizar.

Ante el incremento de discursos nacionales y de aislamiento, es posible que la tendencia siguiente venga por parte de los países pacifistas para llamar a un nuevo concierto internacional con nuevas reglas. Es aquí tal vez donde quepa empujar con más fuerza una reforma del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, con más autoridad y menos exclusivo.

El ejemplo de México también nos indica hacia dónde se dirigirá el curso de las relaciones internacionales, ante el atropello ecuatoriano, México ya ha denunciado el suceso ante la Corte Internacional de Justicia y ha solicitado la suspensión de Ecuador de la ONU.

Tal vez no haya que inventar el hilo negro, sino repensar y reforzar nuestras herramientas ya existentes y hacer un llamado serio a apegarse a ellas. La historia mundial ha fluctuado entre una tendencia extrema y otra, hoy es la anarquía y las decisiones unilaterales, por idealista que parezca, ojalá que mañana hablemos de cooperación y multilateralismo, de mediación y solución pacífica de controversias.