El baile de los que sobran

**TOLVANERA

/ Roberto Zamarripa /

Oías los consejos, los ojos en el profesor/ Había tanto sol sobre las cabezas/ Y no fue tan verdad, porque esos juegos, al final/ Terminaron para otros con laureles y futuros/ Y dejaron a mis amigos pateando piedras/ Únete al baile/ De los que sobran/ Nadie nos va a echar de más/ Nadie nos quiso ayudar de verdad.

“El baile de los que sobran”, la canción de Los Prisioneros, un grupo del underground roquero de Chile, que circuló en los tiempos finales de la dictadura de Augusto Pinochet. Una crítica al modelo educativo que sometía a la educación pública y abría brechas entre jóvenes adinerados y pobres. Los desfavorecidos quedaban pateando piedras en las calles sin posibilidad de escalar socialmente y obtener empleos.

En 1986, cuando la canción fue compuesta y lanzada al oído juvenil, Gabriel Boric Font nacía en Punta Arenas, en la Patagonia. Treinta y cinco años después Boric resultó electo presidente de Chile, siendo el de menor edad y el más votado en un siglo.

Representa a una generación política que no vivió bajo la dictadura y que decidió romper con todo el legado, el entramado institucional y cultural, de esa oscura etapa de 17 años de régimen militar autoritario, y la sucesión de 7 gobiernos civiles donde los partidos tradicionales de la izquierda y la derecha se alternaron en el cargo presidencial.

El modelo chileno era presumido por su estabilidad y su éxito económico. Los gobiernos electos democráticamente tras la salida de Pinochet no alteraron sustancialmente la conducción de la economía. Anoche, al dirigir su primera alocución como presidente electo, Boric definió “crecimiento económico que se asienta en la desigualdad tiene pies de barro”.

Esa fue su divisa de campaña.

En 2010 cuando llegó el primer gobierno del derechista Sebastián Piñera y rompía la hilera de gobiernos de la denominada Concertación (una coalición de partidos tradicionales de centro e izquierda), vino el quiebre social de Chile.

A ese gobierno le resistió un movimiento estudiantil vigoroso. Tres dirigentes destacaban: Camila Vallejo, Giorgio Jackson y Gabriel Boric.

El movimiento remeció al gobierno de Piñera. “Logramos demostrar internacionalmente que el modelo de Chile no es el modelo ejemplar”, dijo entonces Camila Vallejo (Reforma. 15/06/12).

Los líderes de aquel movimiento decidieron hacer política institucional. Se postularon para diputados y llegaron al Congreso. Lo tenían claro: “A nadie le sirve que haya más jóvenes de candidatos que lleguen sólo para administrar la actual institucionalidad. La idea es superarla, cambiar las reglas del juego… El movimiento debe tomar la decisión de autorrepresentarse en la esfera política… Debe tener vocación de poder”, reflexionaba entonces Vallejo.

En 2019, otro movimiento social -donde ya como legisladores, Vallejo, Jackson y Boric jugaron un papel central- volvió a estremecer ahora al segundo gobierno de Piñera y concluyó con la negociación de reescribir la Constitución política de Chile.

El triunfo de Gabriel Boric este domingo 19 en la segunda vuelta de los comicios presidenciales, cierra el círculo de una década de movilizaciones y malestar juvenil, particularmente frente a la pobreza generada y las oportunidades perdidas. Por eso “El baile de los que sobran” fue el himno de las movilizaciones de 2019.

Boric llega al poder presidencial de la mano de Vallejo y Jackson. El fermento de este cambio es de una generación desencantada de la política tradicional. Muchachos futboleros, admiradores del Hombre Araña, coleccionadores de las tarjetas de Pokemon, abrevadores de las magias de Harry Potter, y cuestionadores profundos del modelo económico, político y educativo. Defensores de igualdades de género y de raza, protectores del medio ambiente y de los animales. “Somos una generación que reclama que los derechos sean derechos no bienes de consumo, no negocio”, exclamó anoche Boric.

Algo distinto a la izquierda tradicional latinoamericana. Un toque de alerta sobre la fuerza de los jóvenes.