DOS MUJERES

Si al final consiguen la candidatura, ambas tendrán la oportunidad de desprenderse de los lastres que querrán arrebatarles la voz

Jorge Volpi.

Dos mujeres. Una, licenciada en Física, maestra en Ingeniería Energética y doctora en Ingeniería; la otra, ingeniera en Programación y especialista en robótica, inteligencia artificial, edificios inteligentes y ahorro de energía. Las dos egresadas de la UNAM. La primera, experta en las relaciones entre energía y cambio climático; la segunda, en ahorro de energía y automatización de procesos. Ambas comprometidas desde muy jóvenes con la transformación social y la búsqueda de mayores oportunidades para los sectores más desfavorecidos de la sociedad.

Aunque en los próximos meses incontables fuerzas harán hasta lo imposible por exacerbar sus diferencias y ellas mismas no tendrán más remedio que trabarse en una encarnizada lucha que, además de política, se volverá por fuerza personal, Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez comparten más puntos en común -para empezar, la materia central de sus carreras: el uso responsable de la energía- de lo que cualquiera de sus airados promotores se atreverá jamás a reconocer. En otras circunstancias, no habría sido difícil verlas trabajar en equipo o desarrollar proyectos en común. Si en efecto la política mexicana da un giro radical y tanto el partido en el poder como el frente opositor las convierten en sus candidatas a la Presidencia, México se encontrará ante un escenario inédito que podría devolvernos un ápice de esperanza tras la catástrofe continuada que hemos vivido desde el 2006. Para empezar, se volvería inevitable que una mujer gobierne el país. Y, algo acaso más sorpresivo, una mujer de izquierda.

Insisto: muy pronto la rabia que inunda nuestra vida pública hará que un juicio como este sea descalificado de inmediato y los enfebrecidos seguidores de una y otra borrarán cualquier resquicio de sensatez para mostrarlas como encarnaciones radicales de esa polaridad de la que unos y otros se han servido en estos años. Pero, si ambas obtienen el respaldo de sus partidos -de todos esos hombres que los dirigen a su antojo-, nos hallaríamos ante una situación impredecible que bien podría trastocar por completo el ejercicio del poder tal como lo hemos conocido en estos veinticinco años, marcado a fuego por la vena egocéntrica y patriarcal de Fox, Calderón, Peña Nieto y López Obrador.

El segundo rasgo insólito de esta posible contienda radica en que estas dos mujeres de izquierda -nadie debería negarles esta adscripción- estén sostenidas por dos vertientes contrastantes de la derecha: esa parte de la 4T que, a manos de AMLO, invoca un discurso progresista mientras aplica un sinfín de recetas conservadoras -la militarización y el adelgazamiento del Estado, por ejemplo- y esos reaccionarios del PAN, PRI y PRD, antiguos rivales a quienes solo une su odio a AMLO. En el gobierno de la Ciudad de México, Sheinbaum puso en práctica la visión más a la izquierda de Morena, con políticas en temas de seguridad, derechos sociales y gestión de la pandemia opuestas a las del Presidente; por su parte, Xóchitl Gálvez no ha dejado de abrazar causas progresistas que en cualquier otro momento la habrían hecho imposible de asimilar para el PAN. Antes de enfrentarse entre sí, las dos deberán combatir la inercia autoritaria, machista y mojigata de sus respectivos patrocinadores: una tarea tan formidable como llegar a la Presidencia.

Si al final consiguen la candidatura, ambas tendrán la oportunidad de desprenderse de los lastres que querrán atenazarlas y arrebatarles la voz que con tanto esfuerzo han construido: Sheinbaum, a ese AMLO que ha traicionado la agenda de la izquierda y que no dejará de maniobrar para atarle las manos; y Gálvez, a esa caterva de panistas retrógrados y priistas corruptos -apenas quedan perredistas en el Frente- que solo se muestran dispuestos a apostar por ella gracias a su repentina competitividad, pero que anhelan apaciguar su rebeldía y acomodarla a sus propios intereses. Lo mejor que podría pasarle a México no es que Claudia y Xóchitl combatan entre sí, sino que se impongan sobre quienes solo aspiran a tenerlas bajo su control.

@jvolpi

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