Desigualdades entre géneros son consecuencia de un sistema de poder

*Silvia Susana Jácome García ofreció la conferencia “Diferentes, pero iguales en derechos, equidad e igualdad de género”, como parte de las actividades de la CUSRS.

/ José Luis Couttolenc Soto /

29/11/2021, Xalapa, Ver.- La Universidad Veracruzana (UV), a través de la Clínica Universitaria de Salud Reproductiva y Sexual (CUSRS), ofreció la conferencia virtual “Diferentes, pero iguales en derechos, equidad e igualdad de género”, impartida por la escritora y guionista Silvia Susana Jácome García, en el marco del día para la eliminación de la violencia contra las mujeres. 

El viernes 26 de noviembre la responsable del Programa de Integración y Desarrollo Social de Personas LGBTTTI, del DIF Municipal de Xalapa, habló del carácter histórico que tienen las desigualdades entre hombres y mujeres. Durante siglos los hombres fueron quienes tomaban las decisiones importantes en las naciones o en las antiguas tribus, mientras las mujeres se quedaban en casa criando a los hijos y atendiendo las labores domésticas. 

Las desigualdades continúan, muestra de ello es que en 2018 únicamente 25 países en el mundo eran gobernados por una presidenta o primera ministra; en la lista de personas millonarias que publica la revista Forbes cada año, en la edición correspondiente a 2020 aparecieron únicamente 241 mujeres de un total de dos mil 95 personajes mencionados. 

En cuanto a México, la también Maestra en Educación Sexual dijo que se puede hablar de siete ejes que registran desigualdades entre hombres y mujeres: brecha salarial, carencias alimentarias, acceso a la educación, acceso al poder político, trabajo en el hogar, recreación y agresiones de pareja, sin dejar pasar por alto como un aspecto relevante el tema de los feminicidios. Dio a conocer que en 2020 en México fueron asesinadas 948 mujeres por el hecho de ser mujeres; añadió que aun cuando también hay muchos hombres asesinados, a ellos los matan por diversos motivos, no por ser hombres. 

Opinó que esas desigualdades no son consecuencia de las diferencias biológicas que, en general, ocurren entre hombres y mujeres, sino en un sistema estructural de ejercicio del poder y de reparto de tareas, en donde los hombres han puesto las reglas y han contado con enormes privilegios. 

Expuso que años atrás existía veneración hacia las mujeres gracias a su capacidad reproductiva que las elevaba casi a la categoría de diosas, pero con el establecimiento del patriarcado, las diosas se fueron convirtiendo en dioses. 

Investigaciones señalan que los seres humanos desconocían los procesos reproductivos, pensaban que era una tarea exclusiva de las mujeres y que sólo ellas tenían el poder de la vida. Cuando se vuelven sedentarios cambia radicalmente la situación, pues al encerrar a los animales en un corral se dan cuenta que sin el apareamiento la hembra no puede tener crías, es entonces cuando el varón cobra conciencia de su rol en la reproducción y así es como nace el patriarcado. 

Sin embargo, y producto de la lucha de las mujeres sufragistas que inició a finales del siglo XIX en países como Inglaterra, Francia y Estados Unidos, hoy se busca revertir esa situación y alcanzar una igualdad entre hombres y mujeres. 

Destacó tres momentos importantes y emblemáticos: la Convención Sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer, celebrada en 1979; la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer, conocida como la Convención de Belem Do Para (1994), realizada en esa ciudad brasileña, y la IV Conferencia Mundial Sobre la Mujer (1995), celebrada en Beijing, China. 

Consideró que son ya muchos años de lucha para derribar esas desigualdades, por lo que a las mujeres corresponde cobrar conciencia de esta situación y, en la medida de sus posibilidades, oponerse a que sigan existiendo; en tanto, a los hombres corresponde tomar conciencia de sus privilegios y trabajar para que éstos no atenten contra los derechos de las mujeres.   

Por último, mencionó que “más allá de las diferencias biológicas que existen entre hombres y mujeres, las desigualdades entre cada uno de los géneros no son naturales, son consecuencia de un sistema que ha privilegiado el liderazgo de los hombres y la subordinación de las mujeres”. 

 

En México, siete ejes muestran las desigualdades existentes entre hombres y mujeres