HORA LIBRE
Álvaro Belin Andrade
En últimas fechas se ha resaltado la buena estrella del diputado federal (y excandidato perdedor a la gubernatura) Héctor Yunes Landa; no solo recuerdan sus participaciones como legislador este año, en particular la que hizo frente a las pantallas de la televisión para hablar de la agenda del Congreso de la Unión, sino la de haber llegado a una reunión nacional del PRI acompañando al dirigente nacional Alejandro Moreno Cárdenas, Alito, el más morenista de los tricolores.
Nadie duda de la enorme capacidad política del primo del exgobernador Miguel Ángel Yunes Linares. Pese a la derrota que sufrió su partido tanto en 2016 como en 2018, él saltó del Senado de la República (de cuyo escaño pidió licencia para contender por la gubernatura y al que regresó tan pronto comió polvo en 2016) a la diputación federal, sin mayor esfuerzo, es decir, por la vía plurinominal.
Y no solo eso: colocó en la bancadita priista local a su suplente en el Senado Érika Ayala Ríos, a su compadre y operador Jorge Moreno Salinas y a su compadre Juan Carlos Molina, quien por desgracia fue asesinado en meses recientes; para colmo, en la del PVEM coló a su hija Andrea Yunes Yunes, a quien debe couchear permanentemente pues saltó del gimnasio al Congreso local. Todos ellos, al igual que su padrino político, por la vía plurinominal.
Héctor Yunes se convirtió en agosto de 2018 en vicecoordinador y vocero de una de las bancadas priistas más famélicas, mientras que la también priista veracruzana Anilú Ingram Vallines logró otra vicecoordinación.
Las curules y los puestos en su bancada fueron victorias pírricas, justo en uno de los peores periodos políticos para el Partido Revolucionario Institucional (PRI). En los comicios en que ganó AMLO la Presidencia, el PRI obtuvo, de las 300 diputaciones federales de mayoría, sólo 7 (2.33% de las posiciones en juego), cuando en la Legislatura previa habían logrado 155 posiciones de mayoría relativa y 48 por representación proporcional.
A la actual Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el PRI veracruzano no aportó un solo diputado por mayoría relativa. Eso sí, Héctor Yunes Landa festinó ruidosamente su vicecoordinación y la vocería como si hubiera ganado la conducción de toda la Cámara. Y es que el PRI pasó, de una legislatura a otra, de primera fuerza al quinto sitio, con apenas 45 diputados (7 de mayoría relativa y 38 de representación proporcional).
Eso sí, Héctor Yunes es un político multifuncional. No sólo mantiene su influencia en el PRI (sobre todo a nivel nacional, porque en el solar jarocho el control de la dirigencia estatal la tiene su primo panista Miguel Ángel Yunes Linares), sino que para nivelar su déficit prácticamente ha logrado el reconocimiento de un partido político estatal, del que guarda públicamente sus distancias, aunque él es el que pone y dispone.
¿Qué posibilidades tiene el PRI para recuperar espacios?
Con esos antecedentes, que permiten ver a los priistas según sus guetos, sus grupos de influencia y sus satélites electorales, más que en torno a su debilitadísimo partido, lo cierto es que a Héctor Yunes Landa sí que le puede ir bien o, al menos, eso buscará afanosamente porque se quedará sin chamba de legislador.
Lo que viene en 2021, con los comicios municipales, las elecciones para el Congreso de Veracruz y la elección de diputados federales, es la lucha abierta y dura en Morena por obtener las candidaturas, no solo entre miembros reconocidos del joven partido sino la fuerte intervención de personajes de otros institutos políticos, señaladamente del PRI, que buscarán sumarse a la exitosa ola de un partido que, a un año de obtener el poder federal y estatal, no puede lidiar con sus propias tribus.
Eso querrá decir que en buena parte de los municipios, sus principales líderes abandonarán una franquicia que, como la del PRI, tiene cada vez menos clientela y una oferta decididamente desalentadora.
Si no logran ser candidatos en Morena, muchos otros priistas se irán a contender por la posible alianza del PRI con el PAN, mientras que los partidos nacionales pequeños, como el PRD y el Movimiento Ciudadano, tratarán de atraer a aquellos que en el ámbito local les puedan redituar los votos indispensables para mantener su registro nacional y estatal.
Por si fuera poco, habrá el próximo año al menos cuatro partidos estatales de nueva creación, más aquellos de ámbito federal que sean registrados como partidos políticos nacionales por el INE, entre ellos, Redes Sociales Progresistas (liderado por la maestro Elba Esther Gordillo, a través de su familia y demás testaferros) y México Libre, de Felipe Calderón y Margarita Zavala.
Ese panorama, aún más complejo de lo que he señalado en términos de la diversidad de alternativas, puede hacer sucumbir las posibilidades electorales del priismo veracruzano tanto en ayuntamientos como en los Congresos local y federal.
Para colmo, la dirigencia estatal, a cargo de Marlon Ramírez Marín, ha hipotecado la próxima contienda electoral con el denominado Cartel del Estero, encabezado por el exgobernador panista Miguel Ángel Yunes Linares.
Los priistas con ganas de obtener algún puesto de elección popular ya están viendo dónde invertir sus capitales político y financiero, lejos de un partido que huele a flores de cementerio.
Larga vida a José Luis Rivas, gran poeta veracruzano
El poeta y traductor veracruzano José Luis Rivas Vélez, de cuya amistad me enorgullezco, ha cumplido 70 años de vida y la Universidad Veracruzana le está rindiendo un merecido homenaje.
Rivas tiene al río y al mar, tan cercanos a su infancia en Tuxpan, de donde es originario, como los principales sustratos de su poética, tan rica en giros regionales que adquieren una sonoridad universal, como en invocaciones a la literatura clásica, de la que ha abrevado no solo como un inteligente lector sino incluso como un claro ensayista y un prolífico traductor.
En sus libros de poesía está Veracruz, pero también el universo; hay una enorme capacidad para hacernos paladear sabores, imaginar los colores tropicales de los atardeceres junto al río, a la vera de mujeres de inmensa sensualidad, noches fragantes, ensoñaciones creadas a golpe de canalete, animales comunes y corrientes que se vuelven fantásticos y casi mitológicos.
He obtenido con ansia sus libros. Ahora recuerdo Raz de Marea, del Fondo de Cultura Económica, en que reunió su obra poética de 1975 a 1992, con títulos como Tierra nativa, Relámpago la muerte, La balada del capitán, La transparencia del deseo, Asunción de las islas y Libro de faros. Además, otros libros domo Delta, Río o Brazos de mar. Sé que debo buscar su Paraíso para todos, Antología poética (1982-2014)
Aunque no lo pudo traer a una Feria del Libro Universitario por su avanzada edad y las dolencias, gracias a él conocimos la obra del poeta Derek Walcott, Premio Nobel 1992, cuya traducción de Omeros le publicó Anagrama.
La rectora Sara Ladrón de Guevara le dijo este jueves:
“Tu tiempo, José Luis, ha encarnado en una obra poética firme y perdurable, en una labor de traducción que ha enriquecido nuestra lengua y nuestra poesía, en una labor editorial que ha apuntalado una tradición de suyo rica en estos lares, y en la formación de los nuevos poetas que hoy, sin lugar a dudas, reconocen en ti a un verdadero y auténtico maestro.”
Quedan muchos años de poesía deslumbrante. Mi más sentida expresión de admiración y agradecimiento a quien ha llegado con toda lucidez a los 70 años.
Frases sin disfraces
“Entre los gritos de ¡Goya! / y el espíritu y la raza / ya metimos a la casa / al caballote de Troya…”. Guillermo Sheridan, Escritor.
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