En el Sexenio que se va en México Ya Cantamos el “Pelón, Pelonete…”

Los Dados de Dios

NIDIA MARIN

México no tarda en ser un país pelón… Y no por calvicie, sino por la acción del crimen organizado y por los jalones de pelos que todos nos damos desesperados ante la nefasta situación que prevalece en el país en diversos rubros, como es que selvas y bosques están siendo pelados, rapados, trasquilados…

No cabe duda, volveremos a cantar los versos infantiles…

“Pelón, pelonete /cabeza de cuete/ no le sale pelo/ más que en el cachete…”

“Porqué lo bañaron / ¡Ay que mala suerte/ Pues ya lo amolaron / Se quedó de a coco …”

La realidad en la materia ha sido doble. Por un lado, acatando órdenes presidenciales han asesinado la selva, y por el otro, admitiendo la acción del crimen organizado han propiciado desvalijar montañas y sierras.

Una realidad proveniente, inclusive de la máxima posición. Y con ello todos perdemos.

¿Cuál será el atractivo turístico para los viajeros de un tren cruzando la actual mini Selva Maya, que hasta hace poco representaba uno de los sistemas ecológicos de mayor importancia a nivel global, cuando se ha destruido la misma en la parte mexicana?

La jungla Maya abarca México, Guatemala y Belice y sólo en la parte correspondiente a nuestro país y en menos de un sexenio (afortunadamente por concluir), la parte mexicana fue diezmada.

La destrucción ha sido bárbara, pero al respecto ha habido silencio de parte de las autoridades y acatamiento de las fuerzas militares que, encargadas de la construcción, contribuyeron a la destrucción.

Hasta ahora, Guatemala (con 10 especies maderables) no ha dicho esta boca es mía para “colaborar” en devastar el tramo de selva que le corresponde y que se ubica en el departamento “El Peten”. Suman 123,685 hectáreas de la Reserva de Biosfera Montañas Mayas en Chiquibul.

Tampoco se ha pronunciado el gobierno de Belice para destruir la parte su territorio, cuya superficie supera los cuatro millones de hectáreas.

¡Pero México sí, faltaba más!

¿Hoy, con la famosa obra de un ambicioso depredador, qué les van a mostrar a los viajeros sí lesionaron severamente el hábitat decenas de especies como es la guacamaya roja, el jaguar y el tapir?

Será, muy lejos donde los turistas puedan mirar lo que queda de especímenes de flora y, se duda, observen a la tortuga blanca y mucho menos al venado temazate, al pecarí de labios blancos, al mono aullador negro, al pavo ocelado…

No, porque ellos vivían sobre o bajo arboles de Ramón, Ceiba y Chicopzapote, entre otros, que fueron talados y representan 10 millones de 20 variedades de troncos, arbolitos, maderos, arbustos, cepas, tocones destruidas, donde también tenían sus panales la abeja africanizada y la abeja melipona, por ejemplo.

Antes del arribo de presidente actual (que afortunadamente ya se va) había en la selva 3,000 especies de plantas, 110 de mamíferos, 400 de aves y 92 de reptiles y anfibios, de acuerdo a la organización Neoterre. Hoy un buen número ha sido arrasado.

Desgraciadamente, la destrucción siguió y sigue su curso. Han pulvberizado todo para el paso del tren. Inclusive, el hidrólogo Guillermo D’Christy, denunció que, hasta ahora, el proyecto para el que se han gastado casi 30,000 millones de dólares, ha perjudicado al menos 122 cavernas.

TAMBIÉN LOS BOSQUES

HAN ESTADO EN LA MIRA

Y continúa el avance destructivo.

Sí, no solamente en la selva. En los bosques mexicanos ha sido sistemática. De ahí que, de acuerdo a la FAO…

“México ocupa uno de los primeros lugares en tasas de deforestación en el mundo. Los rangos de las tasas de deforestación fluctúan entre 75,000 ha/año a cerca de 1.98 millones de ha por año. Las estimaciones oficiales muestran una pérdida de vegetación arbolada en los últimos años de cerca de 1.08 millones de hectáreas por año, cifra que se reduce a 775,800 ha/año si solo se consideran bosques y selvas”.

También explica que, la sobreexplotación tiene diferentes fuentes, entre las que sobresalen la tala clandestina y la extracción de leña. Las estimaciones para esa tala, indican que el volumen de producción es de alrededor de 13 millones de m3r, mientras que el consumo de leña es estimado en cerca de 36 millones de m3r.

Hay ejemplos. En agosto del año pasado en la Sierra Chichinautzin (Alfredo Sosa, periódico La Prensa):

“De acuerdo con investigaciones de las autoridades, a lo largo de la sierra del Chichinauhtzin, ubicado en los límites de la Ciudad de México y el estado de Morelos, operan grupos delincuenciales que se dedican a la tala ilegal, pues no cuentan con un permiso expedido por la Comisión Nacional Forestal, instancia que se dedica a regular esta actividad”.

Sí, la deforestación en México galopa, sobre por la tala clandestina, el comercio ilegal de materias primas y productos forestales, los incendios, plagas y enfermedades y las prácticas inadecuadas de manejo forestal.

De acuerdo al propio gobierno (que afortunadamente ya se va) en nuestro país, la deforestación, la tala clandestina, el comercio ilegal de materias primas y productos forestales, los incendios, plagas y enfermedades y las prácticas inadecuadas de manejo forestal, contribuyen a la pérdida y la degradación de la cobertura forestal.

Como si no fueran suficientes nuestros males en la República se presenta la “tala hormiga”, realizada por pequeños grupos para el autoconsumo; la “tala organizada”, es decir, grupos organizados, equipados con motosierras, camiones, radios y otras herramientas; “redes de explotación forestal”, personas agrupadas que participan en toda la cadena de procesamiento del recurso natural.

Todas colaboran afectando el cambio climático, así como a México y a los mexicanos, al causar el desplazamiento de poblaciones originarias, acelerar la pérdida de los suelos, de la fauna, de la flora y de la biodiversidad, así como la desertificación y a la escasez de agua.

El gobierno ha señalado que las principales especies maderables de los bosques mexicanos afectadas son Ciricote, Chicozapote, Caoba, Cedro rojo, Katalox, Machiche, Huanacaxtle, Pino y Oyamel y Granadillo.

Son ¡desde luego! las bandas del crimen organizado las que han actuado en el actual sexenio para negociar con la destrucción en el centro, sur y norte de México.

La ironía es que, mientras tanto, México importa anualmente más de 25 mil millones de metros cúbicos de madera.

¡De pena ajena!