Por Eliane Sales
Tras la emblemática entrada del histriónico Elon Musk el pasado jueves a la sede de Twitter, cargando un lavabo y con la frase “let that sink in” en un tuit (“que nos caiga el veinte”), para cerrar su compra semi-hostil de la empresa, antes de cumplirse el plazo fatal del 28 de octubre a las 5pm que se le había impuesto por la Corte de Delaware, se ha levantado una oleada de especulaciones y expectativas sobre el futuro de la red social. Parece que lo único que tienen en común es reconocer que el Twitter que hasta hoy más de 250 millones usamos y conocemos, ha muerto.
Se inicia un camino impredecible y probablemente disruptor, bajo la guía del multibillonario, que emprende un nuevo viaje para buscar trascender como el gran transformador e “influencer” de nuestra era.
Musk hará los cambios que sean necesarios para monetizar y capitalizar todo lo que suceda en esta “plaza pública”. Ha sabido reconocer que el populismo es el signo de nuestros tiempos, y llega a esta red social montado en esta tendencia, para obtener el mayor provecho personal y de los socios que lo acompañan. Claro, siempre bajo la supuesta premisa o bandera, de “salvar a la civilización”.
Desde el 27 de abril, en SDPnoticias hemos seguido la trama de esta adquisición, plagada de drama y escándalo, que hoy cumple un capítulo más.
Musk como dueño de Twitter
Entre los efectos inmediatos por la compra de Twitter en 44 billones de dólares a un precio por acción de 54.20 dólares, financiado con un préstamo sindicalizado liderado por Morgan Stanley por 12.5 billones de dólares, y acompañado de socios como Binance -la principal exchange de criptomonedas-, Sequoia Capital y Qatar Investment (con una inversión de alrededor de 7 billones de dólares en total), destacan:
Las acciones de Twitter serán deslistadas de la Bolsa de Valores de Nueva York (cotiza en Nasdaq). Los accionistas recibirán 54.20 dólares por cada acción que posean. Además, Twitter será removida de otros índices accionarios como el S&P 500, de los fondos indexados como el SPDR S&P 500 ETF Trust SPY.
Tras despedir al CEO, Parag Agrawal y al director de finanzas, Ned Segal, la dirección de la empresa está por definirse. También fue despedida la directora legal, Vijaya Gadde (a quien se le atribuye la decisión de prohibir la participación en la red de personajes como Donald Trump). El costo de estos despidos será de alrededor de 122 millones de dólares.
Parece que Elon Musk asumirá el cargo de director general interino (además de la de Tesla y SpaceX). Se especula que busca que Jack Dorsey (cofundador de Twitter) ocupe ese cargo para reestructurar a la empresa. El Consejo de Administración actual será disuelto.
Ha habido reportes de que Musk planea hacer un fuerte recorte de los 7,500 empleados de Twitter, lo que ha originado gran incertidumbre. En principio, ingenieros de Tesla podrían reemplazar a los de la red social. Musk ha dicho que no tienen de que preocuparse, “mientras que demuestren ser significativamente útiles”.
Twitter se fusionará con X Holdings, que es la entidad que se estableció en Delaware para llevar a cabo la operación. Musk controlará la compañía tenedora.
Al ser una empresa privada, Twitter ya no tendrá la obligación de hacer públicos reportes trimestrales sobre su desempeño. Lo que si enfrentará es la presión del pago anual de alrededor de un mil millones de dólares de intereses por los préstamos recibidos (comparado con los 51 millones de 2021). Twitter ha tenido bajas ganancias anuales de 700 millones de dólares en los últimos cinco años, y un casi nulo flujo de caja. También, tendrá la presión de sus socios capitalistas que posiblemente lo empujen a listar nuevamente a Twitter (quizás en 3 años), para recuperar su inversión.
Nuevo modelo de negocio
Después de pasar meses ridiculizando a esta red social, ahora viene la hora de la verdad para Musk. Debe darle la vuelta, hacerla rentable y maximizar su potencial. Lo que algunos analistas del sector de empresas “Tech”, como Dan Ives, califican de “esfuerzo Herculano”. Señalan que la compra pasará a la historia como “una de las adquisiciones de la industria Tech más sobrepagadas de Wall Street”.
Tendrá que ponerse creativo, dentro de un marco legal que ya EU, Europa y hasta India, le han advertido, deberá cumplir puntualmente.
Desde ayer, Musk se centró en los anunciantes de Twitter (principal fuente de ingresos), a quienes les preocupa que la plataforma se convierta en un “infierno anárquico”. En un tuit, que incluye un comunicado, Musk aseguró que buscará proteger las marcas y hará crecer las ganancias de los anunciantes.
En mayo, Musk señaló que, si bien para los “usuarios casuales” la red seguirá siendo gratuita, muy posiblemente se establecerán cargos para las empresas y los gobiernos. Hay que señalar que en EU, Canadá, Australia y Nueva Zelanda ya hay un nuevo servicio llamado “Twitter blue”, que tiene un cargo de 3 dólares por mes para los usuarios.
Populismo empresarial
Como lo dijimos desde abril pasado, Musk pudiera beneficiarse de la base de datos de Twitter para promocionar sus negocios. Podría usar la plataforma para influenciar la política en EU y a nivel global, y ligarlo a sus intereses empresariales. Se especula la posible reinserción de Trump en la red (en principio ha rechazado la oferta), lo que irá develando la línea que se seguirá.
Aunque Musk ha externado su apoyo a ciertos políticos republicanos en últimas fechas, también ha sugerido la creación de un “Super PAC Super Moderado” para financiar políticos centristas o moderados del ala demócrata o republicana en EU. Llama la atención que los más entusiastas con estos planes de Musk son los comentaristas de Fox News y los republicanos más extremistas.
Musk entiende que lo que sobresale y vende en esta época es el populismo, que es un fenómeno global, y está listo para capitalizarlo en Twitter, de donde sea que venga. Se ha autoproclamado un “absolutista de la libre expresión” lo cual es aplaudido por sus millones de fieles seguidores. Acaba de anunciar que se instalará un “Consejo de moderación de contenidos”. Se disfraza de “progresista constructivo” pero estamos muy lejos de conocer sus verdaderas intenciones.
Como bien lo señala Pedro Aguirre, autor de varias obras sobre política e historia, “Musk ha conseguido convencer a una buena parte del mundo que el futuro pasa por él, tras una década larga de anuncios grandilocuentes, muchos incumplidos (sin dejar de reconocer sus grandes creaciones). Es parte del populismo empresarial. Es un caso de megalomanía, porque está obsesionado con el poder y con su paso a la historia. No le basta con ser reconocido como el hombre más rico del planeta.”
Musk vitorea que “the bird is freed”, refiriéndose a que el pájaro azul que simboliza Twitter ha sido liberado. Parece ser, que más bien ha salido de una jaula para entrar a otra. ¡Ojalá que no le corte las alas! Seguiremos pendientes …