En riesgo mujeres indígenas por recorte de gobierno federal. #Veracruz #Zongolica

/Ana Alicia Osorio/Testigo Púrpura.com/

Veracruz, 29 mayo 2020.- En Zongolica hay 14 mujeres que ayudan a otras a salir de la violencia: les dan asesoría legal, hacen traducciones del nahuatl al español en la Fiscalía y otras dependencias, dan charlas para identificar la violencia y un sin fin de actividades.

Ellas forman parte de la Casa de la Mujer Indígena “ichikahualistli sihuame” (La Fortaleza de las Mujeres) que ahora no sabe cómo seguirán en operación ante el recorte del Gobierno Federal realizó y que dejó sin recurso a las 35 sitios de ese tipo que existen en el país.

Karina Thiel Cano, coordinadora de la Casa de la Mujer Indígena en Zongolica, explicó que este recorte afectará de manera directa a las cientos de mujeres que atienden al año para darles asesoría y a las otras cientos a quienes les dan talleres para enseñarles a identificar la violencia.

“Al año vamos ateniendo de 900 a mil mujeres, a la semana se están atendiendo de tres, cuatro, hasta cinco casos al día, aproximadamente son unos 20 casos a la semana, son muchísimas mujeres en riego (…) acuden con nosotras porque somos algo neutral y sin en cambio si van a los ayuntamientos ya el esposo es compadre del presidente, de la sindica o que trabaja en el ayuntamiento y ya no les da el mismo servicio, la misma atención y por eso acuden con nosotras”, contó.

La región de Zongolica es una zona indígena en el centro de Veracruz donde una parte importante de la población no habla español y está en la sierra que se conoce por el mismo nombre.

Allí, en 2007 fue asesinada Ernestina Ascencio (una mujer indígena de 73 años que presuntamente fue violada y asesinada por soldados y cuyo caso permanece en la impunidad) y luego vinieron otros asesinatos.

Entonces algunas organizaciones voltearon a la región y empezaron a juntar y capacitar a las mujeres que ejercían algún liderazgo en las comunidades para que atendieran la violencia contra las mujeres: así nació la Casa de la Mujer Indígena.

“Empezamos a capacitarnos en diferentes temas, empezamos a asistir a especialidades (…) estamos recibiendo diferentes capacitaciones, nos estamos actualizando tanto en derecho, en leyes, porque como somos mujeres de haber vivido violencia pues no teníamos esa sensibilidad de poder escuchar a otra mujer que te cuente lo que está viviendo más sin en cambio ahorita ya las podemos escuchar”, narró Thiel Cano.

Desde entonces reciben durante seis meses (de julio a diciembre) recursos el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas; el resto del año lo hacen con dinero propio.

Pero este año es distinto: el gobierno federal decidió redigirir ese dinero para atender la contingencia sanitaria por el coronavirus y dejó sin recursos a las Casas de la Mujer Indígena. El propio gobierno señaló que buscarán fondos internacionales para subsanar el faltante, pero está en incertidumbre.

“Es necesario que nosotras tengamos un recurso ya etiquetado para nosotras y que no se nos menee, porque todas somos la mayoría de las que laboramos ahí somos madres solteras y pues tenemos necesidades más que nada, somos de diferentes comunidades”, sentenció Thiel Cano.

“Ahorita con lo del COVID mantenemos cerradas las instalaciones más sin en cambio no nos desatendemos de esa labor, en nuestras propias viviendas hemos atendido a mujeres que vienen a buscarnos a pedir asesoría (…) somos mujeres que ya nos reconoce la zona, ya nos ubica donde vivimos y dicen fui a la oficina estaba cerrado y vine a buscarla hasta acá”, dijo sobre la importancia de su labor.

La labor que ellas hacen no la cumple ningún organismo en la zona. La Fiscalía General del Estado no tiene peritos traductores suficientes (solo cuenta con uno para toda la región según la coordinadora del CAMI) por lo que son ellas quienes deben acudir a las denuncias o los juicios de las mujeres que vivieron violencia.

Los talleres que brindan en las comunidades más remotas para que otras mujeres detecten la violencia tampoco los hacen otras instituciones. Y así sucede con sus otras funciones.

“La mujer que se acerque a nosotras será atendida pero ya no asistiríamos a las comunidades que es lo que se requiere más, es prevenir la violencia, no nada más atenderla, es prevenir”, aseveró Thiel Cano