Raro es el priista que no responde así: ¡Buscan salvar el pellejo!*
Unos los dicen en plural, otros en singular, pero en general —aunque las razones son distintas— se refieren a ambos: a su dirigente nacional, Alejandro Alito Moreno; y al coordinador de la bancada del PRI en la Cámara de Diputados, Rubén Moreira.
La leyenda negra de Alito no es novedad. Menos entre sus correligionarios. Sus adversarios, dentro y fuera del partido, sólo aguardaban el momento oportuno. Y por lo visto, éste se le acerca desde varios flancos:
—Desde su tierra, Campeche, donde Layda Sansores está más que dispuesta a hurgar entre las cuentas del exgobernador y llevarlo a la cárcel si es posible;
—Desde la Presidencia de la República, donde Andrés Manuel López Obrador lo puso contra la pared con la iniciativa de reforma eléctrica y su llamado a los priistas a definirse entre el salinismo-neoliberalismo que los dividió hace más de 30 años —propiciando el rompimiento dentro el Revolucionario Institucional que dio paso al PRD y luego a Morena— y entre el cardenismo-lopezmateísmo nacionalista que hoy pretende recuperar y continuar el tabasqueño.
—Y desde el ámbito interno, donde militantes tricolores se muestran inconformes con su actual dirigencia y ven a su presidente nacional, Amlito, atrapado por López Obrador, sin capacidad para negociar “más que su propio pellejo”.
Sin embargo, la salida —o el refugio momentáneo— que encontró Alito frente a la reforma eléctrica: ponerla a discusión entre los distintos sectores de la sociedad, no está nada mal. Le ha dado aire a su partido y ha ganado tiempo.
Se sale del esquema del rechazo instantáneo —al estilo de los panistas de hoy en día— a cualquier propuesta presidencial, y le baja los humos a personajes que le truenen ya los dedos al PRI para que asuma ipso facto una postura, so pena de un rompimiento.
Dentro del tricolor observan la estrategia. Unos a favor, otros en contra, pero hasta consideran prudente aguardar. Varias cosas calculan: esperarán a ver la determinación que tomen en el Senado sus compañeros. Si ven que en la Cámara alta no hay unidad y no alcanzan los votos para aprobarla, “para qué nos quemamos de gratis en diputados”.
Se arroparán también con las posiciones de los sectores que mejor les convenga y al final de cuentas podrán decir ‘hicimos todo lo posible pero no se pudo’, y lo acompañarán a cambio con la Guardia Nacional. Es su refugio frente a la tormenta.
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GEMAS: Obsequio de Carlos Salazar, presidente del Consejo Coordinador Empresarial: “Escuchaba al presidente (Andrés Manuel López Obrador) hablando otra vez que si queremos estar con los ricos, con las empresas o con el pueblo. Claro que estamos con la sociedad, claro que nosotros no tenemos esa visión clasista en donde dividimos a las personas de acuerdo a su clase social”.
