Paloma Fernández Peña/ Desinformémonos /
“Un proyecto de liberación para todas y todos los condenados del mundo”. Esa es una de las principales aportaciones del feminismo crítico presentado en los Diálogos feministas del Sistema Universitario Jesuita (SUJ) por la Dra. Ochy Curiel, académica y activista feminista decolonial cofundadora del Grupo Latinoamericano de Formación y Acción Feminista (GLEFAS).
Su conferencia, titulada Aportes de los feminismos críticos, fue transmitida simultáneamente en seis universidades distintas del SUJ: IBERO Ciudad de México, IBERO León, IBERO Monterrey, IBERO Torreón, ITESO de Guadalajara, y la IBERO Puebla. También estuvo disponible comunidad estudiantil del Instituto Superior Intercultural Ayuuk.
“Este es un espacio que hemos creado desde el sólido y creciente interés que tenemos en nuestras universidades por profundizar en los cuestionamientos y apuestas éticas, en el llamado a mantener la crítica como principio para la creación de pensamientos consecuentes con la realidad”, dijo la Dra. Nathaly Rodríguez, académica de la IBERO Puebla, quien moderó el evento.
La Dra. Curiel expuso diferentes marcos analíticos para la comprensión de las relaciones sociales, a partir del reconocimiento de las opresiones de raza, sexo, clase, sexualidad y geopolítica. Éstas son abordadas en los feminismos críticos, que buscan explicar una realidad hegemonizada desde sus orígenes.
El recorrido histórico fue necesario para comprender la premisa anterior, pues las primeras olas del feminismo en el mundo fueron heredadas de Estados Unidos y Europa, con movimientos como la Revolución francesa y la sublevación de las mujeres sufragistas.
De esta primera ola surgieron las primeras corrientes como el feminismo socialista, que buscó el reconocimiento de las mujeres como parte de las clases sociales; el feminismo marxista, que buscó la emancipación de la mujer por medio de su independencia económica; y el feminismo anarquista, que buscó abolir las jerarquías entre hombres y mujeres.
La segunda ola, también conocida como neofeminismo, surgió en los setenta con propuestas como el feminismo radical, que no buscaba la igualdad, hacía fuertes críticas al sexismo y el patriarcado, y aportó la emblemática frase “lo personal es político” para denotar la importancia de la mujer como sujeto que interviene en la vida pública.
Si bien la ponente reconoció que estas primeras olas del feminismo fueron fundamentales para las corrientes posteriores, instó a ver estas aportaciones con un ojo crítico, ya que asumieron a la mujer como un sujeto universal blanco y con privilegios de clase.
Esa visión dejaba fuera a las mujeres racializadas, empobrecidas, y que existían y resistían en otras latitudes. Por ello, nacieron los feminismos críticos como el afrofeminismo de Abya Yala —término acuñado por pueblos indígenas para referirse a Latinoamérica—, que creció entre las décadas de los setenta y ochenta, y priorizó la interconexión de experiencias de mujeres diversas.
“Las [mujeres] blancas de este continente empezaron a reproducir esta lógica hegemónica al interior de nuestros países; no considerando a las compañeras indígenas, a las compañeras afro, no haciendo un análisis del racismo. Por tanto, tuvimos que hacer una lucha dentro del feminismo hasta el día de hoy”, explicó la Dra. Curiel.
El black feminism de Estados Unidos, el feminismo popular, el feminismo materialista francés, y el feminismo poscolonial y decolonial que nace en países denominados de “tercer mundo” —término que la ponente calificó como despectivo— son algunas de las ramas que nacen de esta contrapostura crítica y que hoy juegan un papel fundamental en el reconocimiento de las mujeres en diferentes contextos.
Así, la experta expuso la importancia de estas nuevas posturas críticas del feminismo que reinterpretan la historia eurocéntrica desde los excluidos y cuestionan las dinámicas de poder que se conjugan a través de una multiplicidad de opresiones en las que destacan las de raza, etnia, género y clase.
“Nos interesa descolonizarlo todo, no solamente al feminismo. Esto significa ver la importancia que tienen los seres humanos y no humanos en nuestras vidas, y cómo estamos también afectando a esos seres no humanos en una lógica de superioridad”, cerró la ponente en un llamado a construir un proyecto de liberación para el mundo.
Publicado originalmente en la IBERO Puebla