01.06.2023. BPNoticias.- El feminismo es un movimiento social y político que busca la igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres. El feminismo aboga por la eliminación de las desigualdades y la discriminación de género, así como por el reconocimiento y la valoración de las experiencias y perspectivas de las mujeres.
El movimiento transexual es un movimiento social y político que busca la visibilización, reconocimiento y derechos de las personas transgénero en la sociedad. Las personas transgénero son aquellas cuya identidad de género difiere del sexo asignado al nacer. Esto significa que su sentido interno de ser hombre, mujer o de un género distinto no coincide con las características biológicas con las que nacieron.
El término “transgénero”, para que quede claro, se refiere a las personas cuya identidad de género difiere del sexo asignado al nacer. Una persona transgénero se identifica y se siente como perteneciente a un género distinto al que se le asignó al nacer. Por ejemplo, una persona asignada como hombre al nacer pero que se identifica y vive como mujer es una mujer transgénero.
La Controversia
La controversia entre el feminismo y algunas personas transgénero se centra principalmente en la relación entre identidad de género y biología. Algunas corrientes feministas sostienen que la identidad de género está basada en las características biológicas y la socialización, mientras que otras corrientes feministas reconocen la importancia de la identidad de género autoafirmada.
Los puntos de vista feministas sobre temas transgénero varían ampliamente. Las feministas de la tercera y cuarta ola tienden a ver la lucha por los derechos de las personas transgénero como una parte integral del feminismo y a ser trans-inclusivas.3 Otras feministas, en su mayoría identificadas con la segunda ola de feminismo, autodenominadas críticas del género, se oponen al concepto de identidad de género, sostienen que el sexo biológico es inmutable y consideran que las diferencias basadas en el sexo requieren la provisión continua de espacios separatistas.4 Estas feministas que se oponen al reconocimiento de las mujeres (y hombres) trans y su inclusión en espacios u organizaciones feministas han sido denominadas “feministas radicales trans-excluyentes” o su abreviatura, “TERFs” y son consideradas transfobicas por otras feministas.
Las feministas de la tercera ola tienden a considerar la lucha por los derechos de las personas trans como parte integrante del feminismo interseccional. Las feministas de la cuarta ola también tienden a ser trans-inclusivas. Varios estudios han encontrado que las personas que se identifican como feministas tienden a aceptar más a las personas trans a quienes no lo hacen. Algunas mujeres transgénero como Julia Serano y Jacob Anderson-Minshall defienden el concepto de transfeminismo, que concibe la liberación de las personas trans y las mujeres trans en particular como una parte integral de la lucha feminista.
Esta controversia ha llevado a debates sobre temas como los derechos y el acceso a espacios segregados por género (como baños y vestuarios), la inclusión de las mujeres transgénero en el movimiento feminista y la definición de la palabra “mujer” en relación con la identidad de género.
Algunos grupos feministas han expresado su preocupación de que la inclusión de personas transgénero en espacios segregados por género, como baños y vestuarios, pueda poner en riesgo la seguridad y privacidad de las mujeres. También han planteado cuestionamientos sobre la definición de la palabra “mujer” y cómo la identidad de género se relaciona con la biología y la experiencia femenina.
Por otro lado, hay sectores del feminismo que defienden la inclusión plena de las personas transgénero en el movimiento, argumentando que la lucha por la igualdad de género debe abarcar a todas las personas que enfrentan opresión basada en su identidad de género. Estas feministas argumentan que la exclusión de las personas transgénero socava los principios fundamentales de igualdad y justicia que el feminismo defiende.
Feminismo dividido ante la postulación del Movimiento transgénero
Es importante destacar que el feminismo no es un movimiento homogéneo y existen diferentes perspectivas dentro del mismo. Algunas corrientes feministas están comprometidas con la inclusión y la solidaridad con las personas transgénero, mientras que otras tienen reservas o discrepancias en torno a ciertos aspectos. Estas diferencias y tensiones reflejan la diversidad de opiniones dentro del feminismo en relación con la identidad de género y su intersección con otras formas de opresión.
En cuanto a las diferencias entre el movimiento transexual y el feminismo, es importante entender que son movimientos distintos que abordan diferentes problemáticas relacionadas con el género. El feminismo se centra en la lucha por la igualdad de género y en cuestionar y desafiar las desigualdades estructurales, sociales y culturales basadas en el género, que históricamente han oprimido a las mujeres y limitado sus oportunidades.
Si bien ambos movimientos tienen objetivos relacionados con la igualdad y la lucha contra la discriminación, las diferencias radican en sus enfoques y prioridades específicas. El feminismo se centra principalmente en las experiencias y desafíos de las mujeres cisgénero (aquellas cuya identidad de género coincide con el sexo asignado al nacer), mientras que el movimiento transexual se centra en las experiencias y desafíos de las personas transgénero.
Es importante reconocer que tanto el feminismo como el movimiento transexual pueden y deben colaborar en la lucha por la igualdad de género. Ambos movimientos comparten la preocupación por el respeto a la autonomía y la dignidad de las personas, así como la promoción de una sociedad más inclusiva y justa para todos, independientemente de su identidad de género. La interseccionalidad también es un concepto importante que destaca cómo el género se entrelaza con otras formas de opresión, como la raza, la clase social y la orientación sexual, y cómo estas experiencias se entrelazan y se deben abordar en conjunto para lograr la igualdad y la justicia social.
El movimiento transexual ha sido fundamental para promover el reconocimiento y el respeto de la identidad de género de las personas trans. Busca luchar contra la discriminación y el estigma que enfrentar en diversos ámbitos de la vida, incluyendo el acceso a la atención médica adecuada, el empleo, la educación y la participación política.
En la terminología, es importante diferenciar entre los términos “transexual” y “transgénero”. El término “transexual” se ha utilizado históricamente para referirse a personas cuya identidad de género difiere del sexo asignado al nacer y que buscan una transición médica para alinear su cuerpo con su identidad de género. Sin embargo, es importante destacar que no todas las personas transgénero optan por una transición médica, por lo que el término “transgénero” se utiliza ahora de manera más inclusiva para abarcar a todas las personas cuya identidad de género diferente del sexo asignado al nacer, independientemente de si se someten o no a una transición médica.
” La ley Trans LGTBI.
El Gobierno de España ha tarbajado por un proyecto de ley basado en la “autodeterminación del sexo registral”. Se trataría de un nuevo principio jurídico consistente en que cualquier persona pueda cambiar de sexo registral sin tener informes que acrediten que es transexual. Multitud de asociaciones feministas afirman que el principio de autodeterminación del sexo entra en contradicción con derechos constitucionales de las mujeres. Hemos de recordar que la Ley 3/2007 para la Igualdad Efectiva exige que la aprobación de cualquier norma se vea precedida por una reflexión acerca del potencial impacto de la misma sobre los derechos de las mujeres.
Como lo dice su nombre completo, esta ley busca una igualdad real y efectiva para las personas trans, así como garantizar los derechos para la comunidad LGTBI+ incluyendo a menores de edad.
La FELGTIB+ menciona que España ha caído en materia de diversidad en los últimos años. Como ejemplo, para un cambio registral de la identidad de género, son necesarios requisitos como “hormonación durante dos años, diagnóstico de disforia de género e informes médicos”.
La ley Trans cambia este panorama mediante uno de sus puntos más importantes y más polémicos, conocido como la autodeterminación de género.
Los nuevos y controvertidos proyectos de ley introducen este paradigma que interfiere con los derechos de las mujeres: el registro del sexo (elemento objetivo) se sustituye por el registro del género (personalidad). El sexo biológico se considera una ficción opresora, mientras que la afinidad con los estereotipos sexistas (masculinidad/feminidad) se considera la verdadera identidad de la persona, el verdadero sexo.
Por tanto, la ley trans y LGTBI unifica los criterios por los que los menores trans pueden solicitar un cambio del sexo legal. Sin embargo, establece un mecanismo a partir de los 12 años, a pesar de que ya hay niños y niñas de menos de 12 años que a lo largo de 2022 han logrado que se modifique su sexo legal. Uno de los puntos más controvertidos.
El feminismo ha denunciado que esta sustitución tiene un impacto negativo sobre las estadísticas que miden las desigualdades entre los sexos, sobre la integridad física de las mujeres presas, los espacios separados por motivos de seguridad, el derecho de las mujeres a la paridad política y al deporte equitativo, así como para la investigación sanitaria que contempla las diferencias físicas entre mujeres y hombres. Además, esta sustitución entra en conflicto con la prohibición de discriminación por razón de sexo, reconocida tanto en la Constitución como en la CEDAW (Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer) de las Naciones Unidas. El sexo es un hecho material que condiciona la posición social inferior que se impone a las mujeres.
La Ley Trans han generado un intenso debate y tensiones en la sociedad contemporánea. A medida que el movimiento por los derechos de las personas transgénero ha ganado visibilidad y apoyo, ha surgido una controversia en relación con cómo estos derechos afectan al movimiento feminista y a los conceptos tradicionales de género.
Si bien Ley Trans se refiere a legislaciones que buscan reconocer y proteger los derechos de las personas transgénero, especialmente en términos de su identidad de género autoafirmada. Estas leyes suelen incluir medidas para facilitar el cambio de género en documentos oficiales, garantizar la igualdad de acceso a servicios y proteger contra la discriminación basada en la identidad de género.
Por otro lado, el movimiento feminista ha luchado históricamente por la igualdad de género, centrándose en la opresión y las desigualdades que enfrentan las mujeres. Algunas feministas han expresado preocupaciones en relación con las implicaciones de la Ley Trans para los derechos de las mujeres, argumentando que puede socavar los espacios y derechos que han sido conquistados a lo largo de la historia.
Estas tensiones se han manifestado a través de protestas feministas en varios países.
El debate entre la Ley Trans y la protesta feminista refleja las complejidades y desafíos que surgen al tratar de conciliar diferentes luchas por la igualdad y los derechos. Es importante reconocer y respetar las experiencias y perspectivas de todas las personas involucradas en estas discusiones, buscando soluciones que promuevan la inclusión, el respeto y la igualdad para todos los géneros.
Ideologia de género
La “ideología de género” es un término utilizado en el debate público para describir una serie de ideas y conceptos relacionados con el género y la identidad de género. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el término “ideología de género” no es ampliamente reconocido o utilizado en los estudios de género académicos o en los círculos de investigación.
Aquellos que emplean el término “ideología de género” generalmente se refieren a la idea de que el género es una construcción social y que las diferencias de género son el resultado de normas y roles impuestos por la sociedad. Esta perspectiva argumenta que los roles de género y las expectativas asociadas a ellos son aprendidos y no están determinados biológicamente. También destaca la existencia de una amplia diversidad de identidades de género más allá de la concepción binaria de hombre y mujer.
Sin embargo, es importante destacar que el término “ideología de género” se ha utilizado en muchos contextos para desacreditar o ridiculizar las luchas por la igualdad de género, los derechos de las personas LGBT+ y los estudios de género en general. Algunos críticos argumentan que esta noción de “ideología de género” promueve la desestabilización de las estructuras tradicionales y erosionan los valores y roles de género tradicionales.
Es fundamental tener en cuenta que los estudios de género y la lucha por la igualdad de género están basados en la evidencia científica y en la defensa de los derechos humanos. No existe una “ideología de género” como tal, sino un campo de estudio y una perspectiva crítica que busca comprender y abordar las desigualdades y discriminaciones basadas en el género.