Estado de México: suenan las alarmas .

**Retrovisor .

/ Ivonne Melgar /

El resultado que las urnas marquen mañana en el Estado de México terminará de prender las alarmas para los jugadores del tablero electoral de 2024.

Porque si se cumple el escenario perfilado por las encuestas, con una ventaja de dos dígitos a favor de la candidata de Morena a la gubernatura, Delfina Gómez, se confirmaría la narrativa presidencial de que la oposición se encuentra condenada a seguir como tal para el próximo sexenio.

Otro sería el panorama para la alianza Va por México, del PAN, PRI y PRD –respaldada por el activismo de las organizaciones que impulsaron la marea rosa–, si logra que su candidata Alejandra del Moral se quede a un dígito de distancia de la ganadora morenista, desmintiendo las advertencias de que se llevaría una paliza, mensaje que centró las energías electorales de Movimiento Ciudadano en esta campaña, prendiendo las alertas de que la dirigencia de Dante Delgado trae juego a favor de Morena, torpedeando a los partidos que le solicitan sumarse a la coalición.

En medio de la incertidumbre, propia de una democracia con condiciones mínimas de competencia equitativa, los priistas conservan prendida la vela de una ilusión: que los ciudadanos que se definen como integrantes de las clases medias saldrán masivamente a las urnas, rompiendo su tradicional abstencionismo, incluyendo a los jóvenes; que los indecisos reportados en las encuestas con un porcentaje de 20 por ciento serán aliancistas o, mejor dicho, que son anti4T de clóset, y que los habitantes de los municipios gobernados por Morena darán un voto de castigo.

Son expectativas que, de cumplirse, convertirían al Estado de México en la evidencia de que el PRI aún conserva la maquinaria de operación electoral que, hace seis años, le permitió al presidente Enrique Peña Nieto retener la entidad para Alfredo del Mazo Maza, después de haber asignado a varios secretarios del gabinete la tarea de apoyar al abanderado priista en zonas específicas que eran de riesgo frente al avance de Morena.

Esta vez, como nos lo declaró para Excélsior el dirigente del PRI mexiquense, Eric Sevilla, su estrategia se centró en conseguir entre 300 y 400 mil votos que le faltaban a Alejandra del Moral para alcanzar a Delfina Gómez.

Y aunque en Va por México aseguraban tener un tracking con una diferencia ya únicamente de un dígito, los cálculos realistas asumen que en el mejor de los escenarios su abanderada quedaría a 7 puntos de la meta, una cifra contundente de triunfo para el partido del presidente López Obrador, pero que tendría visos de esperanza para un bloque opositor rezagado en la definición de prospectos hacia 2024, en comparación con lo que sucede con la competencia interna morenista.

Lo cierto es que para los aliados –siempre con alfileres– de Va por México no tendría las mismas implicaciones una derrota de 20 puntos, como la augurada por los senadores Dante Delgado y Juan Zepeda, que una votación que diera prueba fehaciente de que la candidata y sus promotores fueron competitivos.

Otra incógnita que habrá de despejarse en la madrugada del lunes es qué tantos votos tienen PAN, PRI y PRD, cuyo registro corre el riesgo de seguir desapareciendo en varias entidades y cuyos líderes mexiquenses ya han dado muestra en otras ocasiones de realizar enjuagues al margen de los acuerdos cupulares declarados.

La misma duda prevalece en el caso de los panistas, tanto a nivel de los operadores electorales como de su base social. ¿Serán claves para la candidata priista? ¿Se habrán aplicado con la misma intensidad que en los discursos dijeron estar trabajando?

Según la evaluación del PRI, la mexiquense es la primera elección aliancista, en tanto los tres partidos hicieron campaña tomando bajo su cargo la garantía y crecimiento de su respectivo voto duro. Un indicador de si los panistas realmente “azularon” el territorio mexiquense será el cumplimiento o no de la promesa de Marko Cortés, dirigente del PAN, de que mañana esperará los resultados en Toluca.

Hay otras alarmas prendidas desde ya al margen del saldo dominical con miras al relevo de la presidencia de la República en 2024. Compartimos tres que podrían ser graves:

1.- Las presiones para el árbitro electoral podrían ser inéditas, con el riesgo de que los consejeros se vuelvan rehenes de los pleitos partidistas, como sucede ahora en el Instituto Electoral del Estado de México (IEEM), situación que quedó manifiesta en el tema de los debates. Y eso que, supuestamente, ésta no era una competencia cerrada.

2.- La proclividad, acaso genética, del priismo a preferir un buen arreglo antes que un mal pleito. Una ecuación que estaría explicando por qué llegó hasta la conversación de sectores populares mexiquenses la idea de que el gobernador Del Mazo será embajador, a cambio de haber abandonado a Del Moral.

Si bien en la dirigencia de Alejandro Moreno Cárdenas se sienten frustrados por la presunta traición del mandatario estatal, otros priistas temen que quienes ahora conducen al PRI tomen ese mismo camino cuando se acerque la puja presidencial. Y justo para encarecerle el costo a Alito de una hipotética ruptura con el PAN es que este jueves liderazgos como Dulce María Sauri, Natividad González Parás, Fernando Lerdo de Tejada, José Encarnación Alfaro y Héctor Astudillo lanzaron el Frente Amplio de Renovación, a fin de fortalecer la alianza opositora y ciudadana para el próximo año.

3.- Y la decisión del presidente López Obrador de conducir la campaña de su relevo, al margen del entierro del plan B, sin importar los llamados del INE y del Tribunal Electoral. Porque, aunque no esté en la boleta, el contendiente de la elección del 24 será el hombre de las mañaneras.