/ POR YAZMIN ALESSANDRINI /
* El Presidente aseguró que desde el Gobierno ya no se espía nadie, pero resulta que sí
* En 2019 la SEDENA pagó 60 millones de pesos para adquirir el software Pegasus
* LA SEDENA tiene que aclarar si vigila a los delincuentes o acosa a los civiles
BUFETE A LA MEXICANA.- Como ya se ha vuelto una costumbre, el Presidente López Obrador dice una cosa y la realidad, la evidencia y las investigaciones dicen otra muy distinta. Por eso, el tener “otros datos” no necesariamente significa que se tenga la razón o que se esté diciendo la verdad. Así las cosas, ante las pruebas de que el Ejército Mexicano está utilizando el software Pegasus (adquirido durante el sexenio de Enrique Peña Nieto) para espiar a los mexicanos, el mandatario prefiere voltear para otro lado o simplemente desestimar, como lo ha hecho con otros tantos problemas, las denuncias de distintas personas y colectivos que exigen, a través de los cauces institucionales, que se les explique por qué están siendo víctimas de este acoso que es endémico de los regímenes autoritarios y represivos. Y no, no nos engañe señor Presidente, lo que está haciendo su gobierno no puede ser llamado “trabajo de inteligencia”, porque éste se conforma por diversos protocolos bien definidos y establecidos, y además sirve para enfrentar a la delincuencia organizada y a aquellos entes amenazantes de la paz y la seguridad del país. El trabajo de inteligencia también sirve para identificar las estrategias y movimientos a los enemigos de una nación dentro en un contexto bélico; pero cuando lo que se está haciendo está encaminado a vigilar e intimidar a activistas, políticos, periodistas o aquellos que le son incómodos sólo puede ser considerado espionaje. Y el botón de muestra de esta delicada coyuntura lo podemos tomar de los documentos internos de la propia Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) que testimonian concreta y fehacientemente que el periodista Raymundo Ramos, presidente del Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo, fue espiado con el malware Pegasus en 2020 cuando éste investigaba presuntas ejecuciones extrajudiciales que involucraban a miembros del Ejército Mexicano en Nuevo Laredo, Tamaulipas, sí, el mismo sitio donde en febrero pasado soldados masacraron a cinco personas desarmadas.
ENSALADA VERDE.- Haiga sido como haiga sido, el verdadero uso que el Gobierno mexicano le está dando a este software que el Ejército le compró a la comercializadora Antsua, representante exclusivo en México de NSO Group, la empresa israelí dueña de Pegasus, está muy lejos de lo que podemos definir como “trabajo de inteligencia”. Por eso, urge que el titular de la SEDENA, el general Luis Cresencio Sandoval González, salga a dar la cara y explique de una buena vez qué es lo que en realidad se está haciendo en el Centro Militar de Inteligencia, porque en una primera instancia la Constitución es muy clara al apuntar que el Ejército carece de facultades legales para intervenir las comunicaciones privadas de los civiles. De hecho, cualquier intervención de comunicaciones debe contar con una autorización judicial previa. El Presidente López Obrador justifica este proceder argumentando que lo que se está haciendo tiene una base legal en la Ley de Seguridad Nacional (artículos 5, fracciones III, V y XI; 29, 30, 31, 33, 34 y 35) y la Ley de la Guardia Nacional (artículo 100).
ATOLE DE ESPIONAJE.- Visto desde cualquier ángulo, éste es un asunto sumamente delicado, sobre todo porque un día el Presidente López Obrador dice y hace una cosa y al día siguiente, dice y hace otra muy diferente. No se puede salir a una conferencia mañanera y decir que tanto el Gobierno de México como el Ejército Mexicano no operan el software Pegasus para hacer “labores de inteligencia” y, en una ocasión posterior, hacer uso de las cámaras y los micrófonos para afirmar que no hay vínculo alguno con la empresa Antsua cuando existen contratos que afirman lo contrario.Y aquí bien vale la pena hacer un cuestionamiento muy serio: ¿El Presidente está mintiendo deliberadamente con respecto al espionaje que se realiza a civiles con el software Pegasus o el Ejército Mexicano anda por la libre está haciendo lo que se le pega la gana sin reportarle al Primer Mandatario? Ambos escenarios son gravísimos. Escalofriantes.
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