/Eduardo Sadot/
A menos de ocho días de celebrar los comicios más grandes de la historia de México como los caballeros medievales, las candidatas velan sus armas.
La expectativa de participación ciudadana es grande por ambas candidatas, saben de lo que se trata y toman con suma seriedad su papel en el proceso.
Habrá varios factores a considerar este dos de junio, la participación de la delincuencia organizada en el proceso, para asesinar a candidatos, ya llevan más de cincuenta en éste proceso, es una manera muy particular de hacer ganar a los candidatos que apoyan – antes, apoyaban inclusive con dinero a candidatos – hoy los apoyos se han modificado, se han planteado que para que apoyar al candidato de un partido u otro, si ellos mismos pueden ser candidatos, ello – para nadie es un secreto – ha provocado que hoy gobiernen en muchos municipios y estados de la república, cabezas de cárteles, en estados como Morelos, hay documentados casos de familias completas postulados para todos los cargos de elección popular en juego, atemorizando a los ciudadanos pretende inhibir el voto y favorecer a los mismos delincuentes, hoy encumbrados y en ruta de ocupar cargos de elección popular.
Los gobernadores en todo el país enfrentan el dilema de apoyar a sus gobernados, manteniéndose al margen del proceso electoral, como lo señala la legislación electoral, garantizar unos comicios seguros y tranquilos sin violentar la ley, o meter las manos en el proceso electoral, cumpliendo compromisos partidarios o con el mismísimo presidente.
Ojalá que todos los gobernadores de cualquier color o identidad partidista asumieran conscientemente su – ineludible – responsabilidad histórica de cara a la sociedad, porque en cualquier caso, la historia y la sociedad les hará responsables de todo lo que suceda durante el proceso, sí, cumplir con compromisos también de todo tipo, pero evitar que su Estado se manche con algún hecho acto de todo tipo, violencia contra algún funcionario o candidato – que ya lo hemos visto y ya se ha dado – o transitar por un proceso que pueda mancharse, con trampas y manipulación de resultados.
El caso de Quintana Roo, con Mara Lezama, es un ejemplo que habría que observar, una gobernadora, sí, comprometida con su partido y su presidente, pero que durante toda su vida ha trabajado bajo presión y que ha sabido cumplir con su responsabilidad, no obstante las presiones no solo de su Partido sino, también con otros partidos aliados al suyo, como el Partido Verde y, responder a sus compromisos, sin violentar o faltar a su lealtad ciudadana, una gobernante que ha sabido reconocer y respetar a los inversionistas y propietarios de empresas turísticas que conviven en Cancún, y atender las demandas de quienes más lo necesitan, una visión de estadista, sin distinción ni discriminaciones.
El próximo proceso electoral, va a mostrar muchas cosas, de qué están hechos los gobernadores, de que los gobernados, veremos si los mexicanos somos tontos, o somos corruptos que se venden o por una pensión, por laminas, cemento o por una embajada, sí, abundan políticos en otros partidos como los que vendieron su Estado, a cambio de una embajada, tradiciones y prestigios familiares y personales, se corrompieron, ahí están, los Sansores, los del Mazo, los Murat, los Ramírez de Oaxaca, la lista de zalameros y trapecistas es larga, faltan menos de ocho días, para saber si superamos nuestra corrupción individual o es el reflejo de la moral de todo un pueblo.
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