El protegido del cardenal .

**LINOTIPIA

/ Peniley Ramírez /

Las reuniones con los informantes del FBI duraban horas. El empresario mexicano Fernando Peyro iba de una anécdota a un recuerdo de la infancia, sin saber que lo estaban grabando. Luego explicaba complicados esquemas de lavado de dinero, e insistía en que él solo participaba en operaciones por más de 30 millones de dólares.

De vez en cuando, mencionaba a un hombre a quien reconocía como su jefe, protector y amigo. Era Norberto Rivera, durante más de 20 años el arzobispo primado de México y uno de los prelados más poderosos de la Iglesia católica en Latinoamérica.

Durante buena parte del verano pasado, transcribí aquellos audios secretos. Debía entender de qué hablaban, quién era Peyro, el hombre a quien investigaba el FBI, y por qué su relación con Rivera era relevante.

En 2019, Peyro se reunió con informantes y lo grabaron en secreto. Discutieron cómo moverían millones de dólares. El dinero provenía, supuestamente, de la guerrilla colombiana, y debía lavarse en la economía formal. Tiempo después, los del FBI entregaron 200 mil dólares para comprobar si lograban lavarlos, pero el dinero se perdió.

En abril del año pasado, una de las informantes entregó una relatoría del caso en una petición de asilo al gobierno de Estados Unidos. En Univision Investiga, donde trabajaba, obtuvimos los documentos, los videos y comenzamos a investigar.

Gerardo Reyes, el director, entrevistó a una informante quien aseguró que, al menos hasta 2019, Rivera era un objetivo de la investigación del FBI. Otras dos fuentes luego dijeron que el cardenal ha sido mencionado, mientras el FBI respondió que no podían confirmarlo ni negarlo.

Rivera habló con Univision y envió una carta a Reforma, después de que el diario retomó la historia, que se publicó el domingo pasado. El cardenal dijo que no sabía de la pesquisa y que su protegido Peyro estaba ufanándose sin sustento.

Las revelaciones de este caso son el capítulo más reciente en varios años de pesquisas sobre el manejo de dinero en los años de poder de Rivera.

A finales de 2017, Rivera se retiró como arzobispo y el Papa nombró a Carlos Aguiar Retes en su lugar. Casi de inmediato, Aguiar ordenó una investigación a las finanzas. Por fuentes internas, tuve acceso a los detalles.

Los ecónomos de la Iglesia pasaron meses visitando parroquias, revisando años de ingresos, gastos y “manutención” (sueldo autoasignado por el sacerdote). Encontraron que en parroquias muy grandes, como el santuario de la Virgen de Guadalupe, reciben millones en donaciones, mientras que algunas parroquias rurales tenían apenas dinero para sobrevivir. Un sacerdote me dijo que a veces juntaba 2,500 pesos para todos los gastos en el mes y no le alcanzaba para comprarse siquiera un pantalón.

También encontraron que en muchos lugares era prácticamente imposible controlar cuál era el origen del dinero de las donaciones. La indagatoria encontró que, en tiempos de Rivera, cada parroquia debía aportar el 10% de sus ingresos al arzobispado. Las parroquias pobres apenas juntaban para dar su aporte. En las ricas, los sacerdotes se asignaban jugosas “manutenciones”.

Después de la investigación, establecieron que un consejo eligiera los nombramientos en cada parroquia. Varios participantes me confirmaron que hubo mucha resistencia, especialmente entre quienes estaban a cargo de parroquias en vecindarios ricos. En 2020, desde la arquidiócesis asignaron sueldos para todos los sacerdotes. Montaron una oficina de transparencia y comenzaron a registrar datos, aceptando internamente que sí puede usarse, y se ha usado en varios casos, a la Iglesia como un vehículo para lavar dinero.

Dentro de una diócesis puede haber muchas asociaciones religiosas. En cada una hay un porcentaje de “gastos no comprobables”. Pero las reglas para el lavado de dinero en México obligan a la Iglesia a reportar donaciones solo cuando sobrepasan los 308 mil pesos.

Después de la indagatoria de 2018, ninguna conclusión apuntó directamente al excardenal, hasta donde pude saber. Ahora, no conocemos si algunos de estos hallazgos se conectarán con la investigación del FBI o si Rivera continúa siendo hoy un objetivo. La historia, por el momento, permite añadir otro capítulo a la biografía de uno de los hombres más polémicos del catolicismo mexicano.