En el pecado llevan la penitencia .

* La inmaculada percepción .

/ Vianey Esquinca /

Las crisis sacan lo mejor y lo peor de las personas, revelan sus carencias y fortalezas y presentan de cuerpo completo de qué están hechas.

Por ejemplo, el accidente en la Línea 12 del Metro demostró que Claudia Sheinbaum es incapaz de solventar los problemas sola, requiere del apoyo moral, material y logístico del Presidente para resolver sus crisis. Sucedió cuando se derrumbó un tramo de la Línea 12 del Metro. Andrés Manuel López Obrador tuvo que intervenir y negociar la reconstrucción para quitarle el reflector y las culpas. Aun así, la Jefa de Gobierno perdió la mitad de la ciudad en las elecciones siguientes. En este mismo accidente demostró su necedad de mantener a la entonces directora del Metro, Florencia Serranía, con tal de no darle la razón a sus detractores.

Pasó igual con el choque de la Línea 3. No sólo el mandatario la invitó a la mañanera para explicar y justificar la falta de mantenimiento y errores humanos que provocaron el choque entre dos convoyes, sino que le puso en bandeja de plata lo que ya quisiera cualquier gobierno estatal: contar con más de 6 mil elementos de la Guardia Nacional.

De todas las ideas que ha tenido Sheinbaum ésta ha sido la más descabellada, pero en el pecado llevó la penitencia. Había que tener dos dedos de frente para darse cuenta que la intervención de la GN provocaría todo tipo de críticas, incluso manifestaciones, como sucedió el viernes cuando un grupo de mujeres encapuchadas protestaron en la estación Bellas Artes de la Línea 2.

La presencia de la Guardia Nacional seguirá generando fricciones y difícilmente resolverá el misterio de por qué el Metro presenta fallas y retrasos, por qué las escaleras eléctricas no funcionan y cuál es el motivo de que varias estaciones se inunden con las lluvias.

También quedó claro que, al igual que su mentor, la funcionaria capitalina será incapaz de reconocer sus errores y buscará echarle la culpa a quien se deje. Ella no busca respuestas, sino chivos expiatorios. Con la Línea 12 desconoció los resultados de la auditoría externa que su propio gobierno contrató porque no le convenían y ahora con la Línea 3, ha tenido que recurrir a la teoría del compló (López Obrador dixit).

Otro ejemplo de lo que puede dejar al desnudo las crisis, es el ya triste caso de la ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación Yasmín Esquivel. Ni su incondicionalidad al Presidente la salvó de sufrir un profundo daño reputacional.

Cuando se reveló que había plagiado su tesis, construyó una narrativa basada en mentiras. Involucró a varias personas quienes dieron la cara por ella y rechazó reiteradamente la acusación de plagio. Nadie le dijo a la ministra que la mentira es la peor enemiga de un buen manejo de crisis, porque es como la arena movediza que hunde a las personas cada vez que mienten.

López Obrador ha señalado en varias ocasiones que “no debe haber ni corrupción ni impunidad. Antes robaban y hacían lo que querían y ni siquiera perdían su honorabilidad”, por eso que Esquivel se mantenga en la SCJN sin perder “su cargo ni su honorabilidad” a pesar de que se le comprobó el plagio, deja muy mal parado al movimiento del tabasqueño y por consiguiente debe actuar en consecuencia.

Las crisis son inherentes a los cargos públicos y los gobiernos. No hay que preguntarse si una crisis va a llegar, sino cuándo. Los funcionarios públicos están expuestos a caer o resbalar, en ese momento debe observarse el otro yo que sacan, ese monstruito que mantienen oculto, pero que la presión hace que emerja. Tanto Claudia Sheinbaum como Yasmín Esquivel presentaron unas carencias personales o profesionales que no deben pasarse por alto.

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