Prosa aprisa.
Arturo Reyes Isidoro.
Para usar una frase común, ojalá y sea para bien.
Ojalá porque el PRI duró en el poder 71 años, y si bien tuvo muchos logros, también devino en el partido prototipo de la corrupción, que se sumó al abuso de poder, un poder vertical, autoritario, omnímodo (que lo abraza y comprende todo), que llevó a que el escritor Enrique Krauze bautizara a la presidencia tricolor como La Presidencia Imperial y que otro escritor, Mario Vargas Llosa, dijera que México vivía “una dictadura perfecta”.
Expreso inicialmente que ojalá y sea para bien porque el ciudadano, el elector, votó de buena fe, y en forma mayoritaria optó en buena medida por continuar recibiendo sus apoyos –eso es lo que creo– a través de los llamados programas sociales, pero también entronizó, sin darse cuenta, a lo que todavía no acaba de ser un partido político en todas sus formas, que cuando cobre su forma final no será otra cosa más que una nueva versión del PRI.
Hay elementos para creerlo. Al amanecer del lunes 7, lectores me escribían preguntándome qué había pasado por la contundente victoria de Morena. La pregunta todavía se la formulan muchos y me la hacen. La incredulidad era –y es– por la inconformidad ciudadana que sigue habiendo ante una administración que ha dejado mucho que desear, por el sometimiento descarado al Ejecutivo de los poderes Legislativo y Judicial, por el abuso de la Fiscalía General del Estado persiguiendo y encarcelando a opositores, por la falta de medicamentos en hospitales, lo que muchos consideraban suficiente para mermarles su poder con su voto, pero, en cambio, se fortalecieron.
Había la creencia, también, de que la alianza opositora tenía una buena fortaleza para ganar suficientes posiciones como para establecer un equilibrio en el Congreso local, que evitara la aprobación de reformas legales abusivas como la de la famosa ley garrote, que pende sobre la cabeza de todos para encarcelarlos con un simple pretexto, pero esa creencia se derrumbó sorprendiendo antes y primero que nadie a los mismos líderes de los partidos de la oposición.
La explicación a lo que pasó es sencilla, al menos eso creo, por los elementos que voy comprobando. Es cierto, y no se le puede restar el mérito, que el delegado federal Manuel Huerta hizo su parte, se aplicó muy bien y desdobló en Veracruz y desplegó los programas sociales, y con problemas al principio luego implementó una vasta tarea de vacunación Anticovid-19, y claro que se metió a operar muy, pero muy bajo del agua (la mañana del lunes cuando lo felicité por el triunfo me juró y perjuró que él no se metió para nada en el proceso, me lo dijo con tanto convencimiento que hasta ganas daban de creerle), pero su intenso trabajo, a ras de suelo, por toda la geografía estatal fincó al menos el 50 por ciento del éxito, aunque pienso que fue en mayor porcentaje. En solo dos palabras: fue clave.
Lo demás lo hicieron expriistas o priistas al servicio de Morena. Ellos diseñaron un operativo, muy parecido al que implementó en 2007 el gobernador Fidel Herrera Beltrán, cuando ganó para el PRI 155 de las 212 alcaldías y 28 de 30 diputaciones locales, un récord que por poco y ahora lo alcanzan y superan.
El lunes, cuando muchos se preguntaban qué había sucedido, expriistas o priistas en el gobierno o cerca del gobierno, al servicio de Morena, esbozaban una sonrisa, porque ellos mismos se preguntaban cómo había sido posible que sus excompañeros o compañeros de partido no hubieran visto venir el golpe, cómo no se dieron cuenta que el operativo que tenían preparado era el mismo que utilizaba el PRI cuando tenía el poder, esto es, hacer uso de todo el poder del gobierno para “convencer”, obstaculizar, amenazar o comprar votos y a los opositores, a algunos de los dirigentes de los otros partidos, para lo cual echaron la casa por la ventana: no pararon en gastos. Vaciaron las arcas y lograron una gran movilización que les aseguró la barredora, el carro completo, el de todas casi todas. Valía la pena para ellos. Fueron priistas quienes les enseñaron para qué es el dinero. Eso fue todo.
Desde la campaña platiqué con algunos de ellos. Sabía que estaban trabajando para los guinda. Cambiábamos impresiones. El lunes, algunos confirmaban que habían ayudado a instrumentar el operativo del triunfo. Sí, sin duda, como el mismo López Obrador, Fidel Herrera Beltrán no estuvo en las boletas, pero estuvo en la elección. Algunos alumnos suyos aplicaron lo que aprendieron en su escuela y dieron vigencia a aquel principio del maestro de Nopaltepec de que todo lo que tiene precio resulta barato.
Los expriistas o priistas sabían también que los programas sociales, el apoyo económico a los adultos mayores y las becas a los niños y jóvenes, era oro molido y los aprovecharon. Igual, aplicaron muy bien la enseñanza de otro maestro, este del duartismo, Salvador Manzur Díaz, quien, en 2013, refiriéndose al programa “65 y más” que iban a utilizar para ganar la elección local del 7 de julio de ese año, dijo en una reunión “secreta”, pero que fue grabada subrepticiamente por un infiltrado de Miguel Ángel Yunes Linares: “Es realmente oro molido lo que tenemos en la mano. Hay que aprovecharlo, nada más”. Ocho años después sus excompañeros tricolores los utilizaron para ayudar a los morenos. Ellos mismos lo dicen ahora.
La contundente victoria del domingo se acerca a aquella de Fidel en 2007. Los dirigentes de entonces, del PAN y del PRD, Víctor Alejandro “Pipo” Vázquez Cuevas y Rogelio Franco Castán, respectivamente, no aceptaron los resultados e impugnaron. Pipo acusó entonces que Herrera Beltrán se había gastado mil millones de pesos para “impulsar una elección de Estado” y que además había “empujado” una “campaña de terror” en todo el territorio estatal con gente armada que la noche anterior a la elección había realizado detonaciones.
Por su parte, Franco acusó compra de votos y persecución de opositores. Muchísima coincidencia con parte de lo que pasó ahora. Muchos de los operadores de entonces viven y sobreviven. El lunes, esbozaban una sonrisa. Si el Tío Fide se gastó mil millones, ¿los actuales cuánto?
Como en 2007, los tribunales electorales están al servicio del gobierno, de Morena, y lo saben los líderes de la oposición, como entonces estaban al servicio del gobierno del PRI. A Fidel las quejas y reclamos le hicieron los mandados. A Cuitláhuac le van a hacer lo mismo.
Ya vimos lo que hicieron los cuitlahuistas en los dos primeros años de gobierno, intentaron incluso reformas para garantizar su permanencia en el poder, que la Corte y los tribunales federales les echaron abajo. Ahora, se posicionaron ya para el resto del sexenio. Cuitláhuac debe dormir roncando a pierna suelta y hasta con silbido sabiendo que la consulta de revocación de mandato le va a hacer lo que el viento a Juárez, con la ayuda de los priistas o expriistas, pero, además, porque seguramente ya aprendieron de todo lo malo de los tricolores.
Y pensar que van a repetir, y con más fuerza, diputados indignos, que han declarado con todo cinismo que aprueban lo que les envían del palacio de gobierno sin leerlo, que han dicho cínicamente que todos tienen a sus familiares cobrando en las nóminas, que violan o no dan cumplimiento a los amparos o a las resoluciones de tribunales federales, en fin. Estamos en sus manos. A ver ahora cuántas leyes más reforman y actualizan para ejercer persecución contra quienes no están de acuerdo con ellos, para sembrar el terror y cometer los abusos que quieran, para encarcelar a sus críticos y opositores. Qué Dios nos agarre confesados.
Se sienten ahora con tanta fuerza, pero además la tienen, que ya hasta decidieron que le van a dar vida artificial a un partidito para que no pierda su registro, para que sea su títere, su tapete: Fuerza por México. A lo demás, aire. ¡Qué viva la democracia!
Dirigencia nacional viene a apoyar a Exsome
Van por todo. En Morena no solo quieren las diputaciones federal y local, sino también la alcaldía de Veracruz. Este miércoles llegarán al puerto, para estar en el recuento de votos, representantes de las dirigencias nacional y estatal encabezados por Esteban Ramírez Zepeta y Juan Javier Gómez Cazarín para respaldar a Ricardo Exsome Zapata, quien reclama el triunfo. Se sabe que se apostarán afuera de las oficinas del OPLEV.
E intentaron secuestrar a diputada ganadora
Y la violencia sigue. Ayer martes durante la madrugada un grupo armado intentó secuestrar a la candidata ganadora a la diputación local por el distrito de Álamo, Elizabeth Cervantes de la Cruz, de la alianza Morena-PVEM-PT. Se salvó porque los plagiarios la confundieron con una vecina y se metieron a la casa equivocada.